Pese a largas filas en el aeropuerto muchos salen satisfechos con el proceso de cernimiento
Aunque con más calma que días recientes, siguen llegando de visita pasajeros turistas y puertorriqueños de la diáspora.
Antes de las 10:50 de la mañana, el área de cernimiento del aeropuerto internacional Luis Muñoz Marín solo contaba con los soldados de la Guardia Nacional de Puerto Rico y, en los alrededores, personal de seguridad de la instalación. Todavía a esa hora la fila no llegaría al otro extremo del Terminal B, por donde se canalizan a todos los pasajeros, y como ocurrió poco después.
A esa hora, llegó un vuelo desde Orlando y otro desde Santa Cruz. Sin embargo, ese no era el destino de procedencia de todos los viajeros, sino una conexión.
Algunos en realidad venían desde Nueva York, donde se han registrado 405,551 casos de coronavirus COVID-19 y más de 25,000 muertes. Otros venían de Nueva Jersey, que tiene 179,000 casos y 15,684 muertes.
Entre los visitantes, se encontraban puertorriqueños que regresaban a la Isla por primera vez en décadas y deseaban visitar a sus familiares, viajeros casuales y estadounidenses en busca de un lugar para vacacionar.
“Vine con mis sobrinas y mi hermana por primera vez en 14 años a ver a mi familia. Ya tenía la prueba hecha y di negativo, gracias a Dios”, comentó Brandon Rivera, quien portaba en la cabeza una bandera de Puerto Rico lo suficientemente doblada como si fuera una bandana.
El joven, de ascendencia puertorriqueña y alemana, elogió el sistema de verificación de pasajeros, aunque su trámite se completó en menos tiempo porque ya contaba con los resultados de la prueba molecular para detectar el COVID-19.
Al preguntarle por qué decidió venir ahora, en medio de una pandemia, contó que era un viaje familiar y venía a “ver El Morro y vamos para Vieques”.
Desde el 15 de julio, todas las personas que entren a la Isla deben contar con un resultado negativo en la prueba molecular, la cual debe haberse administrado hace 72 horas o menos. Sin embargo, se ha reiterado que ese tiempo no es suficiente para que las personas reciban sus resultados, que pueden tomar hasta una semana en algunos casos.
Sin la prueba, los pasajeros pasan por otra fila, que es la más extensa en este sábado. La instrucción que reciben antes de salir es que permanezcan en cuarentena hasta conocer los resultados, como fue el caso de Jessica Ríos.
“Me hice la prueba antes de venir y no estaba lista. Ellos me dijeron que me llamaban para que les diera el resultado. Está todo bien organizado y me siento segura”, declaró Ríos, quien se dirigía a Guaynabo.
Luego de las 11:30 de la mañana, el flujo de pasajeros era mayor y tres de las correas para el recogido de maletas estuvieron activas de manera simultánea. Al momento, el aeropuerto en Carolina es el único que recibe pasajeros. A esa hora, la fila para quienes no contaban con resultados negativos duplicaba la espera para quienes tenían todos sus papeles.
“Sácale fotos, para que la Gobernadora vea el caos que hay aquí”, exclamó una de las viajeras, quien salió a toda prisa del terminal junto a su hija. Otro viajero, con una mascarilla de los Yankees de Nueva York, catalogó el proceso como un caos mientras salía al área de recogido de pasajeros.
Hasta las seis de la mañana de hoy, sábado, la Guardia Nacional había evaluado y tomado la temperatura a 441,859 personas. En el proceso que lidera la entidad, 155 personas de la tercera edad y miembros del equipo de trabajo del aeropuerto, así como 3,540 personas de primera respuesta se habían sometido a la prueba molecular en las pasadas 24 horas.
“Las aerolíneas no nos informan, por eso creo que la fila larga. Yo fui con la idea de quedarme. Creo que hemos tomado ciertas medidas que en otros lugares no y por eso regresé”, aseguró, por su parte, Marisherly, oriunda de Santa Isabel y quien llegó desde Nueva Jersey con su hija.
En otra instancia, la pareja de Jackie y Roberto vinieron a la Isla para visitar a su sobrino por primera vez. Viajaron desde Nueva York y se dirigían a Aguas Buenas.
“Asumo que es más fácil venir con los resultados ya. Nosotros veníamos a Puerto Rico el día primero, pero se canceló y luego tuvimos que cambiarlo. Nos dijeron que usáramos la mascarilla y que practicáramos el distanciamiento social”, resumió Jackie, quien reiteró que se sentía segura con las medidas tomadas en el aeropuerto.
Una familia estadounidense de cuatro pasó por el punto de cotejo y mostró los resultados de la prueba desde su celular. “Estamos limpios”, dijo el padre, y prosiguieron a marcharse.
Puerto Rico es uno de los destinos preferidos por los estadounidenses, no solo porque no necesitan pasaporte para entrar, sino porque a raíz del aumento de casos de COVID-19 en la nación norteamericana, los demás países y contentes del mundo han restringido el acceso a quienes carguen con ese pasaporte. A principios de julio, por ejemplo, la Unión Europea excluyó a los Estados Unidos de la lista de 15 países abiertos al turismo.
En el aeropuerto local, todos los viajeros portaban mascarillas o utilizaban algún tipo de tela para cubrir la boca y la nariz. Otros le añadían un “face shield” para mayor cobertura.
Ayer, viernes, entró en vigor un retroceso en la apertura de sectores económicos en la Isla debido al aumento a niveles críticos de los casos de COVID-19, según estándares de gravedad fijados por Organización Mundial de la Salud (OMS).
El decreto, contenido en una nueva Orden Ejecutiva de la gobernadora Wanda Vázquez Garced, incluyó el cierre nuevamente de casinos, playas, cines y barras, no tanto así las iglesias o los centros comerciales. Del mismo modo, los comercios tienen prohibido la venta de bebidas alcohólicas a partir de las 7 p.m., y el toque de queda permanece en el mismo horario, de 10 p.m. a 5 a.m.
La OMS estableció que una “tasa de positividad” de cinco por ciento, o sea, la cantidad de contagios de COVID-19 en un país, era un número crítico y ameritaba que los gobiernos revaluaran sus aperturas económicas. Puerto Rico, por su parte, tiene una tasa de positividad de 5.1%.
En la semana, desde los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) se emitió una alerta de viaje, en la cual la agencia federal instó a los viajeros a visitar Puerto Rico solo si era necesario.