Del Capitolio salió la fiesta y pronto tendrán que salir consensos
La llamada Casa de las Leyes fungió ayer como punto de partida y centro de actividades para los actos de juramentación.
La estructura de mármol conocida como el Capitolio, que de ordinario es lugar para discusiones y creación de las leyes que rigen a Puerto Rico, se convirtió una vez más en un centro de actividades, en esta ocasión en plena pandemia del COVID-19 y para dar paso a la juramentación de la decimonovena Asamblea Legislativa y el acto simbólico del gobernador Pedro Pierluisi Urrutia.
Quizás es el único momento cada cuatrienio, salvo por la muerte de algún dignatario de alto nivel, en que las tres ramas de poder constitucional coinciden en un mismo lugar y comparten con cierta cordialidad.
A diferencia de ocasiones anteriores, se dejó atrás un cuatrienio que tuvo tres gobernadores —uno de ellos Pierluisi Urrutia— y desastres naturales consecutivos, como huracanes y terremotos, acompañados de una emergencia salubrista que ha trastocado al mundo entero.
En el horizonte, posa un gobierno compartido en el cual el Primer Ejecutivo deberá buscar consenso con una Rama Legislativa diversa, compuesta por cinco partidos y miembros independientes, que se espera tengan entre sus primeras consideraciones la vacante del Tribunal Supremo, máximo foro de la Rama Judicial.
Poco antes de las ocho de la mañana del sábado, el tercer piso del Capitolio albergaba sillas y mesas vestidas de blanco, con entremeses, agua y café. Las gradas del Senado y de la Cámara de Representantes, que llevan prácticamente todo un cuatrienio cerradas por instrucción de los presidentes legislativos salientes —Thomas Rivera Schatz y Carlos “Johnny” Méndez Núñez—, estaban abiertas para los familiares y acompañantes de la nueva cepa de legisladores.
Unos 75 de 78 legisladores prometieron mantener y defender la Constitución de los Estados Unidos y del Estado Libre Asociado de Puerto Rico “contra todo enemigo interior y exterior”. Dos de las tres ausencias corresponden a las repercusiones de un 2020 convulso, cuyos efectos se extenderán por los próximos meses.
En el Senado, Rosamar Trujillo Plumey fue certificada como candidata electa por el distrito de Humacao, pero no ha finalizado la entrega de documentos requeridos, en parte a raíz de un escrutinio de las elecciones generales que se extendió hasta fin de año. Una de las primeras medidas que se discutirá en el hemiciclo es enmendar o derogar el Código Electoral.
En la Cámara de Representantes, Luis Raúl Torres se ausentó por una condición médica y Néstor Alonso Vega no participó del evento debido a su acusación federal por corrupción. Se espera que el legislador, que enfrentará juicio este año, renuncie a su escaño como le solicitó su delegación del Partido Nuevo Progresista (PNP).
La ceremonia en ambos cuerpos legislativos —compuestos por 27 escaños en el Senado y 51 en la Cámara—, comenzó tarde y no duró más de 15 minutos. Se dio lectura de los nombres de cada funcionario electo y se procedió con el juramento.
Aunque se proyecta que ambas cámaras serán dominadas por integrantes del Partido Popular Democrático (PPD), la composición lucirá distinto a años anteriores, debido a la incursión de legisladores independientes y pertenecientes a partidos de nueva creación, como el Movimiento Victoria Ciudadana (MVC) y el Proyecto Dignidad.
En el caso del Senado, es la primera vez en la historia que la mayoría (14 de 27) es compuesta por mujeres.
“Representamos al país en su diversidad y complejidad, y las diferencias que tenemos no desmerecen la importancia de este hecho. El llamado a las compañeras de todos los partidos es a honrar la valentía de las que, desde diversos espacios políticos, nos precedieron y nos abrieron camino”, exclamó por escrito la senadora María de Lourdes Santiago Negrón, del Partido Independentista Puertorriqueño (PIP).
Luego de las fotos protocolares, los integrantes comenzaron su peregrinaje hacia las afueras de la Casa de las Leyes, donde les aguardaba un mar de sillas y tarimas de gran tamaño para la ceremonia simbólica de Pierluisi Urrutia, que tuvo un costo ascendente a $227,992.
Así, algunos con prisa y otros con una calma únicamente instaurada por la seguridad de que la faena legislativa no comienza hasta el segundo lunes del mes, los nuevos funcionarios electos se movieron del tercer piso a dos niveles más abajo.
Muchos ignoraron el hecho de que el propio Pierluisi Urrutia se encontraba en el vestíbulo del segundo piso en la tradicional cancelación del sello de La Fortaleza. Algunos ujieres pidieron silencio en las inmediaciones, porque la pequeña ceremonia fue opacada por el bullicio de la legislatura.
Al finalizar, Pierluisi Urrutia —en compañía de su familia—, se dirigió a la oficina del Presidente del Senado para reunirse con el presidente de la República Dominicana, Luis Abinader.
Desde ese segundo piso podía verse el desfile de funcionarios electos y no electos en dirección hacia las tarimas, entre ellos la gobernadora saliente, Wanda Vázquez Garced, en compañía de su esposo Jorge Díaz Reverón; los jueces asociados del Tribunal Supremo, cojos de una pieza que debe ser llenada por Pierluisi Urrutia y la nueva legislatura; senadores, representantes, entre otros, quienes se pasearon por el vestíbulo donde ubica la Constitución enmarcada.
El ‘entra y sale’ de personas no parecía haber estado regido por protocolo salubrista alguno, pese a que el aumento de casos de COVID-19 en la Isla continúa rampante. El equipo de Pierluisi Urrutia solicitó que los asistentes se hicieran pruebas de antígeno, además de que se les requirió el uso de mascarillas en todo momento.
En las afueras, el despliegue protocolar era más amplio. Dos banderas inmensas, una de Estados Unidos y otra de Puerto Rico, colgaban de la entrada del Capitolio. Tres tarimas cargaban a una porción de los 400 invitados que asistieron al evento, mientras que otros estaban ubicados abajo, en sillas blancas desplegadas por la plazoleta y la carretera.
Entre lloviznas y un sol digno de verano, Pierluisi Urrutia juró al cargo de gobernador por segunda vez en el día poco después de las 11 de la mañana. Horas antes había llevado a cabo el protocolo ante la jueza presidenta del Tribunal Supremo, Mayte Oronoz Rodríguez.
Tras los 17 cañonazos en las inmediaciones del Fuerte San Cristóbal y el despido protocolar, comenzó la retirada del Gobernador hacia La Fortaleza, para otro saludo protocolar, no sin antes tomarse fotos y agruparse con las personas en la tarima.
Poco después comenzó el desmontaje de instrumentos utilizados por la Orquesta Filarmónica Arturo Somohano y de la tarima, pues le tocaba a las inmediaciones del Capitolio regresar a sus fachas habituales.
El 11 de enero dará inicio de manera oficial una nueva era legislativa, a la cual Pierluisi Urrutia acudirá en busca de acuerdos para establecer política pública y cumplir las promesas de campaña, entre las que se encuentran el uso diligente de fondos federales, la reconstrucción de la Isla y la estadidad.