De cubano a cubana: Carta abierta a Yoani Sánchez
Querida Yoani Sánchez:
Te escribo esta carta abierta porque percibo desde hace algún tiempo que la ansiedad o desesperación te está llevando a perder la objetividad. Siento que tu discurso se ha convertido en el reflejo de lo que es la oposición cubana: un grupo de personas desesperadas por vender la isla a pedazos y entregarnos a la falsa idea de las bondades del capital y la autorregulación del mercado; o lo que es lo mismo, ponernos en manos de los burgueses. Cierto es que autoritarismo del gobierno cubano agobia y yo mismo soy uno de los que salió en búsqueda de la libertad. Sin embargo, por azares del destino, caí aquí en Puerto Rico y en solo cuestión de días me dije: 'Esto es Cuba capitalista'.
Y sí, en Puerto Rico las personas pueden viajar libremente por todo el mundo, pero generalmente solo la élite puede hacerlo y lo hace. Sí, en Puerto Rico usted puede ir a un 'mall' y comprarse la última tecnología y disfrutar de las más recientes tendencias de la 'moda', aunque termine pagando con tarjetas de crédito y luego se dé cuenta de que no necesitaba lo que compró y que, además, quedó endeudado. Sí, en Puerto Rico las personas pueden estudiar y hacerse doctores, licenciados, etc. Pero al graduarse suelen tener una deuda de alrededor de $200 mil. Yo mismo ya debo 50 en tan sólo tres años y aún no termino mi bachillerato. Suele ocurrir, con frecuencia, que los profesionales que se gradúan se establecen y se sientan a gozar del beneficio de su 'esfuerzo' y se olvidan de los que le rodean; se olvidan de dónde vienen y adónde van.
Sí, en Puerto Rico hay empresarios que se hacen millonarios, pero en su mayoría lo hacen a costa del arduo trabajo del pueblo que cobra generalmente $7.25 la hora. A ti te parecerá una fortuna, pero, de la misma forma que el censo cubano no da para llegar a fin de mes, aquí $7.25 por hora tampoco da.
Sí, en Puerto Rico hay pluripartidismo, pero también hay una maquinaria política voraz y la política partidista se ha convertido en algo deleznable. La miseria del ser humano a menudo se convierte en un preciado tesoro, sobre todo, cuando hay campaña electoral. Entre descalificaciones al oponente y promesas que luego no se hacen realidad se mueve a las masas a votar y se valida el proceso 'democrático'. No obstante, el pobre sigue siendo pobre y el rico ya sabemos que se hace más rico. A menudo cambia el color de las corbatas de los que se sientan en la Casa de las Leyes, pero la triste realidad del pueblo se mantiene inamovible.
Sí, en Puerto Rico existe una élite política electa por el pueblo que, sin embargo, se ha acomodado a ser servida y se le olvidó que la política es un oficio que se hace por vocación de servicio al pueblo y no para lucrarse. El acceso a la educación, la salud pública, la cultura y otras esferas es limitado, inexistente o lamentable. El grueso de la población carece de una cultura general que le permita impulsar un buen debate público que consiga transformaciones profundas y, para colmo de males, los periodistas se acomodaron en la profesión y se olvidaron del ciudadano de a pie. Sí, en Puerto Rico hay libertad de prensa, pero los medios de comunicación son empresas con intereses políticos y, si cambias de canal, puede que una misma noticia te hable de una historia diferente.
Sí, en Puerto Rico hay democracia, pero parece que la gente ya se cansó; no propone transformaciones y no tiene fe en su poder transformador. Digamos que Castro no te deja hablar, pues aquí hablas y nadie te escucha; así que al final del camino es casi lo mismo.
Temo profundamente que algo parecido al panorama puertorriqueño sea lo que nos traiga la ansiedad de pretender un cambio radical de sistema de la noche a la mañana. No me parece justo empujar a las personas a lo desconocido con la promesa de que será mejor para ellas.
Así que, si no conoces esta realidad, te invito a visitarme en Puerto Rico. Estaré encantado de ofrecerte un tour donde puedas ver los encantos de esta isla y este pueblo, pero también sus realidades sociales. Estoy seguro de que después de ese encuentro bajarías unas cuantas revoluciones a tu discurso, porque me niego a pensar que eres consciente de estas realidades y aun así estés induciendo a las personas a creer en la perfección e infinitas bondades de este otro sistema.
Querida Yoani, creo sinceramente que con los gobernantes hay que ser firmes, pero nunca podemos perder la objetividad porque entonces dejamos de ser periodistas y nos convertimos en relacionistas públicos. Tú has trascendido por ser una periodista independiente y te admiro profundamente por ello. Sin embargo, te pido un poco más de objetividad y que la desesperación no se apodere de tu discurso. Nada es totalmente malo ni totalmente bueno, eso lo aprendí viajando, viviendo y navegando en diferentes sistemas.
Confío profundamente en que las históricas transformaciones que han desembocado en el éxito de ayer, nos llevarán con prudencia y paciencia a construir una gran nación. Te pido que seas parte del proceso haciendo un juicio crítico, objetivo y productivo de los acontecimientos. Te pido que no te dejes vencer por el dolor y los recuerdos del pasado porque solo si dejamos el pasado en el pasado y vivimos el presente con intensidad y optimismo construiremos el mejor de los futuros posibles.
De cubano a cubana.
*El autor es estudiante de periodismo en la Universidad del Sagrado Corazón.