Carmen Jovet: toda una vida de inquietudes vencidas
La veterana periodista ha tenido una vida similar a la de un tren que nunca para. Y con 55 años de carrera, no tiene planes de detener.
Ya son 55 años desde que Carmen Jovet Esteves se adentró profesionalmente y de lleno al periodismo, en el que ya había hecho pininos en su natal Mayagüez.
Hizo cine, fue actriz y fue maestra, en un orden que no narra cronológicamente porque su alma libre y arrojada nunca tenía calendario.No había proyecto o pasión que no agarrara de niña, la misma que tantos dolores de cabeza le ocasionó a su madre por ser tremenda, difícil y porfiada. Pero a la vez era laboriosa, comprometida y servicial desde pequeña. Eso no ha cambiado mucho. Sigue siendo así.
De su madre aprendió el valor del trabajo y la honestidad, y de su padre, un músico bohemio que pasaba gran parte de su tiempo en San Juan, a desarrollar sus destrezas matemáticas y a amar la música. Porque en su casa podría en ocasiones faltar lo esencial, pero siempre había un libro y siempre, un piano de cola.
Hablar de la niña “Carmencita” es complicado porque ella misma acepta que nunca lo fue, que brincó tantas etapas, que cuando vino a ver ya estaba a los 15 años en la universidad, luego de tomar exámenes libres, desesperada porque quería independizarse y trabajar.
Pero fueron maestros, además de su madre y su padre, quienes marcaron sus pasiones. A los 12 años viajó por Estados Unidos representando a Puerto Rico en concursos de oratoria, gracias a la profesora Milagros Gómez. A la universidad llegó temprano gracias a un profesor que le cambió la vida. Arturo Meléndez le dio la oportunidad de tener experiencia universitaria en el entonces Colegio de Agricultura y Artes Mecánicas (ahora RUM) mientras estaba empezando la escuela superior. Otro maestro, Pedro Ojeda le consiguió su primer trabajo en radio.
Quizás por eso fue maestra. Llegó a la Universidad de Puerto Rico y fue elegida por Jaime Benítez para participar de un programa especial avanzado que los preparaba para ser maestros. Organización y Método. Desde entonces no ha dejado de aplicarlo. En ese programa una de sus profesoras fue Celeste Benítez, cuando llegó de estudiar de Alemania.
Esa época también fue como un tren. Estudiaba, se convirtió en activista contra la guerra de Vietnam, formaba parte de grupos que realizaban manifestaciones, y conoció junto a ellos a Jane Fonda y a Malcolm X. Estaba deslumbrada.
Fue maestra de head start en su natal Mayagüez y lo amaba. Pero un día hizo críticas al alcalde Benjamín Cole, y la expulsaron a ella y a quienes le apoyaron. Esa puerta se cerró en el oeste pero Puerto Rico entero estaba listo para ella.
Como trabajaba parcialmente en el canal 3 de Mayagüez se enteró que en la estación madre, Canal 6, estaban buscando reportero. A sus 20 años y ya con dos hijos, llegó a San Juan y se sentó en el lobby del Canal 6, sin cita. Tarde en la noche se presentó por casualidad en el vestíbulo, Leopoldo Santiago Lavandero, quien dirigía entonces la corporación.
Buscaban reporteros. No reporteras. Pero Carmen exigió que se le hiciera una prueba para Panorama Mundial, “porque yo no voy a volver a Mayagüez sin trabajo”. Le hicieron la prueba y activó su truco. Había notado que los reporteros miraban los papeles del libreto y a la cámara- en movimientos repetitivos- y le perturbaba un poco. Ella leyó los papeles, los memorizó y habló todo el tiempo directo a la cámara. Le dieron el trabajo.
Fue la primera mujer ancla, la primera en salir a cubrir y a hacer reportajes en calle y también en dirigir un departamento de Noticias. Cuando ella llegó no había mujeres en cámara. Cuando le dieron la oportunidad de dirigir, llenó las salas de redacción de mujeres, como Sylvia Gómez, Milly Gil, Cyd Marie Flemming, entre otras.
Luego quiso independizarse porque era directora de noticias pero tenía jefes. No tenía total discreción. La falta de capital era preocupación pero no impedimento.Y surgió el caso del cerro Maravilla en 1978. Su primer trabajo independiente fue una entrevista a Julio Ortiz Molina, aquél taxista al que le ordenaron llevar a los dos jóvenes independentistas- Carlos Soto Arriví y Arnaldo Darío Rosado- hasta el Cerrro Maravilla, donde los mataron. Ortiz Molina le dio una entrevista en el Cerro Maravilla. Realizado el trabajo, lo llevó a todos los canales de televisión y nadie quiso publicárselo. Le decían que era caso cerrado y que se había determinado que el asesinato fue en defensa propia.
Su primera inversión en su independencia no la quería nadie. Así que compró un espacio en televisión y lo publicó. Tuvo grandes repercusiones y despertó el interés por las investigaciones que acapararon la atención del país. Y que levantó grandes grietas sociales. Su insistencia en la publicación surgía porque estaba convencida de que había una verdad diferente, de que no había tal defensa propia.
En esa época, el entonces gobernador Carlos Romero Barceló se enemistó con ella. “Nunca quise hacerle daño”, responde ella. Hicieron las paces con el tiempo porque ambos entendieron en qué posición se encontraban en ese momento en particular.
Tuvo carpeta ideológica y fue oficialmente subversiva. No le molesta hablar de eso. Le gusta y le provoca subvertir el orden.
Pero tantos años en los medios no han borrado ni los recuerdos ni su sensibilidad.
Aun recuerda las imágenes del fuego en el Dupont Plaza. Ese 31 de diciembre de 1986 ella estaba citada allí para una oferta de empleo con el empresario de los medios de comunicación. Intentó llegar, pero iba tarde. Y se encontró de frente con el caos. Vio cristales explotar y a gente saltar huyendo del fuego. De ahí que trata de olvidar imágenes para preservar su paz.
Vivió intensamente y de manera activa el caso de Lydia Echevarría por el asesinato de Luis Vigoreaux. No era amiga de Lydia sino de Luis, pero algo le decía que la gente estaba buscando culpables fáciles. Y se sentó junto al licenciado Héctor Lugo a estudiar si tuvo un caso justo. Encontraron ambas más de cien violaciones en derecho. Y por más de una década investigó el caso hasta que inició campaña por su indulto, que ocurrió tras la firma del entonces gobernador Pedro Rosselló.
“No es tan fácil la búsqueda de la verdad”, sostuvo.
Fue triste la muerte de Roberto Clemente, quien era su amigo.Y lo sufrió. El sonado caso de abuso sexual en Menudo, de ese no quiere hablar. Sabe más de lo que se sabe.
Vive en paz, entre plantas y animales, abonando, podando y cultivando y no tiene planes de retiro principalmente porque no siente que lo que hace es trabajo.
“Mientras pueda hablar, mientras pueda comunicar”… La niña zurda, a quien trataron de convencerla de que no lo fuera, seguirá diciendo presente.
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