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SAN JUAN WEATHER
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Lo que me trajo Chantal

Que en estos días de tormenta, lo menos que quería es que mi madre me volviera a levantar un jevo con la excusa de que necesitaba montar paneles ante la amenaza de Chantal.

La verdad es que una se pone más changa de lo normal. Y lo que una pretende, o por lo menos lo que yo deseaba, era acurrucarme con un buen jevo en la cama mientras la lluvia pasaba.

Aunque la ciudadanía, como siempre, entró en histeria tras la pseudo suspensión de labores en el gobierno, yo tenía que cumplir con mi turno laboral, sin importar el potencial de tormenta tropical que ostentaba Chantal. Mientras todos celebraban en sus casas, yo me cogía una siesta antes del más largo y aburrido turno de ocho horas que he trabajado.

Estaba convencida de que me tocaría pasar los estragos de la tormenta sola hasta que, justo cuando salía, a las tres en punto de la madrugada, los tambores de mi aparato celular comenzaron a resonar.

'Mamita, se que estás agotá. Quieres que te haga un desayunito y después descansamos un ratito', escuché decir al otro lado del teléfono.

Y entonces, después de mi desayuno preferido nos fuimos disque a dormir. Estaba tan cansada que me pareció que pasaron algunas horas, aunque solo fueron minutos, hasta que aquel jevazo comenzó a acariciarme. Me desperté y no pudimos controlarnos.

Nos tocamos, nos saboreamos, nos gozamos, nos hicimos uno, nos penetramos, él arriba, yo abajo, contra la pared, en todas las posiciones. Cogimos alguna que otra siesta para descansar entre polvo y polvo.

De repente, eran las 4:37 de la tarde. Nos moríamos de hambre e interrumpimos el sexo salvaje para comprar algunos ingredientes para que el chef cocinara.

Mientras se hacía la comida, nosotros cocinabamos nuestros cuerpos sazonados en sudor.

Al final, nunca llovió.

Para comentarios o sugerencias, pueden escribirme a lamatahombres@gmail.com, y seguirme por Facebook y Twitter @lamatahombres.

LA MATA HOMBRES
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