En Puerto Rico persiste la tendencia de criticar a la nueva generación que se abre paso en el mundo laboral sin realmente tener estudios ni análisis científico para sostener las críticas.

Llevo graduado de universidad cerca de tres años, y desde que comence mis estudios en el 2010 ya sonaba la palabra 'millennial' en las voces de mis profesores y supervisores de trabajo. Recuerdo cómo mi interes por el tema me llevó a la biblioteca de todo millennial, el internet, y las millones de páginas de Google que intentaban explicar el termino de esta nueva generación que comienza a abrirse camino en un hostil mundo laboral que la encasilla en adjetivos como irresponsable, vaga e indisciplinada.

Pero entre todas esas páginas de internet, y los millones de artículos de los medios estadounidenses culpándonos por la muerte de tantas empresas nunca pude encontrar nada sobre los millennials puertorriqueños.

¿Cuántos millennials trabajan en lo que estudiaron? ¿Cuál es la mediana de deuda estudiantil que estos jóvenes han acumulado? ¿Cuál es la dieta que siguen? ¿Están más saludables que sus padres y abuelos? ¿Cuántos optan por bachilleratos solamente? ¿Cuántos continúan estudios postgraduados? ¿Cuántos se dan de baja de la Universidad? ¿Cuántos han ido presos? ¿Cuál es el perfil social de los encarcelados?

Estas y miles de otras preguntas quedan en el limbo por una falta de ojo crítico e investigativo que comienza a ser la tendencia de nuestra isla. En Puerto Rico existen pocos estudios conocidos sobre los millennials boricuas, uno de estos fue comisionado por una firma de publicidad con el fin de entender el nuevo mercado que tendrán que atacar si quieren mantenerse relevantes. Pero en una isla con tantos academicos y eruditos no entiendo cómo no se ha investigado más esta nueva generación, sus peculiares características laborales, sus ideologías, sus gustos gastronómicos, entre otros temas pertinentes.

Si algo debemos sacar del estudio de las víctimas del huracán María es que la investigación de un tema es pertinente para atender problemáticas futuras que puedan surgir, y al momento solo podemos atender una problemática en cuanto a los millennials: lo que nos gusta comprar.

Sin embargo, los jóvenes no parecen ser importantes para las varias industrias del país para nada más que culparnos de todos los males que agobian a la nación, constantemente recordándonos que somos 'la generación perdida', 'los vagos que no quieren trabajar', 'los ni estudian, ni trabajan (nini)', 'los mantenidos'.

Las críticas hacia los millennials me recuerdan aquel meme viralizado de un medio estadounidense que le preguntó a sus lectores si debían continuar confiando en políticos jóvenes a raíz del impacto que ha tenido Alexandria Ocasio Cortes en el Congreso estadounidense, solo para que un cibernauta les contestara con posiblemente la mejor respuesta de la decada: 'Dado mi entendimiento del tiempo lineal estoy fascinado en conocer cuál es la alternativa'.

Es imperativo que en Puerto Rico se comience a mirar con mayor profundidad a las generaciones futuras a modo de entender las realidades que los aquejan de modo que se puedan atender las problemáticas de manera más efectiva antes que se conviertan en otra deuda impagable sin final a la vista.