Vamos al 'Pozo' con MIMA (vídeo)
Por Alfredo Richner*/'Mi equipaje cargué conmigo, salí decidida a llegar', canta Yarimir Cabán al final de El pozo, robándonos una sonrisa colectiva. Seis años luego de su celebrado debut discográfico, MIMA comparte el contenido de sus maletas para mostrarnos cuán lejos ha llegado. El pozo es el sorprendente resultado de estos viajes, doce estampas musicales – tan emotivas como misteriosas – para nosotros ahora recorrer.
Aquellos pendientes a las pistas que ha dejado la joven artista entre disco y disco – ya sea en temas colgados en las redes sociales, el delicioso mixtape navideño Navidad In Translation o en sus presentaciones en vivo – llegarán a El pozo sabiendo que sus referencias musicales han cambiado. A su lado se encuentran Mark Underwood aka DJ Nature y Rita Indiana, principales colaboradores en el esfuerzo. Atrás quedó la MIMA de la voz dulce y juguetona, del café teatro y el jazz. De frente tenemos a una MIMA un tanto más peligrosa, decidida a cantarle sin miedo a la noche, a armar un alboroto y bailar con los muertos – esta vez MIMA llegó en motora (una Ducati) y con corillo.
La aventura comienza entonces 'En la carretera'. Mitad canción y mitad hechizo, el tema da rienda suelta a un coro de voces espectrales que circula como biombo de ambulancia alrededor de la voz de MIMA – un aviso de lo que está por venir. Una vez entra la percusión de DJ Nature – minimalista y marcial – se completa el efecto hipnotizador de la procesión, en la que MIMA nos va narrando sobre unos 'huevos de serpiente, de las que se enredan' encontrados en la carretera. Entonces se pone la cosa rara.
'El pozo (o la tumba)' añade toques de psicodelia a los procesos, aún enfocados en crear un ambiente desconcertante, esta vez con referencias explícitas a la religión cristiana que arropa gran parte de nuestra cultura: 'cuarenta días sin mirarte, sin ver mi cara en la tuya, busca la cruz con las puyas y procede a crucificarme'.
Y justo cuando estamos entrando en calor – MIMA nos sorprende con un izquierdazo. 'Como en un anuncio' es una explosión de garage-punk de poco más de dos minutos – un desquite contra las exigencias comerciales de la profesión y la industria musical disfrazado de corte promocional o sencillo. Una guitarra distorsionada conecta golpe tras golpe, una y otra vez; el bajo parece aguantarnos contra las cuerdas mientras la batería vitorea desde las gradas con regocijo y gran satisfacción. El ataque directo y más que efectivo de 'Como en un anuncio' (un abuso, realmente) se destaca a pesar de su brevedad como uno de los temas sobresalientes de El pozo.
Le siguen 'Damen', donde se empieza a asomar con mayor claridad la influencia de Rita Indiana (con ecos de la Calle 13) en un rap-soneo sensual lleno de sabor afro-caribeño; y 'La Parusía' (presencia de Cristo), una especie de cántico que encuentra su desenlace en la verdad: 'Africa es la raíz'. De lo carnal a lo espiritual…
Pero la verdadera fiesta (o rito) comienza con el disco beat de una nueva versión de 'Oigo voces' – original de Rita Indiana – ahora digna de su propio pasito de baile a lo Thriller (por favor, alguien comience la producción del vídeo). La mezcla entre humor y terror en líneas como 'yo nunca he estado muerta pero sí he estado dormida y por lo que me cuentan no son cosas parecidas' no se pierde en la interpretación de MIMA, quien luce más que dispuesta a habitar el espacio fantasmagórico.
La segunda mitad del disco continúa la exploración musical, incorporando un poco de funk ('La Princesa'), blues ('La Ducati'), jazz experimental ('Agua Fría') y soul(una nueva versión de 'Ojo avizor') a la paleta de estilos. En ésta última cobra mayor significado la línea 'creí que huía de la gente y lo que hallé fue un hermano mayor'si pensamos en la colaboración que se dio entre Cabán y Underwood para traernos El pozo. La realidad es que entre tanta variedad, cada cual terminará escogiendo sus favoritos sin espacio para equivocarse. Sí cabe destacar la exquisita descripción de 'La Princesa' ('sus pestañas son a prueba de fuego y agua', 'ella se puede arrebatar de un golpe de aire') y la naturalidad con la que se da la progresión de canción a canción.
La secuencia termina con 'Yo quiero andar' – otro de mis favoritos. El mismo se incluye como homenaje póstumo al cantautor dominicano Luis 'Terror' Días y no sólo resume bien la actitud nómadica de la MIMA de El pozo ('quieres dormir y yo quiero andar'), si no que evita trazar un destino final en su camino.
Las pausas extendidas dentro del mundo artístico están hechas para los detractores, no para los fanáticos. Pero MIMA nos ha probado con El pozo que cuando hay deseos de andar, no existe tal cosa como el tiempo perdido.
*El autor es editor de Puerto Rico Indie.