Preocupación por brotes de fiebre amarilla en África
La Organización Mundial de la Salud (OMS) mostró hoy su preocupación por los brotes de fiebre amarilla en África, particularmente en la República Democrática del Congo, Uganda y Angola, y que ha llegado hasta China.
La situación más grave se da en Angola, donde se sospecha de 2.267 casos, de los que 293 han terminado con la muerte del enfermo y 696 han sido confirmados en pruebas de laboratorio.
Más de 450 de los casos se dieron sólo en la provincia de la capital, Luanda.
La directora del Departamento de Enfermedades Pandémicas y Epidémicas de la OMS, Sylvie Briand, expresó su alarma por el brote en Angola, que se ha propagado principalmente en zonas urbanas, donde es más difícil controlar y vacunar a la población.
'Este último brote es urbano, por lo que la situación es más severa, porque la capacidad de amplificación del virus es enorme en una ciudad. Hay miles de millones de mosquitos que pueden viajar en coches, autobuses o trenes y transmitir la enfermedad a millones de personas', alertó Briand en una rueda de prensa.
En la República Democrática del Congo se han confirmado 41 casos, de los que el 90 por ciento han sido importados desde Angola y sólo dos han sido reportados como transmisión local.
Hasta el momento, siete casos se han confirmado en Uganda, y el número en China y Kenia está por confirmar.
El virus de la fiebre amarilla ha llegado a China con trabajadores que se encontraban desplazados en los países afectados de África.
La fiebre amarilla es una enfermedad viral endémica en África, que se transmite por la especie de mosquitos 'Aedes Aegypti' -el mismo que es portador de otras enfermedades, como el zika o chikunguña- y que prolifera en las zonas urbanas, especialmente en lugares donde hay agua estancada.
Para la experta de la OMS, lo primordial ahora es garantizar una mejor vigilancia, ya que en las primeras fases de la enfermedad apenas se muestran síntomas; controlar a las poblaciones de mosquitos y continuar con las campañas de vacunación que ya se están llevando a cabo en las tres principales áreas afectadas.
'Una respuesta temprana es primordial. No hay un tratamiento específico para la fiebre amarilla más allá de la vacuna, por lo que una vez iniciados los síntomas, entre el 20 y el 50 por ciento de los pacientes pueden morir si no se les atiende correctamente', explicó Briand.
Ante el riesgo de expansión hacia otras zonas, Briand señaló que la OMS ya se ha puesto en contacto con la mayor parte de países del mundo para que tomen las medidas pertinentes y actúen ante casos sospechosos.
En cuanto a la vacunación, la OMS tiene acceso a una producción global de entre 70 y 60 millones de dosis anuales, de las que 6 millones se destinan a casos de emergencia.