Morality In Media
Por Sandra Rodríguez Cotto*/Tetas, vulva, penes, nalgas, anos. Cunden los medios noticiosos. Morality in Media. Esa es la consigna de este país, tan jodido por la doble vara.
Ayer le cancelaron el contrato a la presentadora de televisión Grisel Mamery porque un personaje, digo, paparazzi argentino, le tocó los senos, enseñó su brassiere y la besó en la boca para entonces virarse y enseñar las nalgas desde un balcón sanjuanero en las fiestas de la Calle San Sebastián. Quería que los puertorriqueños vieran su trasero. Y nuevamente comenzó el tsunami de la doble moralidad.
La doble moralidad boricua es evidente. Le cancelan el contrato a la Mamery pero en ese mismo balcón en la SanSe estuvo el comediante Raymond Arrieta mostrando su 'six pack' cervercero en la barriga, pero nadie dice nada. Los mismos que critican son los que corren a ver tetas, vulvas, penes, nalgas o anos a la primera provocación.
Hay una obsesión con el sexo, o quizás una muestra de la represión. Sectores de la prensa y medios noticiosos en Puerto Rico, y también del público en general, están obsesionados con todo lo sexual. Viven pendientes de las noticias del pubis de Maripily, o del ano del ex senador Roberto Arango. No se pierden las tetas de las muchas 'modelos' que salen en televisión o en el Bombón del periódico Primera Hora, o si la transgénero Verona pagó o no a la doctora que le cambió el sexo. Muchos critican, pero todos lo ven. Es que dicen que el sexo vende.
Sin embargo, no hay críticas a otros comportamientos igual de reprochables pero que no tienen el componente sexuado tales como a los políticos que no pagan contribuciones al CRIM y le tiran la toalla, secretarios de Educación con pillos de electricidad, a los jefes policiacos vinculados a pornografía infantil (aunque éste si se trate de sexo), o a los políticos vinculados al narcotráfico.
Más que una doble moral lo veo como un intento de entretener al público en sandeces. Y si, la prensa es en gran medida, responsable de esto.
Más que la prensa, las empresas mediáticas que publican estas noticias para lograr más ventas, más circulación, más ratings o más 'clicks', si es en Internet. Pero esto también tiene una doble vara, y es que sin ventas, el medio no sobrevive.
Sin lugar a dudas el periódico El Vocero dio un palo noticioso con la publicación de estas fotos de Mamery porque ella es una figura pública. El resto de la prensa local ha tenido que seguir este tema porque es de lo que todo el mundo está hablando. Sin embargo, son muchos los ángulos que se pueden analizar, sosegadamente sobre este asunto.
El primero podría ser el discrimen o el juicio moral de la Corporación para la Difusión Pública al botarla de su trabajo. Pedro Rúa Jovet, presidente de la Corporación, no dio explicaciones de por qué canceló el contrato pero se limitó a decir que 'Tuve la oportunidad de hablar con Gricel y los dos entendimos que, en este momento, lo mejor para ambas partes es que ella culmine sus labores en WIPR'.
Como patrono, WIPR perdía como quiera. Si la dejaba en el puesto recibiría críticas por igual. Lo que hay que preguntarse es cuál fue el criterio para contratarla en primer lugar. No fue acaso un intento para tornar la programación del canal que se supone sea educativo en uno 'comercial'? Que no me digan que el contenido de la programación de WIPR ha mejorado, porque con contadas excepciones es lo opuesto.
Esto me trae a lo segundo. Si hubiera sido en un canal comercial, las fotos quizás la ayudarían a promoverse. Es más, a lo mejor le dan hasta un 'reality show' porque el sexo vende.
Lo tercero, este de juicio de Mamery también demuestra que hasta el momento, ella no ha sabido manejar adecuadamente la crisis. Debe dar una explicación pública de por qué sus actos no corresponden con la imagen que ha querido proyectar por años. También está el hecho de darle publicidad a un personaje asqueante como Javier Ceriani, animador del programa Paparazzi Magazine de Mega TV y quien aparece en las fotos junto a Mamery. En ese sentido tengo que coincidir con su hermano, Topy Mamery. Como dice el refrán, 'dime con quién andas y te diré quién eres'.
Lo cuarto, es el tema del machismo. Si hubiera sido un hombre se lo perdonan. Acaso dicen algo cuando Julián Gil casi muestra sus genitales en vídeos? Y de Raymond Arrieta, bien gracias?
Lo quinto, el ser figura pública exige respeto al público. Es un privilegio, no un derecho adquirido. Respetó ella a su público al prestarse para esa actuación?
Sexto: Mamery lo consintió. No se trató de un acto que ella rechazara. Si hubiera sido yo, la pescozá al argentino iba de calle. En ese sentido, ella no es una víctima porque no detuvo el acto. Tampoco se trató de acto delictivo porque ella lo permitió.
Distinto es el caso de la privacidad del ex legislador Rolando Crespo quien sí cometió delito en su vida privada, pero luego vimos muchos de sus compañeros en la Legislatura apoyarlo alegando que es un 'enfermo' al consumir drogas. Esa es la excusa que muchos usan, el tema del salubrismo. Pero eso es otra cosa.
Los criterios que se usaron para juzgar la moral y para destituir a Gricel Mamery tienen cargas diferentes que no sólo tienen que ver con el discrimen por género. Con otras conductas de figuras públicas que son igualmente reprochables, pero sin el contenido sexuado, el castigo es distinto.
Por último, (y como pasó hace unos días con la foto del periodista Rafael Lenín López y el candidato a la gobernación por el Partido Popular Democrático Alejandro García Padilla precisamente en las fiestas de SanSe) la foto de Mamery evidencia cómo en Puerto Rico y en los medios de comunicación ya no hay linderos entre lo público y lo privado.
A niveles privados se actúan de diversas maneras, hay relaciones de amistad, o se esbozan creencias o afinidades que cuando salen en lo público, generan controversias.
En fin, la moralidad se juzga según el cristal con que se mira.
*La autora es relacionista profesional y su blog es En Blanco y Negro.