El martes, 1 de mayo, Puerto Rico tiene otra oportunidad de expresar su indignación por los atropellos y la austeridad que se imponen desde Washington. La pregunta es cómo se hará esa expresión, en que manera serán esas protestas masivas, y más que eso, que otras tácticas se implementarán en esta batalla para definir nuestro presente y futuro. Porque ya a nadie le cabe la menor duda de que Mr. Ñemerson nos patea por el trasero, y este pueblo tiene que reaccionar.

Estamos conscientes de que nos lo buscamos. Si el Congreso y sus emisarios, que es la Junta de Control Fiscal, están pateándonos el trasero es porque lo permitimos durante años al elegir corruptos y aceptar que quebraran las finanzas del gobierno. Mr. Ñemerson puso a esos siete emisarios allí para velar por sus intereses. En octubre de 2016, en este mismo espacio En Blanco y Negro con Sandra lo advertimos. Dijimos que con la ley PROMESA nos daban un golpe de estado y el pueblo no reaccionó.

El momento de actuar era cuando se gestó ese golpe de estado. No lo hicimos, porque parte de nuestra realidad colonial es estar divididos siempre. La mayoría de los puertorriqueños favorecían la creación de esa Junta porque pensaban que venía a detener a los corruptos. Pero ahora, cuando la miran bien, caen en cuenta de que es un engendro que busca patearnos, estando ya en el piso.

Esa Junta está llena de conflictos de intereses con individuos como Carlos García y Jose Ramón González, quienes participaron en el los bancos y en los gobiernos que cogieron prestado y nos llevaron a la quiebra. Esa Junta viene a imponer austeridad, pero gastan millones como el mismo gobierno en contratos y en salarios. Esa Junta representa los intereses de gente como Luis Fortuño, Pedro Pierluisi y Alejandro García Padilla, quienes cabildearon para imponerla y tener a su gente allí. La Junta es el gobierno por decreto. No es una junta militar, pero sí financiera. Es el gobierno impuesto por encima del voto del pueblo, y constituye un ataque a nuestro ordenamiento jurídico. Es indigno, pero finalmente ahora es que muchos lo están reconociendo.

Decir que el pueblo no entiende la magnitud de lo que nos pasa es faltarle a la verdad porque el pueblo es quien lo está sufriendo cada vez que se le va un pariente o cuando ve que no tiene dinero para vivir con dignidad. Lo que pasa es que muchos están abochornados de admitir que le creyeron a los políticos, siendo esos mismos políticos la causa de la crisis. Y a los políticos no les interesa explicar la realidad de lo que nos viene arriba porque tendrían que aceptar que son lacayos en el Plan para Puerto Rico que incluye recortes en servicios, aumentos en el costo de vida, desempleo, cierres de escuelas, reforma laboral, privatización, valores de propiedades por el piso, menos servicios, miseria, hambre.

Y yo pregunto, ¿no es ese Plan para Puerto Rico la imposición de una dictadura? ¿No es esto lo que se critica en Cuba y en Venezuela? Allá la gente sabe lo que hay, aquí nos vendieron que la deuda se podía pagar. Es más, aquí todavía pensamos que el maná viene de Washington y si no es de allá, vienen los criptoempresarios a salvarnos. Mr. Ñemerson exige su dinero.

La realidad es que esta isla enfrenta ahora lo mismo que vivimos en los primeros 30 años del siglo pasado, cuando los americanos eran dueños del azúcar, del cafe, de la electricidad, de todo; y nosotros los puertorriqueños eramos sus jornaleros. Logramos algo de control propio en los años 50 pero con el tiempo hemos demostrado que no supimos manejar ese poder por la avaricia y la corrupción de los mismos políticos que hoy intentan decir que van en contra de esa Junta.

El padre del actual gobernador dijo una vez 'El pueblo habla y yo obedezco'. Ahora la Junta dice: 'Nosotros mandamos y ustedes obedecen, a patadas'. Y Rosselló la rechaza, y Rivera Schatz saca pecho y dice que no aprobarán la reforma laboral de la Junta, pero ya el pueblo sabe que esa es la misma reforma laboral que el gobierno mandó originalmente. Dicen que se acabó la diplomacia entre gobierno y Junta, pero el pueblo lo ve como si fuera una cartelera de lucha libre entre Carlitos Colón y Chicky Starr. Un show.

La realidad es que mientras Junta y Gobierno se pelean por el poder, al pueblo se le va la vida. Menos pensiones, menos escuelas, menos trabajo, menos derechos. Mucho más dolor. Eso es lo que viene. Entones, ¿que hacemos? ¿Entregarnos? ¿Permitir que nos sigan pateando el trasero y la vida? Objetivamente creo que tenemos pocas alternativas posibles:

1. Hacer buche y aguantar los golpes porque sabemos que nos lo buscamos. Así actuarán algunos. Se callarán porque saben que cometimos el error de votar por los mismos de siempre que robaron. Fuimos irresponsables y blandengues. Permitimos decadas de gobiernos que gastaron de más y nos embrollaron. Los que sienten vergüenza en la cara harán buche.

2. Reconocer que la diáspora es nuestra la salvación. La diáspora puertorriqueña tiene un rol crucial para detener lo que nos pasa aquí. Si los puertorriqueños en las próximas elecciones de medio termino salen a votar en vez de irse a Disney, mandarán un mensaje que Washington escuchará.

3. Acudir a los foros internacionales. Exigir en la ONU, en la OEA, y denunciar ante los medios noticiosos en Europa y Asia las acciones del gobierno de los Estados Unidos.

4. Acudir a los tribunales. Ahora mismo hay unas nueve demandas contra JCF que en esencia, impugnan su constitucionalidad. Hace unos días se radicó otra demanda que pide revocar la Junta e incluye una solicitud sobre ilegalidad de la deuda. Es probable que al final esta crisis se tenga que resolver en el Tribunal Supremo de los Estados Unidos.

5. Manterner las protestas. Más allá del 1 de mayo, no se puede bajar la guardia. La gente está avergonzada por los políticos y tienen miedo, pero si no protestan entonces que se resignen a aguantar más patadas.

Lo más importante es que el país tiene que aprender a administrarse, algo que al momento no estamos viendo.

*La autora es relacionista profesional y mantiene el blog En Blanco y Negro con Sandra.