Miguel Ángel fue testigo de la pérdida de su hogar
A una orilla de la estrecha calle Petronila Miranda en el sector Almirante en Vega Baja yacen todas las pertenencias de Miguel Ángel Pabón Colón. Colchón, gaveteros de madera y otras pertenencias, figuran entre las perdidas de su residencia de madera a consecuencia del huracán María.
La vivienda, construida hace más de 35 años que albergó a sus padres cuando contrajeron nupcias y posteriormente a sus hermanos, no resistió el embate del evento atmosferico que alcanzó vientos sostenidos de sobre 140 millas por hora (mph). Miguel Ángel, a unos cien pies de distancia de su residencia, presenció la destrucción mientras se refugió con una amiga.
'Eso es triste. Yo escuchaba los (pedazos) de zinc yendose de esta área. Es triste ver toda la casa yendose. Lo último que yo vi fue el (techo) de la sala. Con María perdí todo', describió Miguel Ángel, quien contó que su residencia le hizo frente a los fuertes vientos del huracán Irma algunas semanas antes del ciclón que hizo estragos en la isla.
Un cuadro de Jesús, una licuadora de cristal destrozada en el suelo, varios peluches sobre un comedor, utensilios de cocina, estufa y nevera, se mantienen en la residencia que no tiene paredes y denota lo poco espacioso de uno de los cuartos. En su habitación, sin techo, aún queda ropa que pudo salvar dentro de su clóset.
'Eso (impotencia) se siente despues. Al momento estaba tranquilo porque sabía que iba a poder pasar eso. Al tiempo despues te da como el cantazo pues porque me hace falta mi casa. Siempre he vivido aquí arriba', dijo, agregando que vivir en la planta principal con su mamá le resulta un poco incómodo.
Miguel Ángel no buscará para irse de lo que ha sido su casa por años, ni la de toda su familia. Ahora tendrá la oportunidad de trabajar con lo que le queda y reconstruirla una más pequeña.
'Es triste porque botar todo eso, me daba pena hasta botar algunas cosas, pero tengo que botarlas', reconoció.