Luz Nereida Vélez: la noticia ante la cámara y su dura realidad tras de ella
La veterana telereportera, oriunda de Mayagüez y con definición académica de superdotada, conversó con El Push de la Mañana, edición estelar, sobre su vida entera, desde los momentos más satisfactorios hasta las pesadillas más impensadas.
Vivió en su querido Mayagüez una infancia maravillosa, a pesar del divorcio de su madre y de los trastornos mentales de su padre, quien llegado de la guerra de Corea, aterrizó con millones de recuerdos que lo convirtieron en un hombre violento. Ese hombre, sin embargo, puso semillas importantes en su crecimiento e incluso en su pasión por los medios de comunicación.
En tres meses- 8 de octubre- la veterana telereportera, Luz Nereida Vélez, cumple 66 años y no lo oculta. Llegó al hotel para esta entrevista con NotiCel, en su carro rojo, vestido rojo, labial intenso, pelo rojo, todo rojo. A cada paso, al menos los locales que se encontraban en la hospedaría la miraban sabiendo a ciencia cierta quién era y otros dando la vuelta para asegurarse de que habían visto bien porque en esta era pandémica, su mascarilla dorada los confundía.
"¿Pasó algo aquí?”, preguntó un huésped, semiasustado de que su presencia representara una situación noticiosa de la cual preocuparse. Nada que ver. Una hora de plática franca sobre su vida, personal y profesional, una que, según dijo, ha sido de altas y bajas.
Y lo dice con una sonrisa como si el resto de lo que te fuera a contar no fuera para llorar. Pero, años de aferrarse a Dios y a sicoterapia la han hecho perdonar, dedicarse a ella, y por supuesto, a su hija Alhanna, una joven de 24 años que ha incursionado en el género urbano, y de quien es su manejadora.
Luz Nereida formó parte en su vida escolar de un programa para estudiantes superdotados, llamado Proyecto, en el sistema público de enseñanza del oeste. Su aprovechamiento fue tal que la llevó a ingresar a la universidad- el Recinto Universitario de Mayagüez- a los 15 años de edad, donde hizo un Bachillerato en Biología y Química, con la expectativa de estudiar Medicina.
Pero conoció a un hombre que le dijo que auscultara llegar a los medios de comunicación. Su padre, el mismo que le dio años de confusión, amigo del legendario Gilbert Mamery, le había criado también en un lugar donde había un grabadora, con rieles, donde ella conectaba un micrófono. Ella hablaba, narraba, presentaba noticias y sonaba música.
Mientras estudiaba en el RUM y se encaminaba mental y académicamente a ser cirujana, le dieron la oportunidad de trabajar en un noticiero de WOLE, en la zona de Mayagüez y Aguadilla durante los fines de semana.Tenía 15 años. La posición: ancla de noticias.
Sonríe tímidamente al preguntarle si era superdotada y aunque admite haber formado parte de ese programa escolar, destaca presurosa la influencia de su madre, la disciplina que le inculcó y el apoyo que le brindó. A esa edad era completamente bilingüe porque en su casa, su mamá le exigía hablar inglés, todos los días, durante una hora.
A los 19 años ya estaba haciendo su maestría en Pittsburgh y vino a Puerto Rico en el verano, con planes de regresar a hacer un doctorado en Syracuse University. Pero, la vida tenía otro plan. El mismo día que llegó, en el mismo aeropuerto, llamó a Wapa TV para solicitar un internado. Se montó en el carro de su padre y le dijo que antes de emprender marcha hacia Mayagüez debía hacer una parada en WapaTV, donde se entrevistó con el director de Noticias, el licenciado Bill Pérez. Ese mismo día le hicieron una prueba de lectura- en inglés y español- y la citaron para una prueba de cámara. Atrás quedó la Medicina, aunque en sus 42 años de carrera se ha encargado de atender temas de salud y por los últimos diez tiene un espacio radial dedicado al tema.
Desde el inicio fue reportera y ancla, pero asegura que nunca se aferró a esa silla. Ni siquiera cuando hace 24 años atrás, y al regreso de su licencia de maternidad en la que ganó 65 libras de peso, los directivos de Wapa de ese momento le llamaban “vieja”, “gorda” y “fea”. Esa visión de ella hizo que la removieran de la posición de ancla, tras lo cual demandó al canal.
Por eso, no se da por aludida cuando tras los recientes cambios que han ocurrido entre Wapa TV y Teleonce se ha insinuado que ha sido poco solidaria con sus compañeras. Aseguró que cree en la justicia y que desde hace tiempo ha denunciado la inequidad en los medios de comunicación. Hace un año, de hecho, presentó una querella en el Equal Opportunities Commission. Declinó ofrecer el estatus de esa querella pero indicó que su planteamiento fue uno de desigualdad salarial. Los nuevos contratados ganan más que ella.
En conversación con este diario digital reflexionó sobre la calidad de los medios de comunicación, específicamente de los periodistas y de su desempeño, y dijo hacerlo como un planteamiento de cómo lo ve y no como un acto de soberbia.
En tanto, toda esta vida profesional tiene un aspecto detrás de las cámaras. En dos de sus tres matrimonios vivió actos horrendos de violencia física- incluyendo sexual- y emocional y narró cómo intentaron estrangularla y matarla a cuchillazos por celos. En sus tres matrimonios, dijo, se dio con un mantenido.
Ahora está sola y contenta aunque no se cierra al amor. Lamenta no haber escuchado a su madre cuando le rogó que no se casara y pasa sus días entre el set de televisión, la cobertura en la calle, su hija, y su estricta rutina de ejercicios y alimentación.
Una vida fuera de serie que le invitamos a ver en el siguiente enlace de El Push de la Mañana, edición estelar: