Llevaba una vida tradicional, con un empleo a tiempo completo, sentado en ocasiones por más de ocho horas en un escritorio diseñado en un programa de artes gráficas. Este profesional de hoy 41 años, a quien llamaremos Dr. Bud para proteger su identidad, quedó sin empleo hace varios años.

Tras una intensa búsqueda para ganarse el sustento, conseguía trabajo en proyectos esporádicos y por una paga que ni siquiera le daba para completar las necesidades de su familia, compuesta por su compañera de 38 años y su hijo varón de cuatro años.

'Mi compañera trabajaba part time y llegó un momento en el que se quedó en la casa porque nos salía más costoso poner al nene en un cuido para que ella trabajara. Se nos iba casi todo el cheque en eso nada más', recordó.

'Soy fumador desde los 16 años. Y un día, sentado con ella en la noche dije: Voy a tener que ponerme a vender yerba… Fue como una broma, pero cuando me acosté ya estaba decidido a hacerlo. No a vender, sino a producir. Todos mis panas fuman y todos estaban buscando siempre el mejor precio y la mejor calidad. Los clientes ya los tenía', dijo.

Dr. Bud llamó a un amigo de su infancia y le propuso el negocio.

'No tenía chavos para invertir, pero él sí. Y él siempre compraba (marihuana), así que iba a hacer un negocio que le dejaría dinero y ya no tendría que gastar en la calle para comprar para él', contó.

'Ninguno de los dos tenía conocimientos en agricultura, así que fuimos a los libros. Empezamos a estudiar las fórmulas y las recetas con la revista Hightimes', destacó.

Dr. Bud comenzó el proyecto en el cuarto principal de la casa del socio. Ambos contactaron a un amigo que tenía conocimientos para hacer un pillo de luz y armaron el cuarto con cuatro luces, un aire acondicionado de 24,000 BTU's y unos clones 'donados' por el amigo que les vendía a ambos. La inversión inicial fue de $8,000 y en tres meses habían hecho $15,000. Sacaron cinco libras.

'Entre los dos hacíamos todo el trabajo y la primera ganancia ya estaba decidido que era para mi socio, que fue quien puso los chavos, después de eso, la historia fue otra', recordó.

Después de ese primer proyecto, ambos hicieron un segundo cuarto en la misma casa.

'Llevamos varios años en esto y no tenemos problemas con nadie. Esto es un proyecto bien nuestro. En esa casa no hay nebuleos, ni entrada ni salida de nadie. Esto ha sido medicina desde siempre, la ilegalidad es cuestión del gobierno. Pero no se le hace daño a nadie con esto. Como te dije, fumo desde los 16, soy un tipo responsable, profesional y productivo. Hay mucha gente equivocada allá afuera', dijo.

'Hice esto por una necesidad. Ya en mi casa no hay estrés, no falta comida en la nevera. Pero tampoco estoy haciendo nada que atente contra la salud de nadie', agregó.

Dr. Bud dijo que entre sus clientes hay abogados, doctores, gerentes de bancos y psicólogos clínicos. A muchos de ellos, les lleva 'la medicina', como le llama a la marihuana, a sus casas.

Otro cultivador clandestino contactado por Noticel destacó que utilizar el término cannabis medicinal, 'es parte de la hipocresía que se vive en la Isla'.

'Muchos políticos que están llamándole ‘cannabis medicinal' han fumado marihuana en toda su vida, estoy seguro. Y ya no es moña, para ellos es flor. La hipocresía es grande, pero más grande es la ignorancia en la que siguen hundiendo al pueblo', expresó.

Aunque no reveló detalles de sus negocios, este segundo cultivador acentuó que la ley de cannabis medicinal no les afecta, ya que se hizo para aquellas personas que no tienen contactos en la calle para conseguirla.

'Ellos están poniendo a los pacientes a pasar por un protocolo ridículo y una espera larguísima y, al final, venden caro y venden una porquería. Aquí los perjudicados son los que están licenciados para el cultivo. Tienen unos gastos exorbitantes de energía eléctrica y permisología que es ridículo. Esos están perdiendo desde el primer día', opinó.

*Parte de una serie de historias como parte de una colaboración entre NotiCel.com y Moña.com. Búscala todo el mes de julio.