Íntimas revelaciones de designada Procuradora de la Mujer
En víspera del Día Internacional de la Mujer, la designada procuradora, Vilmarie Rivera, recordó su humilde niñez, un diálogo con su padre chofer que la marcó y los sacrificios de su madre que trabajaba en una fábrica como costurera.
Tenía diez años cuando Vilmarie Rivera Sierra, designada Procuradora de la Mujer, escuchó junto con su hermana gemela a su padre, un chofer que consideró que a esa corta edad sus hijas debían saber lo que tendrían que luchar para salir adelante por ser mujeres.
El ejemplo para Rivera Sierra estaba cerca: su madre, costurera en una fábrica, tenía dos trabajos para mantener el hogar en la barriada Cantera de Cayey.
Los detalles de esa conversación salieron a la luz en víspera del Día Internacional de la Mujer, que se conmemora el 8 de marzo, durante la participación de la designada procuradora en una actividad de la Asociación de Hospitales, en la que dejó clara su postura frente a la violencia de género, que en lo que va del año ha terminado con la vida de cuatro mujeres.
De entrada, consideró que "el estado de emergencia no va a terminar la violencia de género; el que haya una procuradora no va a terminar con la violencia de género, lo que puede ayudar es poder desarrollar estrategias y allegar recursos".
Sin embargo, reconoció que el estado de emergencia "eleva la discusión y el tema a un nivel importante, porque reconoce que necesitamos unos recursos y trabajar unos planes articulados para abordar esta problemática".
También resaltó la necesidad de "poder establecer planes de trabajo y es lo que me compete desde la Oficina de la Procuradora ahora liderar esos esfuerzos. Así es que eso es lo que vamos a estar haciendo", anticipó la funcionaria, de ser confirmada en el cargo por el Senado, lo que podría ocurrir este mes.
A su vez, señaló la necesidad de "sentarnos a la mesa y escuchar a las mujeres para que nos digan cuáles son sus necesidades... Es como si dijéramos que el maltrato de menores va a terminar mañana. Es problema social, cultural, y esos problemas tardan en cambiar, porque hay que cambiar mentalidades, estereotipos, roles, culturas machistas y eso no lo logra una sola persona. Lo tenemos que lograr a nivel social".
Para la procuradora, "lo más importante es que como compañeros de trabajo, como familiares, vecinos, tomemos acción y nos eduquemos. Si nosotros como país nos educamos y sabemos llevar el mensaje correcto a las víctimas, ellas van a poder sentir que cuentan con una red de apoyo para tomar la decisión y no sentirse solas. Muchas de las víctimas sienten un miedo paralizador y esa es la realidad, por eso es que en muchas ocasiones se mantienen en estas relaciones de violencia. Sienten que no tienen alternativas".
Agregó que "así es que si como país e individuos asumimos nuestro rol y protegemos, y sobre todo aprendemos dónde dirigir a una víctima, cómo hacerle el acercamiento -sin juzgarle-, estoy segura que vamos a lograr que muchas mujeres puedan salvarse".
De acuerdo con la funcionaria, la Educación de las autoridades "es un gran reto" en este asunto: "Esto es un problema que es dinámico, va cambiando constantemente, así es que necesitamos que todos los organismos, a nivel judicial, policíaco, se mantengan actualizados en las últimas tendencias de cómo se debe manejar este tipo de problemáticas, para que las mujeres sientan seguridad al momento de buscar ayuda. Que no se sientan revictimizadas".
Sobre el 8 de marzo, advirtió que "no celebramos una fiesta, este día es un momento en que tenemos que reflexionar sobre los logros alcanzados en los últimos años en materia de igualdad entre hombres y mujeres, y evaluar los retos pendientes para erradicar todas las formas pendientes de discriminación contra las mujeres y niñas que persisten hoy en nuestra sociedad".
La fecha se conmemora debido a que, en 1908, 40,000 costureras de grandes fábricas en Estados Unidos se declararon en huelga demandando el derecho de unirse a los sindicatos, mejores salarios, jornada de trabajo más corta y el rechazo al trabajo infantil, entre otros reclamos.
Durante la huelga, 109 trabajadores murieron quemadas en un incendio en una fábrica de Nueva York. Los dueños de la fábrica habían encerrado a las trabajadoras para que permanecieran en el trabajo y no se unieran a la huelga.
"La vida para las mujeres siempre será más dura, porque tenemos que cumplir con las expectativas y roles designados socialmente de lo que se espera de nosotras. Este es uno de los principales retos que tenemos como mujeres: derribar esas creencias", opinó la funcionaria, quien entonces contó una historia íntima.
Cuna humilde
Recordó que "provengo de una familia humilde y con unos padres que trabajaron arduamente para que pudiera convertirme en una profesional y tener las oportunidades que ellos no tuvieron. Mi padre era chofer en una universidad y mi madre, trabajadora en una fábrica de costura, como operaria por casi 30 años. Tenía dos empleos a la vez para poder cubrir las necesidades de sus tres hijas".
Rivera Sierra rememora que su madre "llegaba agotada para cumplir su tercera jornada laboral: la de cuidadora y la principal responsable de las tareas del cuidado del hogar. La preparación de la comida y del cuido de sus hijas. Esta triple jornada es la misma que viven a diario miles de mujeres, con escasas horas de sueño, tensiones y esfuerzos físicos y psíquicos. Tienen a su cargo, en ocasiones, el único ingreso familiar y de garantizar el cuidado y crecimiento de hijos e hijas".
También aprovechó para revelar una conversación con su padre: "Tenía 10 años y junto con mi hermana gemela nos sentó para decirnos el difícil camino que teníamos en la vida por ser mujeres. Nos advirtió que nadie nos limitara por cumplir nuestros sueños por ser simplemente mujeres. Y que siempre reconociéramos nuestro valor para que jamás un hombre nos faltara el respeto y nos pusiera una mano encima. Y que profesionalmente siempre íbamos a tener que demostrar que eramos capaces económicamente, sin depender de nadie. Que íbamos a luchar contra personas que no iban a creer en nosotras".
La procuradora no olvida cuando su padre les dijo que "no proveníamos de una cuna de oro, sino de abajo, de la barriada Cantera de Cayey, de la escuela pública. Por ese discurso de mi padre que hoy estoy aquí: encontré mi vocación de vida, servir a las mujeres y ayudarlas para que pudieran reconocer su amor propio y sus capacidades, y defender su dignidad".
Pero consigna que "aún falta camino por recorrer, las mujeres continúan siendo discriminadas y oprimidas de diversas formas, a pesar de contar de contar con leyes que, como país, hemos establecido en contra de la desigualdad. La mayoría de las mujeres están en situación de pobreza, ganan menos que un hombre por el mismo trabajo y están a cargo de las labores domésticas y del cuidado de los hijos sin remuneración. Esto aumenta la vulnerabilidad de la mujer a vivir relaciones de violencia".
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