Un te quiero del EX
Bueno, que toca cumplir mi promesa. Hoy les cuento de aquella aventura que hizo recobrar mi apetito sexual.
Por muchas noches, sin estar consciente de ello, me acompañó el recuerdo del tubo que succionó la vida de mis entrañas. Sin entender por qué, me arropó una nostalgia que dejó al Templo entre mis piernas sin ganas de recibir a sus feligreses.
Nunca supe verbalizar aquel sentimiento que solo entristeció a mi Yoni amado, mientras mi alma seguía llena de vida. Por más que habría querido, lo más justo fue no obligarnos –aún cuando había amor mutuo- a asumir el rol de padres sin estar preparados; no era el momento.
No era culpa lo que sentía, siempre he estado muy clara con el precedente que logró Roe vs. Wade de que, en efecto, tengo total libertad para decidir lo que ocurre en y con mi cuerpo.
Era más bien la imagen de las pinzas que, en un cuarto a temperatura de congelador, abrieron el paso al pequeño y delgado tubo lo que pasmó el apetito sexual. Aun cuando aquí la terminación de embarazo se hace bajo condiciones muy profesionales, el asunto para mi vino a representar una mutilación genital. Al menos, eso era lo que me aterraba en todo encuentro íntimo del que hui luego.
Hasta que un día, después de tanto insistir, un ex novio me convenció para que saliéramos. Me conocía muy bien, supo cómo y dónde tocar. Con suavidad y la delicadeza exacta de la brisa que roza la mejilla y acaricia un mechón de cabello, sus dedos se movieron entre mis pechos hacia mi vientre y más abajo. El resto fue historia. De ahí en adelante aproveché esos encuentros casuales, pero cada vez más intensos, para que mi Baubo volviera a sentir el cariño del que se había privado por tanto tiempo.
Después de unas cuantas estrujadas, conscientes de que no había ninguna formalidad, al ex se le empezaron a zafar unos te quieros esperando reciprocidad. El último fue en pleno orgasmo, paré desmotivada y me vestí. Tuve que salir corriendo mientras él estaba tendido en la cama suplicándome que no me fuera.
Desde entonces, no he contestado sus llamadas y me he dedicado a intimar con unos cuantos hombres más porque ya estoy de nuevo en el juego y, por el momento, nadie me va a atrapar…\
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