Tío Ton
Hubiera jurado que era Tom, pero el apodo 'Ton' es tan único como la persona que a orgullo lo llevó.
Antonio Mongil Suárez, heredero por línea paterna de una casta deportista sinigual, nació en Río Piedras cuando todavía era pueblo, en 1933.
Su familia era propietaria de terrenos en el área de Cupey, donde su padre y tío se dedicaban a la agricultura, una actividad que daba las primeras señales de ir en vías de extinción para la época y practicaban los deportes, muy en especial el Hipismo.
Durante su juventud, Antonio Mongil Suárez fue un luchador en todos las disciplinas en que participaba. Fue uno de los mejores softbolistas de su época, llegando a dirigir internacionalmente la novena nacional; estableció una agencia de seguros que por un tiempo rivalizó con las más grandes y vigorosas del país y de 'carambola' tuvo que hacerse cargo de los intereses hípicos de su padre al morir éste a finales de los sesenta.
Hasta entonces, los caballos habían sido sólo una experiencia sin sabor para el hijo de don Antonio. Pero cuando tuvo que hacerse cargo de los intereses de su desaparecido padre, Ton dió la impresión de montarse encima del literal purasangre y comenzó a participar en el Hipismo con el mismo 'joi de vivre' que exhibió en todo lo que hizo.
Desde su primer campeón Igneíto, hasta los últimos ejemplares que crío en su Blue Star Farm de Ocala, Florida, Mongil fue el generador de una máquina de producir buenos ejemplares para el hipismo nuestro y para el hipismo americano, donde muchas de las yeguas nativas que crío se convirtieron en productivas yeguas madres que todavía, en su tercera y cuarta generaciones siguen produciendo purasangres con la marca y el espíritu combativo de este producto local, imposible de imitar.
Es lógico que los mejores tresañeros nacidos en Puerto Rico se disputen el derecho a representar su tierra en el Clásico del Caribe, y que ese torneo hípico lleve el nombre de una persona que demostró, más allá del yugo psicológico que nos mantiene atados a 'tres tristes tribus', la cría boricua tan mencionada.
Cada vez que el deporte aflora, les aseguro que Antonio Mongil Suárez hubiera sido su primer abanderado, enseñando que los puertorriqueños no tenemos que tener miedo a nada, porque como pueblo somos únicos.
Ton Mongil también lo era.
Antonio Mongil y Pedro Salinas. (Iván Baella/Para NotiCel)