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Hacia una Cumbre Hípica

Luego de celebradas las tres primeras subastas de potros nativos de este año, el futuro de la crianza de caballos en Puerto Rico va de mal en peor.

Llevo más de 24 horas tratando de escribir este blog, pero no se me ocurre cómo poner el dedo en la herida y detener el flujo de ideas negativas que fluyen por mi mente.

Probablemente es una defensa psicológica que me impide a realizar que el deporte que tanto amo y crecí entusiasmado por, va camino a desaparecer como lo conocí.

Soñar que volveremos a colocarnos al tope del Caribe con los ejemplares nacidos en esta tierra, o de volver a disfrutar de los logros de boricuas en el extranjero, está bien cerca de llegar al reino donde habitan los 'pajaritos preña'os'.

Los operadores del hipódromo, todos en su gran mayoría amantes del deporte y propuestos a lograr que este sobreviva, tienen la necesidad de generar ingresos para poder cumplir con sus obligaciones económicas.

Como cualquier otra persona que depende del comercio, los criadores de caballos nativos tiene que depender de vender sus productos a un precio mayor del que les cuesta producirlos.

Esto obliga a que se celebren más días de carrera que los que pueden asimilar los caballos y crea que los ejemplares sean más aptos a soportar el fuerte regimen de entrenamiento necesario.

Los costos de mantenimiento de los caballos han subido como los astronautas cuando intentan llegar a la luna, causando que ejemplar que no produzca está condenado a viajar a 'ese hipódromo celestial' que ellos comentan en su lenguaje equino.

A juzgar por los resultados de las subastas, los criadores de los caballos nativos tendrán que continuar disminuyendo la producción de potros para poder afrontar las estrecheces enónomicas que deben seguir surgiendo en el futuro cercano.

Cada día más se tendrá que depender de la importación de corredores de dudosa calidad, para llenar los programas futuros y aminorar el número de carreras reservadas para caballos nativos.

De seguir así las cosas, en poco tiempo nuestro hipismo se convertirá en otro programa de 'simulcasting', como ha sucedido en tantas otras localidades de los Estados Unidos.

No se me ocurre, ni me aventuro a proponer soluciones al problema, pero creo que debe darse un veradero encuentro de ideas que reúna a todos aquellos que tienen el poder, los testículos en una llave 'doble-nelson' económica y los que pueden ofrecer algo, a tratar de producir soluciones para los problemas que aquejan el hipismo, incluyendo a los políticos, que tienen que comprometerse 'a la Severo Colberg' hace unos años. La historia ha probado que podemos, cuando nos lo proponemos.