El reencuentro con el 'cyberdate'
Con todo y lo aburrido que es, hay algo de 'el culebronpr' que me llevó a contactarlo el jueves poco antes de salir del trabajo: el anillo que me regaló mi madre cuando chica que se me había caído en su auto aquella única vez que estuvimos.
Parecía que había estado esperando mi llamada porque la línea a penas dio medio timbre y él ya se había puesto al teléfono. Sin dejarme hablar ni poder controlar sus emociones exaltó con un 'claro, en el mismo lugar de la otra vez'.
Solo quería aquella sortija que llevaba conmigo más de 15 años y luego adiós y gracias, no quería convertirme en la amante de un hombre infelizmente casado!
No se si fueron las canas que después de varias copas de champán me sedujeron, pero estábamos ahí en la lujosa habitación en Caguas celebrando lo que 'el culebronpr' aseguró sería una tarde excepcional y memorable.
Encontré el anillo encima de una caja de regalo que me puso en el baño. Debo reconocer que me sorprendió, dentro había: una lencería negra muy sensual, unos cuantos juguetes más y unos cosméticos.
Me tomé más de media hora en maquillarme y ponerme las medias negras de ligas de encaje con lo demás que incluía el atuendo.
Decidida en no dejarlo hacer nada, salí enfurecida y lo até con las esposas a los bordes de la cama y le prohibí hablar. Mi actitud parecía excitarlo mientras mis pezones acariciban levemente su pecho lampiño, su miembro arrugado se paraba como soldado que desfila en el ejército.
Pasé la yema de los dedos por sus labios, en un movimiento circular e insistente y después los introduje en su boca, poco a poco. Con el mismo dedo, me acaricié el Templo y jugué un poco. Sin mucho más esfuerzo y a penas empezando la diversión, 'el culebronpr' no pudo contenerse y comenzó a escupir la espuma de su propia botella de champán. Gemía incontrolablemente al mismo tiempo que la pasa recuperaba su estado normal.
Tuve ganas de dejarlo atado pero más que todo me dio pena, lo ignoré las más de 20 veces que me pedía perdón, y como si no hubiera pasado nada me puse coqueta y risueña.
Después, miré el reloj y me escapé con la excusa de un supuesto compromiso. Me cambié, le di un besito en la mejilla y así me marché.
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