Pepe ni Papo cambian nada
Cambiar un Superintendente por otro no resuelve nada y es nada más que una maniobra diseñada para que el actual gobernador, ahora tambien candidato a las elecciones de 2012, resguarde su imagen a los ojos de partidarios obnubilados o una masa poco crítica.
Los asesinatos serán cada vez más numerosos, las llamadas masacres relacionadas al negocio de la droga cada día más puntuales, y no serán resueltos con mayor 'patrullaje preventivo' porque es imposible 'preveer' este crimen en aquella esquina, ni con la llegada de Papo en sustitución de Pepe.
El camino para comenzar a rescatar y elevar a una sociedad dominada por la narcoeconomía, en marcado descenso en sus relaciones humanas, es diseñar e implementar soluciones: la inmediata, drástica y concreta es legalizar la droga.
La mitad de la población actual del país vive por debajo del llamado índice de pobreza y dependiente de todos los programas sociales, empezando por el PAN; la clase media está pulverizada con la pérdida de 170,000 mil puestos de trabajo en la empresa privada y la lógica de las múltiples actividades que se desprenden del narcotráfico -lavado de dinero, prestación de nombre para adquirir activos, apertura de negocios, etc- cada día tendrá más soldados de fila provenientes de esa clase media y más gatilleros-corredores de punto desde la pobreza a la que ya no le alcanza con que el 'bichote' del barrio le arregle la marquesina o le compre la nevera nueva.
Las necesidades de sobrevivencia son cada vez más exigentes y ambos sectores, clase media y clase pobre dependiente, recurrirán y ya recurren al narcotráfico, en cualquiera de sus 'departamentos', para enfrentar desempleo, marginación y asfixia económica. El invernadero descubierto en la casa del deportista es tan contundente que hace de estas palabras una imagen, una foto elocuente.
Los arrestos en La Perla esta vez parecen acercar un golpe definitivo contra una barriada que ubica en un área denominada 'privilegiada', botín exquisito para desarrolladores, asunto aparte del golpe al punto pero que bien llega, con más de 50 casas ya confiscadas iniciando el curso del destino, irreversible parece, del cambio estético que han sufrido, historia es, todas las ciudades del mundo. San Agustín en Puerta de Tierra será la próxima, y este posible traslado social hacia afuera de la llamada ciudad encuentra en el narcotráfico una excusa casi perfecta. Pero no lo detiene ni lo detendrá.
La legalización de la droga, no la medicación, la concreta venta legal de las drogas en farmacias, por ejemplo, tiene varias consecuencias que, en síntesis, serían: el adicto es un enfermo que compra su medicina como cualquier otro, se activan más programas para rehabilitar la adicción, se acaban las matanzas, se legaliza el dinero, los impuestos a la venta los recauda Hacienda, mejoran las finanzas de la administración de turno a juzgar por lo que se supone recaudan todos los puntos a lo largo de la isla....y tal vez por eso mismo no se habla de legalizarla, porque no importa quién o cuántos mueran todos los días, el negocio del dinero clandestino de la droga es privado y altamente redituable.
Pero hay otro obstáculo para solucionar este grave problema social que nos está sumiendo en el caos y la desesperanza, y no es el discurso opositor de moralistas y conservadores locales. Es el status.
Puede un territorio bajo la extensión territorial del Congreso de Estados Unidos legalizar la droga, cuando en Estados Unidos ni siquiera asoma el debate? Provee la Constitución del ELA la potestad de ejercer una solución como esta, sin ser vetada por el Congreso? En definitiva, tiene el país la 'autonomía' de resolver un asunto terminal que se vive dentro de sus límites geográficos?
Creo que no, y eso nos pone en un callejón sin salida, aún con nuevo Superintendente de la Policía.