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La Reina de las Tormentas

Con la alarma causada por la aproximación que tuvo a la Isla el fenómeno atmosferico Gonzalo en estos días, no puedo, aunque muchas personas me han aconsejado que no escriba, sobre la tormenta mediática que bien se ha sabido apaciguar sobre lo acaecido el pasado viernes en el hipódromo Camarero.

Todos los medios han mantenido a distancia discreta los hechos de lo que puede ser una tormenta de gigantes proporciones, y por esto, hay que darle crédito a la mesura con que han abordado el tema.

Luego de cavilar y darme cuenta que en lo personal, no debo cargar vela en ese entierro; me trajo a la memoria la obra del gran escritor hípico Dick Francis.

Francis fue un jinete de saltos, campeón de varias estadísticas, que en la celebración del Grand National Steeplechase de 1956, como si hubiera sido una señal del Altísimo, fue partícipe de un hecho insólito que lo hizo cambiar para siempre de profesión.

En dicha carrera, Francis, un veterano condecorado de la Segunda Guerra Mundial, conducía al ejemplar Devon Loch, propiedad de nada menos que la Reina Madre de Inglaterra.

El Grand National es una carrera archifamosa, usada por los británicos (que apuestan hasta la mosca) para hacer una lotería con su resultado de la carrera, y que se ha estado celebrando anualmente desde que comenzó el deporte organizado allá para principios del siglo XIX.

Una victoria en la gran prueba hubiera sido el diamante de la corona en una trayectoria profesional que acentuaría lo gran jinete que fue. Ya con el triunfo en el bolsillo, me imagino que su mente puesta en la ceremonia en que podría ver a la respetada Reina Madre agradecerle la monta que hizo a su ejemplar, el caballo hizo algo tan inaudito que vale la pena que usted lo vea personalmente, porque explicarlo me tomaría varios párrafos.

Para explicarlo en boricua: faltando unos cien metros para llegar a la meta, el caballo dio un salto en el aire y cayó 'espatarra'o' con el pobre Dick arriba, mientras le pasó el resto de los competidores le pasó por el lado. Luego se incorporó y terminó la carrera como si nada.

Le invito a YouTube, para que lo vea por cuenta propia en el enlace Devon Loch Grand National Disaster, 1956.

Luego de hacer todas las investigaciones posibles, nunca se pudo encontrar evidencia de que fue la causa el insólito incidente, que cundió de sorpresa a los cientos de miles de espectadores, incluyendo a la Reina, que siempre fue una fanática de 'clavo pasa'o' del hipismo al igual que su hija, la actual monarca.

Cualquier otro jinete hubiera agarrado su silla y caminado hasta su natal Gales, se hubiera escondido en la buhardilla de su 'cottage' para que la historia se lo tragara.

Sin embargo, demostrando el temperamento flemático que caracteriza a los británicos, Francis colgó sus aperos y se dedicó entonces a escribir, precisamente del ambiente en el que se hizo famoso.

Escribió una veintena de 'best sellers' detectivescos, todos con el hipismo como escenario y se glorificó de tal manera y pudo terminar su vida retirado en las Bahamas, junto a su esposa de toda la vida. Entre sus obras más populares, las cuales le invito a leer se encuentran Reflex y Dead Heat.

Lo sucedido en el pasado viernes en Camarero es digno para otro besteller á la Dick Francis y me convence a dedicarme a escribir de otros temas, y dejar en suspenso lo que he hecho durante los pasado cuarenta años. Confieso no tener claro que rumbo tomaré.

Eso sí…creo pertinente apuntar algunas interrogantes a los que tienen la responsabilidad de defender la industria por encima de todo y esclarecer la 'tormenta' que vive el deporte.

Tienen que hacer la investigación exhaustiva - según aseguraron a los medios – sobre lo ocurrido el pasado viernes.

1- La alegada ausencia en la tarde del viernes del entrenador J. M. Cruz

2- Que tiene que decir el propietario del Dilly Joe Stable

3- Dónde se encuentra en la actualidad Mi Reina Del Sur?

4- Cómo fue identificada erróneamente la importada Fully Paid?

5- La derrota de Juzgador en la segunda carrera: Aunque no está relacionada con el incidente de Mi Reina Del Sur, esta carrera tiene todos los elementos para ser utilizada en una clase para Jurados hípicos de cómo se debe investigar una carrera.

Las autoridades competentes tendrán muchas otras interrogantes que hacer para limpiar la imagen del hipismo, que ha llegado a niveles que no se veían hace más de medio siglo.

Conociendo la capacidad profesional de muchos de los que tienen la responsabilidad de hacerlo, lo van a poder lograr.

Seguiré siendo amante del deporte. Es más, estoy ya planeando como disfrutaré el Breeders' Cup que se avecina y me mantendré al tanto de la tan sufrida crianza de purasangres boricuas.

Por mi parte, no vuelvo a tocar el asunto y que no me puedan implicar con tratar de hacerle daño a una tradición centenaria, la que aprendí de mis antepasados y que confío que mis nietos la puedan disfrutar.

Confío, como el escritor Francis, poder mover mis bártulos a otros tinteros. Básicamente, a mi edad, es lo único que se hacer.

Ojalá que los avisos de huracán no pasen de ser un chubasco de octubre que refresque el ambiente.