El cantante urbano vive una etapa de victoria en su carrera, pero su peregrinar fue de película

Joel Muñoz Martínez es su nombre de pila y hace dos meses llegó a los 40 años.

Jowell, el cantante urbano que junto con Randy ha construido su sitial en la música urbana por dos décadas, habla con naturalidad de su vida, de lo bueno, de lo malo, de lo complejo, porque el éxito le hizo superarlo.

Hablar con Jowell es ver en cada expresión suya el recuerdo de su padre, el periodista Avelino Muñoz, como un deja vú. Sus gestos, su sonrisa, su manera de decir las cosas. Avelino es un padre al que amó intensamente a pesar de su ausencia hasta sus 15 años de edad. Jowell la comprende y la explica sin problemas.

Nació un 3 de marzo en la ciudad de Springfield, Massachusetts, en un acto casi de huida de su madre que, aunque había llevado su embarazo en la isla, se vio precisada a marcharse temporeramente para evitar problemas. Avelino era un hombre casado y a pesar de ello procreó con ella a Jowell. Avelino y su madre, además, eran hermanastros, compartían el mismo papá. “Una gran metida de pata”, dice Jowell. “Yo era un bochorno; yo era el que no debí haber nacido”, afirmó.

A los ocho meses de nacido regresó a Puerto Rico y por ocho años vivió con sus abuelos. Su madre, que lo había parido a los 19 años, no podía tenerlo y había decidido prepararse académicamente antes de hacerse cargo. Estudió contabilidad, se preparó, se convirtió en auditora en una firma prominente y alcanzó la cima ahí. Jowell, en tanto, exhibía problemas de disciplina en la escuela y en la comunidad. Las malas juntillas le ganaron una probatoria por apropiación ilegal, algo que asegura que no cometió, pero la asumió para no delatar a un buen amigo.

Y en ese proceso, cuando ya su madre se había rendido con él y se aprestaba a mostrarle evidencia a un juez sobre las violaciones de su hijo a la probatoria -porque prefería que fuera preso- como si fuera una escena de película, llegó el hasta entonces ausente, Avelino, a rescatarlo. A punto de ordenar su ingreso a prisión, llegó a la sala del juez y le dijo que él se haría responsable de Jowell. El juez le dijo que eso no era así, que tenía que tener la patria potestad. Avelino bajó al primer piso del tribunal, firmó la patria potestad y se llevó/rescató a su hijo.

Pero no sería fácil de ahí en adelante, ni mucho menos un quita'o. Lo primero que le dijo Avelino fue que tenía a pagar la mitad de la renta y el agua. Eran roommates literalmente. Lo de padre e hijo o panas, vendría después.

Eso marcó para siempre a Jowell y representó la sanación de la ausencia de su padre que también comprendió. No solo era un hijo fuera de matrimonio. Su padre no tenía los recursos para mantener dos hijos. Estaba pilla'o.

Su encuentro con la venta de drogas

Antes de ese “rescate”, Jowell se hizo popular en su escuela porque iban a recogerlo personas como Nicky Jam y Alex Gárgola, quienes lo había escuchado rapear y se hicieron amigos. En esa época, con tan solo trece años, ya su madre no confiaba en él y dejó de darle los cinco pesitos diarios para ir a la escuela.

Y sus “amigos” le pusieron droga en sus manos. La vendía entre 7:00 am y 8:00 am en el terminal de carros públicos de Guaynabo. Ese era su turno. Muchos de los que participaban de esa operación fueron asesinados y otros aún están presos. Por eso Jowell habla de esto, para que se sepa que el camino de la droga lleva al cementerio o la cárcel.

Desaprovechó todas sus oportunidades escolares y no le dio valor en ese momento a los sacrificios de su madre que, trabajando en fast foods antes de ser toda una profesional, hasta a Disney World lo llevó.

Se convirtió en desertor escolar y terminó el cuarto año, tiempo más tarde. Cogía exámenes libres entre confinados que llegaban al salón amarrados de manos y pies, y ancianos. Y él. Esos exámenes, dice, “son una falta de respeto” y están hechos para que salgan todos bien.

“Yo saqué perfecto”, dijo. Él, un estudiante problemático y promedio, con grandes dificultades en las matemáticas, terminó con 4 puntos de promedio y siendo aceptado en la Universidad de Puerto Rico y a la Universidad del Sagrado Corazón. Ni él se lo creía.

A punto de quitarse de la música... llegó el break

Optó por Comunicaciones en Sagrado Corazón a la vez que continuaba en su esfuerzo por abrirse paso en la música. Llegó a resignarse y estuvo a punto de quitarse. Se estaba cansando de ser “el relleno del relleno del relleno' y de ser, como dice él, “el comebanco de la disquera”.

En la universidad se enamoró de una clase por primera vez en su vida: Aspectos Legales de la Comunicación. Y le dijo a su madre que desistiría de su sueño en la música para ser abogado. Y es que fueron diez años de trabajar sin descanso por ese sueño. No importaban los días, ni las horas, metiéndose de todo para mantenerse despierto y seguir creando. Ya estaba cansado y frustrado.

Pero de repente, la puso en la china con “Agresivo”.

“Metimos un palo con Arcángel”, y ese momento no lo iba a desaprovechar. Nuevamente le cambiaron los planes. No podía continuar viajando y de giras y llegando a la universidad perdido en el espacio. Dejó la universidad. Y la música se quedó en él. Su padre, Avelino, manejaba el grupo y era su sounding board. Hasta su muerte por enfisema en el 2019.

Ha viajado el mundo con su música, con excepción de Asia, y ha cantado privado hasta en el Principado de Mónaco en una gala de 1,500 personas, todos moviéndose al ritmo del ‘Oé, oé, te vas a no me dices nada, que pasa si ya no te veo….”

Luego de esa presentación, los príncipes los invitaron a un brunch al día siguiente. Sólo 25 personas. Todos príncipes y princesas. Y él y Randy. Surreal para él. “Yo pedí vino y yo no tomo vino, pero así yo sabía cuál era entonces la copa del agua”, dijo entre risas.

Nada de retiro aún

Está viviendo su sueño y no está dispuesto a rendirlo aún en un momento en que muchos de su género, como Daddy Yankee, anuncian su retiro. Lo habló con Randy. Tampoco está en su mente. Acaba de hacer “cinco Cholis”y lucha con creérselo todavía. Tiene en agenda 60 senior proms a partir de la semana que viene y desde ya tiene veinte para el 2023. De locos.

Tampoco está dispuesto a rendirse en su proyecto de Escuela Urbana, pero de eso hablamos en la edición de mañana de El Push estelar.

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