Lecciones de Fiona: las lluvias de "cada 100 años" ya no tardan 100 años
El huracán Fiona y sus efectos desastrosos sobre la isla está dentro de las nuevas tendencias del clima extremo y demuestra que no se ha hecho suficiente mitigación para inundaciones.
El huracán María, casi de categoría 5, dejó registradas 38 pulgadas de lluvia en Caguas. Ese récord provocó el uso de la frase "lluvias de 100 años". El huracán Fiona, que apenas era categoría 1 al pasar por nuestra área en los últimos dos días, dejó un registro de casi 21 pulgadas en Yauco entre domingo y lunes, y todavía anoche seguía lloviendo. Otra vez se mencionó la frase "lluvias de 100 años" o hasta "lluvias de 500 años".
Antes de estos dos eventos, separados por solo cinco años, la oficina del Servicio Nacional de Meteorología en San Juan tenía como récord de precipitación en 24 horas las 23.7 pulgadas que cayeron en el bosque Toro Negro el 7 de octubre de 1985, hace 37 años.
En febrero pasado, fuera de los meses de la temporada de huracanes y sin estar relacionado a alguna tormenta, 15 pulgadas de lluvia que cayeron en 48 horas provocaron inundaciones en Cataño y Toa Baja.
Por todo esto, pensar en precipitación catastrófica como algo que solo ocurre cuando viene una tormenta y solo en los meses de la temporada de huracanes o solo como un evento que tarda "100 años" en repetirse no tiene base científica y es engañoso porque encubre la realidad de los peligros que enfrentamos por la lluvia en la isla y porque sirve para que los gobiernos y otro sectores en la sociedad no traten el tema con urgencia, argumentó el doctor Pablo Méndez Lázaro, profesor de la Universidad de Puerto Rico y miembro del Comité de Expertos y Asesores sobre Cambio Climático (CEACC) bajo la estructura del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA).
"En la academia nos estamos alejando de esos análisis probabilísticos. No deberíamos seguir usando eso cuando sabemos que los patrones están cambiando", comentó en referencia a la frase "lluvias de 100 años". El experto observó que los datos históricos sobre la precipitación en la isla no permiten derivar un patrón claro, excepto que hay mucha variabilidad. De hecho, no hizo comentarios precisos sobre las lluvias de Fiona porque los datos hasta ahora son preliminares y no tienen la depuración rigurosa que prefieren los científicos.
Tampoco quiere decir que los cinco años entre María y Fiona impliquen que estos eventos de lluvia extrema van a ser tan frecuentes como cada cinco años. Pero lo que sí se acentúa es que la proyección basada en datos científicos apunta a que, aunque a nivel general la isla va a tener menos lluvia, también va a estar sujeta a fluctuaciones más salvajes entre dos extremos: sequías y lluvias torrenciales.
"Estamos hablando de sequía hasta el otro día y de momento viene una tormenta", subrayó Méndez Lázaro. "Se espera que los eventos extremos de lluvia puedan seguir ocurriendo asociados a tormentas o ciclones tropicales, pero también desligados de ellos", advirtió.
A la pregunta de qué se puede hacer para que los habitantes y el gobierno estén mejor preparados para los eventos de lluvia extrema, Méndez Lázaro exclamó que "apretar el acelerador" en cosas como las recomendaciones que el CEACC en marzo sobre el manejo de agua y a las que el gobierno todavía no ha respondido.
Algunas de las tareas para mitigar el efecto de inundaciones y manejar el recurso agua son hazañas de ingeniería moderna, pero otras se han usado en la isla desde los taínos, según explicó el también representante de Puerto Rico y el Caribe para la Quinta Evaluación Climatológica Nacional, una iniciativa de Casa Blanca.
De la misma manera que se ha creado conciencia de que los individuos pueden lograr un nivel de independencia energética mediante la instalación de paneles solares y baterías, hay que retomar la práctica de generaciones pasadas de recolectar agua de lluvia mediante sistemas en los techos y almacenamiento en cisterna. Actualmente, apuntó el profesor, las cisternas que están instaladas en hogares, escuelas y negocios lo que hacen es aumentar artificialmente el consumo de agua porque se llenan con el líquido que distribuye la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA), en vez de con agua de lluvia.
La recolección no solo quitaría presión a los embalses durante tiempo de sequía, sino que haría que menos agua corra por las calles y montes lo que, a su vez, ayuda a evitar inundaciones o a reducir la fuerza de los golpes de agua. Hace unos años, como parte de un estudio, Méndez Lázaro pudo concluir que una estructura como Plaza Las Américas puede recolectar 400,000 galones de agua de lluvia en un año. A pesar de que solía ser práctica común en el Puerto Rico de principios de siglo pasado, ahora el gobierno ni siquiera parece estar levantando estadística de cuántas sistemas de recolección de agua están en operación.
Otro elemento es las alcantarillas. El doctor entiende que hay que asignar más recursos para darle mantenimiento a lo largo del año y no solo días antes del impacto de un huracán. Anotó que en varios lugares urbanos se puede observar que las alcantarillas están completamente tapadas con tierra y tienen hasta vegetación creciéndole. Esto hace que, en lluvias fuertes, esa agua no escape sino que quede en la superficie y propenda a la inundación.
La AAA tiene el poder de ejecutar otras dos recomendaciones, que se mencionan con regularidad pero no parecen avanzar ni una pulgada. Una es reducir los salideros. Méndez Lázaro indicó que actualmente se pierde un 55% del agua potable producida. El porciento se ha mantenido así por varios años, pero el profesor no quiso adjudicar que fuera dejadez porque la naturaleza de atender salideros es que siempre pueden estar surgiendo nuevas roturas, pero lo que sí denota es que no se ha hecho un esfuerzo concentrado para bajar la pérdida de agua significativamente. Otra recomendación repetida es darle mantenimiento a los embalses para mejorar su capacidad de almacenamiento quitándole basura y sedimentos.
"Puerto Rico está en la autopista de los huracanes hace más de 2,000 años. Deberíamos retomar los conocimientos históricos. Nos hemos desligado de cómo la naturaleza afecta nuestro estilo de vida", resumió.
Méndez Lázaro añadió que al efecto desastroso de las inundaciones también contribuyen malas prácticas como desobedecer el ordenamiento territorial y el uso de terrenos así como emitir permisos de construcción irresponsablemente. "Se permitió que hubiera personas expuestas y las agencias miraron para el lado. Tenemos una gran cantidad de personas viviendo en lugares de alto riesgo y eso es (un problema de) política publica del estado", dijo.
En septiembre de 2021, el CEACC hizo recomendaciones sobre el manejo de costas y una de las propuestas fue una moratoria de permisos en esa zona, la cual fue rechazada por el gobierno. "Cuando estás haciendo las cosas mal, detente, piensa, analiza y ejecuta, pero no puedes seguir cometiendo los mismos errores tratando de solucionar el futuro", comentó sobre la necesidad de una moratoria.
La misión principal encargada por la ley al CEACC es la preparación de un plan de mitigación, adaptación y resiliencia para Puerto Rico ante el cambio climático. Se proyecta que estará terminado para 2023, misma fecha en que debe completarse también la evaluación que el profesor realiza para el gobierno federal. El trabajo del Comité se ha hecho a pesar de varios obstáculos burocráticos, incluyendo que el gobierno, ni la Junta de Supervisión Fiscal, le facilitaron los fondos de operación en la manera en que se supone ocurriera desde que comenzó a trabajar.
Además, el gobierno se opuso a una enmienda de ley que hubiera asignado la presidencia del grupo a uno de los científicos que lo componen en vez de a uno de los jefes de agencia que también lo integran. Con las idas y venidas de los jefes de agencia, "se decapita el comité". "No tiene nada que ver con que si hemos recibido apoyo o no (de la presidencia), es que genera inestabilidad", expresó.
Además de Méndez Lázaron, los integrantes científicos del CEACC son Maritza Barreto Ortiz, Rafael Méndez Tejeda, Ada Monzón, Carl Axel Soderberg y Roy Torbert. Los miembros de gobierno son los secretarios del DRNA (quien lo preside actualmente), del Departamento de Desarrollo Económico y Comercio y el presidente de la Universidad de Puerto Rico.
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