Cuatro cosas que pueden estar sumándote libras y no lo sabes
En muchas ocasiones, sabemos de dónde vienen esas libras de más. ¿En que hemos fallado? Por ejemplo, comer de más en el crucero todo incluido, dejar de hacer ejercicio por un prolongado periodo de tiempo, los dulces que te comiste de más… Pero a veces, sentimos que hemos hecho todo por llevar una rutina que entendemos saludable, y aún esas libras están ahí y no te dejan cerrar el pantalón con tranquilidad.
Hay una serie de factores que pueden ser los culpables y que, de hecho, han sido hasta estudiado por expertos. Y esos factores que señalan, son tan comunes, que no les prestamos atención. Es ahí cuando nuestro cuerpo reacciona y nos toma por sorpresa. Aquí te los enumeramos.
#1. El agotamiento y el excesivo estres
El estres y la falta de sueño pueden causar cambios hormonales tan dramáticos que pueden cambiar tu metabolismo y afectar tu sensación de hambre y saciedad, según la doctora Alexandra Sowa, especialista en obesidad e instructora clínica de medicina en la Universidad de Nueva York.
Además, se ha demostrado que el estres bombea las hormonas grelina y cortisol, que son aquellas encargadas del apetito, provocando ansias de carbohidratos. Al mismo tiempo, reduce la hormona leptina, que es la que te ayuda a sentirte lleno. El estres tambien afecta tu capacidad de dormir bien y, la falta de sueño, puede afectar tus tasas de metabolismo y las señales de hambre.
#2. Estás comiendo una porción mayor a la que te corresponde
En una investigación de la Universidad de Liverpool, en Reino Unido, que fue publicada el año pasado, se descubrió que despues de comer platos con porciones grandes fuera del hogar, las personas tienden a servirse más en su propia casa, por lo que es una actividad que se comienza a normalizarse. Las personas, por lo general, disfrutan de platos más grandes en los restaurantes y tienden a servirse porciones similares en casa.
Si tus porciones caseras han aumentado solo un 5% en los últimos años, eso puede sumar 100 calorías adicionales al día, lo que suma más de 11 libras al año, según la doctora Lawrence Cheskin, presidenta de nutrición y Estudios de alimentos en la Universidad George Mason, en Virginia.
#3. Estás comiendo en el horario equivocado
Hay una línea muy fina entre la forma como tu cuerpo y tu cerebro responden a las señales diarias de luz y oscuridad, y tu consumo de calorías. Es decir, el mismo sándwich o yogurt que come te comiste a la hora del almuerzo puede causar un aumento mayor de peso cuando se come de noche. Un estudio de 2017 del Hospital Brigham & Women, en Boston, Massachusetts, descubrió que cuando los estudiantes universitarios comían alimentos más cerca de su hora de acostarse, y por lo tanto más cerca de cuando se activaba la hormona melatonina, inductora del sueño, tenían porcentajes más altos de grasa e índice corporal. Los investigadores teorizan que esto se debe a que la cantidad de energía que su cuerpo usa para digerir y metabolizar los alimentos cae a medida que su reloj interno te dice que te prepares para dormir.
#4. Tu comida 'saludable' está llena de calorías
Podrías estar consumiendo alimentos limpios, orgánicos y aprobados por dietistas, pero eso no significa que las calorías se evaporan cuando entran en la boca. Y, de hecho, la investigación ha demostrado que cuando comes algo saludable, como aguacate, ensalada, yogurt o granos enteros, la parte de tu cerebro que presta atención a la plenitud tiende a apagarse. La profesora de nutrición en la Universidad Laval en la ciudad de Quebec, Canadá, Veronique Provencher, recalcó que 'en varios estudios hemos encontrado que cuando percibimos que un alimento es saludable, creemos que podemos comer más, y no hay problema. Creemos que una ensalada es saludable, por lo que sentimos que podemos echarle todo el aderezo que queramos y comer todo lo que deseemos'. Y ahí, lamentablemente, arruinarás todo.