Del 1981 al 2018: UPR qué ha pasado?
Soy universitario de Río Piedras desde que a los 12 años vi por primera vez el esplendido mural de Rufino Tamayo a la entrada de la Biblioteca Jose M. Lázaro y entendí el incomprensible y cruel mito allí representado. A la UPR llegue muchas veces durante mi escuela intermedia y superior a 'hacer proyectos de investigación' en la Colección Puertorriqueña. Recorría el área de la Torre Roosevelt con su colección de escudos y el cuadrángulo de los edificios viejos. Por el pasillo del Banco Popular a la izquierda se salía casi de frente a la entrada de esa catedral de libros, revistas y periódicos antiguos.
El costo de los creditos
Estudie en Río Piedras del 1974 al 1981 cuando la Universidad era casi gratis a $5 dólares el credito, y por otros $60 te daban plan medico semestral, el primero en la vida para muchos de nosotros. Desde entonces, es decir, desde siempre, he creído que la educación universitaria pública a la que se accede por merito debe ser gratuita. Aunque no pagaba nada, por tener matrícula de honor, la que daban a los estudiantes de promedio de 'A', siempre luche para que el exiguo costo de las matrículas no aumentase.
Continuamente escucho los seudo-argumentos para justificar aumentos del costo de matrículas: 'que en EEUU se paga mucho más caro', 'que la UPR necesita dinero', 'que la beca ´Pell` cubrirá el aumento', 'que si en las universidades privadas se paga más', entre otras. Quienes así argumentan en abstracto, no toman en cuenta elementos que son claramente diferenciales:
1) El ingreso promedio familiar en Puerto Rico es entre dos y tres veces más bajo que en los EEUU.
2) Cerca de la mitad de los estudiantes de la UPR reciben la beca Pell completa, lo que significa que sus padres no pueden aportar nada sin prescindir de elementos esenciales para su subsistencia.
3) La UPR no es un 'state college' en su formato y función a la manera de lo que son esas instituciones en EEUU. La UPR fue la única universidad operante a principios del siglo XX; ha sido puntal y barómetro de la calidad de la enseñanza; ha sostenido la mayor cantidad de programas y estudios graduados que son los más costosos, haciendolo en las disciplinas más caras; ha sido un motor de desarrollo económico y de igualación social y ha operado bajo principios de eminente equidad siguiendo la suya, una misión social consagrada en su ley, influyendo con ello la vida toda de Puerto Rico.
La UPR no es una empresa corporativa educativa al servicio del capital, la ganancia y los reditos. Se trata del proyecto social en el cual Puerto Rico ha hecho su inversión más grande en esperanza y en dólares y centavos. Muchos puertorriqueños pagamos con más gusto nuestras contribuciones cuando sabemos que el 9.70% de estas se utiliza para nutrir este gran proyecto de desarrollo colectivo que es la Universidad del Pueblo de Puerto Rico.
Este gran proyecto no se administra, ni gobierna democráticamente. La mano gubernativa y política de las administraciones de turno siempre lo jalonan y arriman a sus intereses, a veces con disimulo, pero con el brazo siempre metido hasta la clavícula.
Recientemente la última camada del antidemocrático gobierno universitario se ha plegado a la Junta de Supervisión Fiscal y ha 'consentido', si es que a esta perversión puede llamársele consentimiento, a un descomunal aumento en el precio de los creditos universitarios. Este costo se duplicará a partir de agosto y se triplicará luego de dos años.
La Huelga del 1981 contra el alza en las matrículas
Hace 37 años, un robusto y resistente movimiento estudiantil derrotó moral y políticamente a la administración de la Universidad que se conducía desde Fortaleza con desparpajo.
En aquel tiempo de barrida y ocupación de todo lo que pareciese puertorriqueñista: Comite Olímpico, Instituto de Cultura Puertorriqueña y Universidad de Puerto Rico, para mencionar sólo tres instituciones, el gobierno del PNP utilizó su control del Consejo de Educación Superior y forzó el nombramiento, casi sin excepción, a todos los altos cargos universitarios de sus simpatizantes y militantes. Esos universitarios azules consintieron a la subida uniforme de matrículas lo que se concretó en el 1981.
En el 1980, un comite de la Junta Universitaria rindió el Informe Girona y presentó un cuadro de cómo durante años, la fórmula de la Ley #2 de 1966 --aún vigente-- que otorga un porcentaje del promedio bianual de las rentas del gobierno de Puerto Rico a la UPR, había sido adulterada desviando del Fondo General ingresos sustanciales evadiendo separar el porcentaje correspondiente de la fórmula de la Ley #2 de esos fondos a la UPR. Ese informe proveyó opciones para aumentar los ingresos de la UPR. Durante sus discusiones, como medida extrema, en caso de que fuese imprescindible, se habló de alzas proporcionales a los ingresos familiares de los estudiantes. Fui junto con el Profesor Emerito, Milton Pabón y el Decano Francisco Girona --funcionario probo de profunda honestidad intelectual-- miembro estudiantil de ese Comite, con el cual colaboró el Director de Finanzas de la UPR, Andres Medina Peña, de gran sabiduría y cualificaciones.
El nivel de articulación y vascularidad del movimiento estudiantil era diverso y muy amplio en 1981. Había, aparte de los Consejos Generales de Estudiantes, múltiples organizaciones --por departamentos, facultades, recintos, por diferentes temas e intereses-- que estructuraban una red estudiantil fuerte. Estaban además, los movimientos políticos que no eran predominantes, aunque algunos de sus líderes ocuparan posiciones en el gobierno estudiantil.
Son notables los esfuerzos de organizaciones estudiantiles que llegaron a presentar pleitos contra el aumento en las matrículas. Recuerdo uno de esos pleitos en el cual testifique como el único miembro estudiantil de la Junta Universitaria, en el cual el representante Jose Enrique Arrarás fungía de abogado litigante a nombre de los estudiantes. No hay que olvidar que el doctor Arrarás había sido Rector del Recinto Universitario de Mayaguez.
La huelga contra el alza en las matrículas del 1981 fue asentándose y acompasándose bajo estos hechos precedentes. Fue tambien la huelga estudiantil más violentamente reprimida de la segunda mitad del siglo XX.
La alta oficialidad policíaca y la Universidad
Los años de las decadas del setenta y ochenta fueron los años más duros de la Guerra Fría en Puerto Rico. La Policía de Puerto Rico se concebía desde Fortaleza como un instrumento de las agencias policiales federales. Así, la División de Inteligencia de la Policía, abría, mantenía, administrativa y cebaba expedientes de 'subversivos' --creyentes en la independencia-- en una tarea continua y planificada en todas las regiones policiacas del país.
Todas las actividades universitarias --especialmente en la UPR-- eran cubiertas por la División de Inteligencia y por un extraordinario número de informantes y de agentes encubiertos dedicados a la faena carpetera y persecutoria. Por supuesto, que todo este malgasto de fondos públicos y todo este operativo era ilegal e inconstitucional y violentaba de la A a la Z los derechos constitucionales de decenas de miles de carpeteados, incluídos, los carpeteados universitarios. (Conservo la mía todavía, que fue la cuarta carpeta entregada once años despues, pues fui uno de los abogados del caso y corría para Comisionado Residente en el 1992).
Pero no sólo en la vigilancia y persecución ilegal de universitarios estaba metida la Policía de Puerto Rico; tambien vigilaban presuntos grupos subversivos --como aquel que acabó en los dos asesinatos del Cerro Maravilla en 1978-- y tambien tenían en su interior bandas de policías corrompidos por el crimen organizado, como la infame banda del Coronel Alejo Maldonado que perpetró crímenes terribles, como el secuestro y el asesinato. Otras actividades criminales de la epoca supusieron los crímenes de derecha --de los cuales casi ninguno fue resuelto-- vinculados a terroristas de origen cubano en el exilio que incluyeron explosivos y asesinatos.
Ese clima de violación patente a los derechos constitucionales, de crímenes ultraviolentos, de fabricaciones de casos, entre otros, pasaban muy cerquita de la actividad de altos oficiales policiacos que habían iniciado carrera como infiltrados o informantes metidos en la vida universitaria. Una radiografía aunque de aproximación puede hacerse del examen de carpetas de la División de Inteligencia.
Agosto de 1981
Cuando comenzó la 'Huelga del 81' contra el alza en las matrículas, las condiciones eran distintas. Si bien la Jefatura del gobierno antidemocrático universitario había consentido al alza, como lo hace ahora en el 2018; respondían directamente a las instrucciones de Fortaleza. El tiempo dirá si esta dobladura del nuevo aumento escalofriante, fue con o sin resistencia de la Fortaleza. Tendremos oportunidad de examinar tambien a que vino la insistencia de la Junta de Supervisión-Control Fiscal de crearle enormes dificultades a los universitarios e iniciar la desfiguración del proyecto educativo puertorriqueño más importante del siglo XX.
Otra diferencia ostensible es que el movimiento estudiantil del 1981 era muy diverso, estaba mejor organizado y tenía una madurez política y un liderato sólido. Daba gusto ver las comparecencias oficialistas ante la prensa y los 'talk shows' de entonces, y contrastarlas con las entrevistas a líderes estudiantiles. El nivel de articulación y profundidad argumental de los estudiantes universitarios era la mejor prueba de la buena educación que recibían dentro de una Universidad regida por muchos mediocres --hubo siempre excepciones honrosas, como la del Dr. Norman Maldonado, que entonces el 1981, era Rector del Recinto de Ciencias Medicas y luego fue Presidente -- nada que ver con la patetica figura odontológica que es presidente de turno y que se comparó con el personaje Rambo en un chiste.
Mayo del 2018
Está muy lejos aquel París del 1968 del que me contaron tanto --como a Ismael Serrano-- y del cual pude leer luego cuando llegue en el 1974 como estudiante a la UPR. Ha pasado medio siglo desde que un movimiento estudiantil pudo estremecer los cimientos de una sociedad y país e iniciar en Francia una ola que le daría la vuelta al mundo. Uno supone que cada epoca tiene su epoca.
En el 2018, en contraste con el 1981, tenemos una Universidad colapsada, golpeada por la política partidista inclemente de varias administraciones consecutivas populares y penepes, donde el principio de merito ha sido sustituido, casi del todo, por una lotería de vínculos y simpatías partidistas; donde en lugar de un sistema racional de compensación existe una pirámide feudal de peonazgo de profesores por contrato con paga de subsistencia; profesores precarizados que verán sus contratos suspendidos, y otros, que verán cómo aumenta su carga academica cuando ya no haya profesores por contrato.
Encontramos una Universidad centrífuga, sin liderato, ni disciplina en su alta Jefatura, que tiene exrectores acusados en grupos de 3 ó 4, y en donde la permisividad y la ausencia de supervisión y línea de mando expone continuamente a sus recintos a señalamientos de la Contraloría y de otros organismos públicos. Encontramos una Universidad sin norte, ni coordinación investigativa adecuadas donde las más de las veces 'la mano derecha, no sabe lo que hace la mano izquierda' y en la que la producción intelectual languidece.
Es en esta Universidad golpeada, donde habitan mentes productivas extraordinarias, pero oprimidas o maltratadas por el paso de las aplanadoras del favoritismo y la politiquería y donde se materializa ahora el golpe de gracia financiero de la Junta de Control Fiscal, sin filtros y sin espacios razonables de transición.
Fuera de la gran Marcha para la salida de la marina de Vieques, que recorrió el Expreso las Americas, no creo que se haya movilizado tanta gente a protestar en Puerto Rico en los últimos 40 años, y creanme, he ido a todas.
Primero de mayo
El primero de mayo --ayer-- fui muy temprano a las manifestaciones del día. Llegue en el Tren Urbano a la UPR-Río Piedras, observe el ambiente y seguí a la 'Milla de Oro' para caminar hasta donde partiría una de las marchas donde estarían miembros, muchos de ellos maestros del Partido Independentista Puertorriqueño.
Había mucha gente en la Ponce de León frente a Plaza Universitaria, lo que me alegró. Igualmente me pareció grande la otra marcha que salía desde frente al Departamento de Educación y la Escuela de Derecho de la UIA. Me contaron que había mucha gente tambien en la marcha que saldría del Estadio Hiram Bithorn, y de las que saldrían de otros lugares para marchar y pasar frente a donde está la sede no virtual de la JSF. Saliendo desde el Viejo San Juan, había visto en la mañanita, en el área del Puente dos Hermanos, mucha gente aglomerándose para otra marcha que me entere iría hacia el Capitolio.
Fueron muchas marchas con la participación sin duda de decenas de miles de personas. Un día para protestar y para conmemorar el sacrificio de los trabajadores que consiguieron muchos de los derechos que ahora están locos por quitarnos (la JSF y la Administración plegadiza). Todavía no deja de sorprenderme cómo aprobaron la segunda reforma laboral y luego la repudiaron --sólo Dios sabe hasta cuándo-- al tercer día. Fuera de la gran Marcha para la salida de la marina de Vieques, que recorrió el Expreso las Americas, no creo que se haya movilizado tanta gente a protestar en Puerto Rico en los últimos 40 años, y creanme, he ido a todas.
Este año ocurrieron al igual que le año pasado, hechos lamentables cerca de donde habían finalizado los actos del día en tarima. A varios cientos de metros de distancia en otro cuadrángulo de Hato Rey, personas enmascaradas o apañueladas y algunos miembros de una agrupación se vieron atrapadas-confinadas en un espacio limitado. La prensa habla de que hubo incidentes de confrontación entre algunas de estas personas y miembros de las unidades tácticas de la Policía en un lapso de más de dos horas luego de terminados los actos oficiales. Salí de Hato Rey despues de mediodía en Tren Urbano, fui a buscar mi vehículo, llegue a casa de mi familia y me entere de que algo estaba pasando. Me dio tiempo a ir a un negocio y ver parte de la refriega en vivo por la televisión.
Habrá tiempo de examinar con calma que hizo y que no hizo cada quien y cuáles actos de violencia ejerció cada cuál. Es sencillo repudiar la violencia en abstracto, y lo será mucho más, cuando se tenga el beneficio del análisis frío de los actos, las omisiones, de sus contextos y de sus causas.
Rechazo cualquier acto de violencia individual o institucional que ponga en riesgo la vida o la integridad física de un(a) sol(a) puertorriqueño(a). Me ofenden las confrontaciones protagónicas vengan de donde vengan que suelen ser aprovechadas por la oficialidad más tarde, para desmerecer, enturbiar o desviar la atención de expresiones ejemplares del Pueblo contra los abusos de esa oficialidad.
Contra el infantilismo de algunos o contra el uso excesivo de la fuerza, o el abuso de autoridad oficial, es muy poco lo que puede hacerse en el momento mismo de un incidente provocado o en el cual se ansía ser provocado. Máxime, si se trata de múltiples actividades y de múltiples multitudinarias concurrencias.
¿Por que la violencia?
Hay muchas formas en que se manifiesta la violencia. El colonialismo y la Junta de Supervisión Fiscal son la más antidemocrática forma de violencia. La violencia oficial de la que trata gran parte de este artículo tiene muchas formas de manifestarse tambien, no sólo es a golpe de macana, tambien puede ser a cuchillo de palo.
La Policía de Puerto Rico atraviesa por epocas muy duras. Cuatro mil oficiales se han marchado en los pasados años. Está desprovista de suficiente personal en muchos lugares, faltan los equipos, a los oficiales se les escatima la paga o se la retrasan por largos meses en el caso de las horas extra, se les degrada desde la propia oficialidad. Mientras, hay señalamientos de corrupción y se fortalece en la calle el crimen organizado. Por otro lado, se ha aumentado la edad de retiro para muchos, en casi en una decada; se ha reducido el porcentaje de lo que serían las pensiones a secas sin el complemento del Seguro Social, entre otros problemas. Los policías están tambien acorralados en ese laberinto de injusticias y tensiones.
Los policías además, sienten y padecen lo que el resto de la sociedad. Sus familias se ven ahogadas por la inflación, por los costos de la recuperación del huracán, por los impuestos, los IVUs, por el deterioro de los servicios y de la calidad de vida. Encima de todo ello tienen que enfrentar y recibir directrices confusas y contradictorias. En el caso de la refriega aquellos que de entre el grupúsculo tiraron objetos, son tambien parte de esta realidad dura y opresiva.
No olvidemos que un número grande de universitarios enfrenta los fantasmas del desempleo, la subpaga, la posible descontinuación de sus estudios y probablemente la emigración. Tampoco olvidemos que muchos policías o sus familiares son universitarios.
Se trata de dos extremos --policías y manifestantes-- en estado de tensión que pueden perder de vista por un momento que son parte del mismo Pueblo y de la misma familia puertorriqueña.
En el caso de los estudiantes universitarios, estos provienen de un mundo cuyas organizaciones se han desarticulado, como parece estar desarticulado a efectos de la JSF y del gobierno, el proyecto de Universidad que era posible ver e imaginar en el 1981.
Bien es sabido que la falta de medios e instrumentos puede agravar la desesperación de las personas comprometidas y que esta puede provocar que algunos hagan cosas de las que seguro pueden estar arrepentidos al día siguiente.
*El autor es doctor, profesor universitario, abogado, consultor y exportavoz del PIP en la Cámara de Representantes.