Hace dos semanas el jevo cuarentón me invitó a su casa a la hora de almuerzo.

Supuse que, como en otras ocasiones, estaría preparando uno de esos platos con los que solía deleitar mi paladar. Aunque ya me sospechaba que algo andaba raro porque en la invitación no había mencionado nada de comer.

Además, en los días anteriores en que nos comunicamos estuvo poco conversador.

Tan pronto abrió la puerta, me percaté que no había ni una olla, ni mucho menos algún aroma que se escapara de la cocina.

Se sentía bastante 'awkard' pero quise fluir cuando me preguntó cómo iba todo, lanzándome a darle uno de esos besos míos que tanto disfruta.

Bailamos al son de la trompeta que resonaba unos 'blues' que nos acompañaban en el fondo.

Seguido me senté en un 'stool' de la cocina. Él, parado, introdujo sus dedos en mi Templo y después de jugar un rato se los saboreó.

'Tan mojadita y tan sobrosa siempre', susurró.

Nos tiramos al mueble, él sentado y yo encima suyo. Sus gotas de sudor me bañaban. Me comía a besos y yo me movía suavemente mientras nos sentíamos cada vez.

Él gemía sin cesar. Me cargó mientras se levantaba del sofá y me tiró en la cama.

Me lo comí, seguía gimiendo pidiéndome que no parara de chuparle la verga. Sus ojos estaban un tanto idos.

Me acomodó y me empezó a comer mi Baubo amada. Me tuve que haber venido más de una vez, no recuerdo.

Al rato, empezamos a cogernos. Y cuando se vino, nos dimos cuenta que habían pasado como dos horas.

Yo tenía que regresar al trabajo, nos duchamos y nos vestimos de inmediato.

Antes de despedirme, me sentó en el mueble y me dijo que tenía que hablarme.

'Se me hace difícil decirte esto. Siento que nosotros nos hemos tornado en una relación. Sabes que me divorcié hace poco y estoy en mi proceso. Gracias porque...', algo así fue lo que dijo hasta donde escuché.

Lo miré, le agradecí su honestidad y le dije 'tranquilo, me parece bien'.

Me miró, esperando que mi reacción fuera otra y más abrupta. Me paré, lo abracé y le recordé que me podía llamar cuando quisiera pasarla bien.

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