Frases y barbarie
La primera vez que escuche la frase 'Muera la inteligencia' era un niño.
Una de mis tías fugada de la guerra civil española la recordaba a menudo en reuniones familiares. Más o menos para la misma época, el sector duro del peronismo de la década del 50 elaboraba la frase 'Alpargatas si, libros no'. La alpargata era entonces una zapatilla famosa y uno de los pilares del industrialismo argentino de entonces.
Las frases no eran pilares de nada.
La de las alparagatas versus libros era una consigna que intentaba establecer la lucha de clases, equivocadamente, enfrentando no a la burguesía con el proletariado sino a los obreros con los intelectuales y los estudiantes. La de la Guerra Civil, contundente, quería eliminar la inteligencia, desterrarla, ponerle punto final con la pena de muerte.
En su lúcido mensaje 'La Universidad de Puerto Rico VIVE: un alto a la desesperanza', la doctora Luce López Baralt la cita y me sacude los recuerdos, pero fundamentalmente me empuja a la reflexión del díficil momento que atraviesa la UPR.
Los grupos en pugna siguen enfrentados, encerrados en su propia definición del problema sin haber conseguido conciliar la solución.
El Gobierno empecinado en visualizar la Universidad pública como una agencia más cuyo presupuesto se mide en dólares y en función de eso se quita y se pone, y la educación pública es mucho más que eso. Es el instrumento de la movilidad social cuya ecuación es sencilla: abuelo obrero o campesino, padre con oficio, nieto profesional. Con una Universidad vaciada de contenido y relegada en el presupuesto oficial a varios renglones de la seguridad, tomará muchos años recuperar aquella movilidad y seguramente, habrá que aumentar en muchos dígitos ese rubro de la 'seguridad'.
La conducción de la Universidad, muchos de sus integrantes formados en ella como señala la doctora López Baralt, demuestra públicamente más sus inclinaciones políticas y sus visiones elitistas, que un aporte serio a la solución del conflicto.
La representación estudiantil, que empezó este movimiento lúcidamente, con golpes inteligentes como no mostrar un sólo líder sino varios y a través de ellos presentar alternativas sólidas a la cuota de $800, por ejemplo, parece hoy más involucrada en una protesta sin final que en defender los argumentos que le ganaron el apoyo de gran parte de la sociedad.
Al otro lado, muchos estudiantes, probablemente la mayoría, quiere seguir estudiando y se matriculó para el nuevo semestre pagando la cuota.
Así que si tuviera que elegir una de esas frases-consigna, tomaría aquella del mayo francés del 68, la de mi generación, que coreó 'La imaginación al poder'... lástima, no la hicimos realidad.
En el poder hoy dicen que a los estudiantes de la UPR 'hay que sacarlos a patadas'. Me quedo con la esperanza que propone Luce López Baralt.
Es mejor la utopía que la práctica de los bárbaros.