Dios.com
Disculpen. Mientras ustedes continúan con el esfuerzo de leerme, voy a confesarme con Confesión, la nueva aplicación de iPhone.
Hola Confesión, está el Señor? - Se equivocó, habla con Lucifer- . Oh, marqué otra compañía, intento de nuevo.
Hola Confesión, está el señor? - En este momento no puede atenderlo. Está muy ocupado entre Egipto y la Universidad de Puerto Rico. Qué usted necesita-? Confesarme porque he pecado.- Toque Pecados en su pantalla-
Toco Pecados y escribo. He pecado con la vecina, tuve sexo con ella mientras su esposo lavaba el carro en la marquesina y mi esposa estaba en Plaza comprando regalitos de San Valentín. – Ya sabes, no desearás a la mujer de tu prójimo ni a tú prójimo. Reza veinte padre nuestros-
Hay más, Confesión. Me arde la cabeza cuando revivo las escenas. –Treinta baños con agua bendita, en Cotsco está a 3.99 el galón en especial-
La última, Confesión. El iPhone que estoy usando no es mío, se lo robé a la vecina después del sexo. –Arrepiéntete y reza 40 padre nuestros, y además del $1.99 que debes pagarle a iTunes por la aplicación, nos debes $205 por no tener registrado un iPhone a tu nombre. Ya sabes, no robarás-.
Conmovido, poseído, corrí a la biblioteca y boté al zafacón los textos de Nietzche, la Teoría de la Evolución de Darwin, las teorías de Marx y sobre todo, El evangelio según Jesucristo y Caín, de Saramago. Todos estaban equivocados. Dios existe en iPhone.
Me arrodillé ante la pantallita del iPhone, junté mis manos y me dispuse a lavar mis pecados tal como me lo había indicado el programa Confesión.
Padre nuestro que estás en Facebock, perdona mis tweets en Twitter y sálvanos de todos los punto.com…amén.