“Nunca he sido damita televisión ni diva”
Yolanda Vélez Arcelay habló con El Push de la Mañana, edición estelar, sobre su carrera profesional, su formación y el rol de sus padres como modelo de su vida.
Yolanda Vélez Arcelay es una voz fuerte que Puerto Rico lleva cuarenta años leyendo y escuchando, en prensa escrita, radio y televisión.
No siempre fue tan vocal y comunicativa. De niña, era inteligente y aplicada, producto de la crianza de sus padres que estaba dirigida al estudio, pero era sumamente tímida y vivió momentos embarazosos por ello. Y en una ocasión en particular, cuando estaba en quinto grado, la vergüenza ocasionada por su timidez fue tal que ella misma se programó para vencer sus miedos. Y lo logró.
Su base de vida fueron sus padres. Su padre, hoy de 90 años, estudió hasta el tercer grado, pero era un líder natural que se convirtió en comerciante. Su madre, hoy de 80 años, se casó muy joven e interrumpió sus estudios en décimo grado. Pero retomó, hizo estudios libres, alcanzó el cuarto año, y luego hizo bachillerato, maestría y doctorado en la Universidad de Puerto Rico.
De ahí salieron los dos grandes valores que marcaron a “Yoly”, como le decían en su casa: el trabajo y el estudio.
Cuando cursaba el segundo grado y un maestro visitó su hogar para decirle a sus padres que tanto ella como su hermano eran estudiantes excepcionales, su padre sacó un dinerito y le compró una enciclopedia. Siempre le inculcó la importancia de la educación como llave para el futuro. También leía el periódico en voz alta porque sus padres le aconsejaron cultivar su voz.
Estudió en la escuela pública de Canóvanas, y luego pasó a la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, a la que llegó sin pensar en el periodismo. Quería ser profesora de Historia o arquitecta, pero un estudiante orientador le habló de la entonces nueva Escuela de Comunicación Pública y le llamó la atención. Y entró. Quería trabajar en el periódico de récord de ese momento, El Mundo, pero un día vio un anuncio en un tablón de la escuela en el que solicitaban cuatro estudiantes para trabajar en el periódico El Reportero. Y se montó en la guagua pública número 1, junto a la hoy fenecida periodista Maritza Díaz Alcaide, y dos universitarios más.
Llegaron a El Reportero y Andrés W. Maldonado los reclutó a los cuatro en esa Navidad del 1981. Ya se cumplieron cuarenta años de ese momento.
Comenzó trabajando las páginas sociales pero muy pronto la asignaron a cubrir "hard news". Trabajó varios años ahí, cubriendo La Fortaleza hasta que el periódico redujo su plantilla y se fue a la radio, a 11Q, pero regresó eventualmente a El Reportero hasta que en 1986 la llamó “una tal Linda Hernández”, entonces directora de noticias de Teleonce para hacer una prueba de cámara que no le llamaba mucho lo atención porque amaba la prensa escrita. Pero la hizo, la pasó y fue reclutada. La nena que en quinto grado se quedó frizada frente a toda la escuela cuando le correspondía ofrecer un discurso, había vencido completamente su miedo.
Tardó en adaptarse a la dinámica televisiva donde según dice, lo menos que importa a veces es el contenido y se le da mucha importancia a la imagen. “Yo siempre he sido medio hippie. Nunca he sido damita televisión ni diva”, aseguró.
Le ofrecieron ser ancla dos veces mientras estuvo en Teleonce y lo rechazó, primero porque prefería la calle y segundo, porque un ofrecimiento se lo hicieron en medio de una dinámica que afectaba a la entonces mujer ancla, Margarita Aponte, un acto de solidaridad rara vez visto en el medio.
Concluida la transición de Teleonce con Univisión, llegaron los conflictos. Si bien no le fue mal económicamente, asegura que fue objeto de acoso laboral y víctima de una filosofía de la empresa de tratarlos como “inmigrantes con necesidad de trabajo”. Presentó querellas y fue frontal ante los atropellos hasta que cerraron el taller de trabajo. Reconoce el daño que recibieron sus compañeros aunque asegura que en su caso personal se sintió profundamente aliviada y lista para comenzar nuevos proyectos.
Nunca se unió al boicot contra Univisión, si bien siempre fue solidaria con sus compañeros.
Yolanda ha vivido la historia de Puerto Rico en primera fila pero los años no la han curado de espanto. Considera la política como demasiado hostil y el asunto del estatus como uno que ha fragmentado el pueblo, lo que se refleja en la reacción del público ante los periodistas.
“Tienes gente que te adora y gente que te odia”, dijo.
Los gobernantes que ha cubierto son muy diversos. Carlos Romero Barceló fue intenso y muy defensivo, según lo describió, pero a la vez conoció fuera de cámara a un gobernador que llegó a conmoverle. “Tú conoces a los seres humanos en diferentes dimensiones”, sostuvo. Sus padres, de hecho, son estadistas y recordó en la entrevista a su abuela Francisca, que cariñosamente le pedía: “no me maltrates a Carlos”.
Le siguió el gobernador Rafael Hernández Colón, al que describe como “el gobernante más difícil, frío, exageradamente racional e impenetrable”. A Pedro Rosselló González lo describió como “dado a expresar pero no muy dado a no aceptar las preguntas,” y muy defensivo. A Sila Calderón Cerra como “bastante evasiva”. A Aníbal Acevedo Vila lo describe como “muy hábil, de los más sagaces”. A Luis Fortuño lo evalúa como “jugador de póker, tan flemático como Hernández Colón, retraído y controlado”.
A Alejandro García Padilla lo cubrió poco y desde otro foro y a Ricardo Rosselló Nevares, ya desde Jugando Pelota Dura, como marcado por el huracán María, defensivo y consciente de “algunos estigmas de la administración de su padre”.
Disfrutó mucho su estancia en Jugando Pelota Dura y valora la oportunidad que le dio Ferdinand Pérez Román, pero sintió que llegó a su zona de confort, hasta que se aburrió.
Su plan era irse a trabajar una finca de su padre en Las Marías, porque le apasiona la agricultura, hacer otro tipo de cosa, como el arte, y ayudar a su hijo en sus negocios. Pero la llamaron de Telemundo, el productor Tony Mojena. De nuevo, fue a su encuentro sin mucho entusiasmo, pero salió de allí con “un shot de adrenalina”. Y aceptó.
Es madre de Sebastián, un entrepreneur con una conciencia social muy marcada. Es esposa de Luis, quien también trabajó en los medios de comunicación.
Por ahora, el arte y la agricultura tendrán que esperar. Desde el pasado martes se unió a Los Rayos X de Telemundo, una experiencia que le ha encantado.
Sobre el libro que le rogamos publicar, ya veremos.
Mire la entrevista ahora en El Push de la Mañana, edición estelar: