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Montes, la boricua que espiaba para Cuba, excarcelada tras más de 21 años en prisión

Ana Belén Montes, arrestada por el FBI el 20 de septiembre de 2001 en su oficina de la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA, siglas en inglés), salió de la prisión de máxima seguridad de Carswell, Texas.

Una manifestación en favor de la puertorriqueña Ana Belén Montes.
Foto: Redes

Ana Belén Montes Badillo, la puertorriqueña que por 17 años espió para Cuba y que diez días después de los ataques a las Torres Gemelas en 2001 fue detenida por el FBI en su oficina de analista superior en la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA) de los Estados Unidos, fue excarcelada de forma anticipada de una prisión de Texas tras más de 21 años presa.

El Negociado de Prisiones de Estados Unidos, que había informado que la puertorriqueña sería liberada mañana, domingo, finalmente determinó excarcelar ayer, viernes, a la boricua que había sido sentenciada a 25 años de prisión, de los que cumplió poco más dos décadas.

Montes Badillo, que desde el 16 de octubre de 2002 se convirtió en la prisionera 25037-016, pasará su cumpleaños 66 (el 28 de febrero) en libertad luego de una vida que comenzó en 1957 en una base militar de la entonces Alemania Occidental, luego siguió en Baltimore y que, con el paso de los años y tras acudir a las universidades de Virginia y a John Hopkins, la llevó a transformarse en consejera de la Casa Blanca sobre Cuba y a la DIA.

Hija de los puertorriqueños Alberto Montes (médico psiquiatra del ejército de Estados Unidos) y Emilia Badillo, la boricua, considerada una presa política, fue detenida el 21 de septiembre de 2001 y acusada de conspiración para cometer espionaje para el gobierno de Cuba (se liberó del cargo de alta traición, por el que pudo ser condenada a muerte).

Su cargo, analista superior de inteligencia en la DIA en la base aérea de Bolling, le daba acceso a información privilegiada en relación al país caribeño y su espionaje entre 1984 y 2001 tuvo un alto costo para ella: más de 21 años encarcelada en la prisión de máxima seguridad de Carswell, en Fort Worth, Texas.

Antes, al comparecer a un tribunal de Washington DC para escuchar su sentencia, expuso su postura al leer un breve texto: “Yo me involucré en la actividad que me ha traído aquí porque obedecí a mi conciencia más que obedecer a la ley. Yo considero que la política de nuestro gobierno hacia Cuba es cruel e injusta, profundamente inamistosa, por eso me consideré moralmente obligada de ayudar a la isla a defenderse de nuestros esfuerzos de imponer en ella nuestros valores y nuestro sistema político (…). Nosotros (Estados Unidos) hemos hecho gala de intolerancia y desprecio hacia Cuba durante las últimas cuatro décadas. Nosotros nunca hemos respetado el derecho de Cuba a definir su propio destino, sus propios ideales de igualdad y justicia (…). Yo solamente puedo decir que hice lo que consideré más adecuado para contrarrestar una gran injusticia”.

Tras su mensaje, vinieron los días de “infierno”, como ha contado su prima, Miriam Montes Mock, quien por años ha encabezado la Mesa de Trabajo por Ana Belén Montes en Puerto Rico, y quien ha sido de las pocas personas en la familia de la exespía que sigue manteniendo una relación con Montes Badillo (una hermana y hermano de la exfuncionaria de la DIA trabajan en el FBI).

El testimonio escrito de Montes Mock habla en estos años de que “salía (de su celda) por una hora y en la ‘jaula de los gorilas’, como la llamaba porque estaba enrejada, hacía yoga. Solamente podía recibir cartas de 20 personas. Y vino el cáncer del seno derecho y una mastectomía, las visitas al hospital, encadenada, adolorida”.

Lectora voraz, Montes Badillo recibió numerosos libros durante estos años (uno de ellos, sobre cuentos latinoamericanos y titulado “Pendejos” fue devuelto por las autoridades carcelarias) y habló religiosamente con su madre cada domingo por cerca de 15 minutos (su padre falleció un año antes de ser arrestada).

Ahora, ya en libertad, quizás, como dice su prima vuelva a disfrutar de cosas que le agradan, como la playa, comer piña fresca y gente con sentido del humor.

Para el abogado de la Comisión Pro Derechos Humanos de Puerto Rico, Eduardo Villanueva, el caso de Montes Badillo está relacionado a la “larga tradición” existente de solidaridad entre Puerto Rico y Cuba, y que nace por las luchas de independencia de ambos países.

“Ana Belén cae dentro de esta corriente de solidaridad. Es una agente de inteligencia que lucha contra las políticas (de Estados Unidos) que violan el derecho de autodeterminación de un país (Cuba), como realizar actos violentos que también son contrarios al derecho internacional y a los tratados que Estados Unidos ha suscrito. Protegió a Cuba de ataques terroristas. No era una agente a sueldo, lo hizo por principios, por conciencia”, expuso el licenciado.

En cuanto a la condena que recibió la exespía, la consideró “desproporcionada” y recordó que en Cuba, los mismos cargos se pagan con cinco años de cárcel, mientras que la boricua pasó más de 20 tras las rejas y los independentistas han purgado largas penas, entre ellas de 78 y 99 años.

Junto con opinar que la cárcel es “deshumanizante, con encierros severos, en los que las personas están aisladas y sin recibir visitas, porque buscan el escarmiento, intimidar, disuadir”, el abogado también advierte sobre la difícil reinserción en la sociedad de quienes han pasado décadas encarceladas, “que es un tema complicado en general para todos los presos políticos”.