Veneno de ornitorrinco para combatir la diabetes 2
El veneno del ornitorrinco podría ayudar a combatir la diabetes 2 en los seres humanos porque es producido por la hormona que estimula la liberación de la insulina, según un estudio publicado hoy en Australia.
Se trata de la hormona conocida como la GLP1 que se produce tanto en el intestino de los humanos como en el de los animales para estimular la liberación de insulina que regula la glucosa de la sangre.
En los ornitorrincos, esta hormona, que normalmente se degrada en cuestión de minutos, también produce el veneno que estos animales utilizan durante la temporada de apareamiento para competir con otros machos, según el estudio de los científicos de la Universidad de Adelaida.
'Descubrimos que los monotremas, nuestros emblemáticos ornitorrincos y equidnas, han tenido cambios evolutivos en la hormona GLP-1 que la hace resistente a la rápida degradación que se ve normalmente en los seres humanos', dijo el coautor del estudio, Frank Grützner.
La breve estimulación de la GLP-1 en las personas que padecen diabetes 2 no es suficiente para mantener un adecuado balance en los niveles de azúcar en la sangre y por eso necesitan medicamentos que hagan prolongar sus efectos.
En el caso de los ornitorrincos, durante la temporada de apareamiento se produce un conflicto en las funciones de la GLP-1 en el intestino como regulador de la glucosa y en el veneno que producen para repeler a otros machos, según un comunicado de la universidad.
'Este tira y afloja se ha traducido en cambios dramáticos en el sistema GLP-1', dijo la coautora del estudio, Briony Forbes, de la Universidad Flinders.
'La función en el veneno ha desencadenado la evolución hacia una forma más estable del GLP-1 en los monotremas. Increíblemente, las moléculas del GLP-1 son altamente deseables como un potencial tratamiento de la diabetes del tipo 2', señaló la científica.
Si bien esta hormona también se encuentra también en el veneno de los equidnas, estos animales no tienen las espuelas que tienen los ornitorrincos que les permite arrojar grandes cantidades de estas sustancias tóxicas a sus oponentes.