Gran Huracán todavía soplará
Gran Huracán no fue ni un viento fuerte, pero está haciéndose sentir con fuerzas de ventisca.
El Blood Horse publicó esta semana un artículo sobre el hijo de Casanova Star en Alytude, que tuvo una poco distinguida actuación en Camarero durante el año y medio que participó.
Hace un tiempo, Miranda Prather una ferviente amante de los caballos, consiguió salvar del abuso a su 1/2 hermano, llamado Blue Blue Sea alcanzando prominencia nacional con lo que tuvo que pasar para lograr que el caballo tuviera un final feliz.
La hípica, natural de Virginia, averiguó el paradero de Alytude, y se enteró que la yegua había producido varios hijos en Puerto Rico, incluyendo a Gran Huracán, que estaba ya en las últimas fases de su poca distinguida vida de corredor.
Consiguió contactar al dueño-entrenador del caballo en nuestro hipódromo, para tratar de salvarle la vida, al igual que hizo con su medio hermano, pero éste le dijo que prefería darle otra oportunidad.
Finalmente, luego de no rendir carrera el 11 de octubre, aparentemente el caballo iba encaminado al triste final que ya ha creado noticias internacionalmente, como lo detallan otros artículos en Internet.
De acuerdo a datos no oficiales, unos 400 purasangres son sacrificados en el hipódromo anualmente, muchos de éstos porque no son capaces de pagar sus gastos de mantenimiento en un 'deporte', que está sufriendo los embates económicos actuales.
Actualmente, se tiene que importar corredores varias veces al año para mantener los los programas de carreras atractivos para los jugadores, que debido a la economía siguen apostando cada día menos.
Para buena fortuna de Gran Huracán, la Prather consiguió prolongarle la vida, consiguiendo que no lo eutanizarán y planea embarcarlo hacia una finca en Loxahatchee, Florida llamada Pure Thoughts.
Para lograr este objetivo, se ha creado un fondo especial de aproximadamente $5,000.
Aunque aplaudimos la iniciativa de la hípica norteamericana y su interés para que los purasangres tengan otra oportunidad y ser útiles para otros dueños que los disfruten en otros menesteres, pero estoy consciente que no todo el mundo está dispuesto a costear el mantenimiento de un ejemplar, una vez haya terminado de competir.
Se me ha ocurrido una idea…
Un popular entrenador local nos indicó que sacrificar un caballo puede costar, al máximo, unos cincuenta dólares.
Propongo que, con el título de propiedad de un caballo, que no es más que su Certificado del Jockey Club y su inscripción en la AIDH, haya un fondo de $100. para que cuando éste sea dado de baja, se pueda disponer de ellos humanamente.
Si el caballo es exportado a otra localidad, o si es dedicado a otros fines, el propietario del certificado sería reembolsado.
El certificado de compra-venta debería contener un acápite que obligue a su dueño a ser responsable de su ultimo destino; ya bien fuera venderlo a otras personas con licencia, o dedicarlo a otro menesteres.
Así evitaríamos que nuestro hipismo continúe siendo criticado por la manera inhumana de disponer de unos animales que su único propósito es alimentar una industria que no ha bregado bien con su destino final.