La casa-escuela para niños con sida que no entiende de estigmas (vídeo)
En la pequeña provincia de Lop Buri, al noreste de Bangkok, La Casa de los Niños acoge en su hogar-escuela a niños enfermos de sida con una misión muy clara: acabar con el estigma social y ofrecerles un futuro.
Fue en el año 1992 cuando la Fundación Thammarak, con el abad Phra Alongkot al frente, levantó este hogar como alternativa de vida para niños que contraían el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) o que quedaban huérfanos tras la muerte de sus padres infectados.
El enorme complejo de color blanco situado en medio de la nada luce limpio y ordenado entre el griterío de los niños que disputan un partido de 'takraw', una especie de futvolei tailandés que se juega con una pequeña pelota de mimbre trenzado.
En un banco de madera, bajo un sol abrasador, está Bell, una niña de 11 años que dibuja en su cuaderno un enorme corazón con cuernos, manos, piernas y rabo.
'Yo quiero ser artista', dice determinada pero con cierta desconfianza hacia su interlocutor.
Fuera del campo de takraw el silencio reina en todas las estancias del orfanato, mientras algunos niños barren con esmero el suelo repleto de hojas secas y otros entran y salen de las habitaciones comunes, dividas por sexos y edades.
'Este es un sitio cómodo', admite el pequeño Nam de 9 años como si fuera un hombre mayor encerrado en el cuerpo de un niño.
La Casa de los Niños se financia con donaciones privadas, que se gestionan a través del templo Wat Phra Baht Nam Phu -asociado a la Fundación Thammarak-, y recibe del gobierno los retrovirales para tratar a los niños, gratuitos para los enfermos de sida en todo el país, excepto para los inmigrantes.
De lunes a viernes los 54 niños siguen una rutina muy pautada, marcada por el ejercicio físico, la ingesta -dos veces al día- de su medicación y el reparto de tareas domésticas.
La formación académica es otro de los pilares fundamentales sobre el que se asienta este proyecto, que incluye educación sexual para todos los niños a partir de los 12 años.
'Es fundamental concienciarles sobre la importancia de la prevención en el sexo. Lo es para cualquier adolescente, pero más aún si eres portador del virus', asegura el responsable del centro, Chalard Supa, en una entrevista a Efe en el jardín del orfanato.
Él es uno de los jóvenes de origen humilde a quien la fundación financió sus estudios de enfermería y le ofreció la oportunidad de trabajar para La Casa de los Niños.
'Al principio tenía mucho miedo de contagiarme, pero poco a poco me di cuenta de que se trataba de niños normales y sentí la necesidad de ayudarles, así que acepté el cargo', argumenta.
'Para estos niños nosotros (los voluntarios) somos su familia. Generalmente una vez que llegan aquí -de la mano de una ONG, funcionarios municipales o familiares- no vuelven a saber nada de sus seres queridos', cuenta con cierto desdén.
Han pasado ya treinta y un años desde que se descubrió el primer caso de sida en el país asiático, en 1984.
Según Unicef, Tailandia es uno de los países de la región que mayores logros ha conseguido en la lucha contra el virus desde entonces, donde 'tan sólo un 2.5 por ciento de las 400,000 personas infectadas en 2015 fueron niños menores de 15 años', concluye Beena.
No obstante, de un total de 4,734,000 enfermos de sida en el continente durante 2012, Tailandia ocupaba el tercer puesto, con 450.000 afectados, tan sólo por detrás de China (780,000) y de Indonesia (610,000), según los últimos datos oficiales de la Organización de las Naciones Unidas para el SIDA (ONUSIDA) en 2013.
El mismo informe asegura que más del 90 por ciento de los enfermos de sida en todo el mundo se concentran en 12 países de la región Asia-Pacífico: Camboya, China, India, Indonesia, Malasia, Birmania, Nepal, Pakistán, Papúa Nueva Guinea, Filipinas, Tailandia y Vietnam.