Lorenzo González no se arrepiente de ocupar la jefatura de Salud
A un mes de asumir el cargo, el secretario de Salud conversó sobre los retos de dirigir la agencia, que encabeza la respuesta gubernamental ante la crisis del coronavirus.
No hay cuadros, ni fotos familiares. Tampoco hay plantas u objetos personales. Pero, en la pared que colinda con su escritorio ahí a plena vista, el secretario de Salud, Lorenzo González Feliciano, colgó una copia de una columna cuyo título lee "Lorenzo, no la embarre", una frase que quizás sirve de mantra y de advertencia.
El psiquiatra sabe que el país lo observa. Sus dos predecesores, Rafael Rodríguez Mercado y Concepción Quiñones de Longo, dejaron la silla que ahora ocupa en medio de polémicas. Rodríguez Mercado salió del cargo ante críticas por su pobre manejo de la pandemia del COVID-19, mientras que Quiñones de Longo renunció por alegados malos manejos dentro de la agencia y diferencias con la gobernadora Wanda Vázquez Garced.
Quizás, por eso, prefiere sentarse en otra silla y en otra mesa de trabajo como si creara su propio espacio al margen de las pugnas pasadas. "Me gusta aquella esquina", comenta poco después de colocar sobre el escritorio una pila de documentos.
Viste mahones, calzado deportivo, camisa de cuadros con las mangas dobladas y la emblemática mascarilla que marca la vida en tiempos del COVID-19. Habla de prisa como si tratara de robarle minutos al tiempo.
A un mes de asumir el cargo, González Feliciano se sentó con NotiCel para conversar sobre los retos que encara el Departamento de Salud, que en medio de una crisis atiende su propia crisis. Literalmente. Tanto agencias federales como estatales investigan los procesos de compras de la agencia, en parte, por los señalamientos de Quiñones de Longo en torno a posibles irregularidades durante la pandemia.
Sin remilgos, González Feliciano dice que duerme poco y que solo lee artículos sobre el peligroso virus. Reconoce que heredó un descalabro administrativo que tratará de arreglar en nueve meses, pero no reparte culpas. Admite también que hubo fallas en la metodología y recopilación de los datos, que intenta atender ahora con la ayuda del Instituto de Estadísticas.
"Sigue habiendo la crítica, y se lo digo de corazón, es crítica válida. Aquí no hay nada que esconder. El sistema está... (no acaba la oración). Es triste lo que está ocurriendo, pero se va a rectificar. Ese es mi compromiso", asegura.
El 17 de abril, el funcionario admitió que Salud mezclaba los resultados de las pruebas rápidas -que detectan la presencia de anticuerpos relacionados al virus en el cuerpo- con los resultados de las pruebas moleculares que confirman la enfermedad. Debido a esta situación, la agencia duplicó el conteo en los casos de contagios, un error que atendió la semana pasada. En ese trámite, afloró un error en el cálculo de la tasa de letalidad, que sigue pendiente.
"El gobierno de Estados Unidos dice que la data depurada no va a existir hasta el 2021", insiste el secretario sobre las inconsistencias en los datos.
Como parte del proceso de depuración de datos, González Feliciano revela que espera por el resultado de una consulta a la directora del Negociado de Ciencias Forenses, María Conte, para establecer algún tipo de protocolo que permita tomar muestras a las personas que mueren y cuyos médicos incluyen la causal del coronavirus en el acta de defunción.
Las guías de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) exigen que esas muertes se añadan a las cifras de decesos porque presentaban un cuadro clínico consistente con la enfermedad, a pesar de que no se le habían realizado pruebas diagnósticas a esas personas.
Lo que el Departamento de Salud busca es tomar una muestra al cadáver, ya sea de sangre o tejido, para analizarla en una fecha posterior y confirmar, que en efecto, esa persona estaba infectada con COVID-19.
Pese a los esfuerzos para eliminar los errores en los datos, el secretario lamenta que previo a su llegada a la agencia no se tomarán medidas para garantizar la integridad de los datos.
"Me da tristeza ver 397 personas sin municipios. Esa data no se va a poder recuperar por la interacción que había con Quest (Diagnostics)", resalta sobre los casos positivos sin procedencia.
Explica que el laboratorio remitía a la agencia los resultados positivos y negativos sin incluir el documento que ofrece datos del paciente. Dos días después de su llegada a la agencia sostuvo una reunión con los representantes del laboratorio para atender el problema.
¿Cómo se le informaba al paciente el resultado", preguntó NotiCel. "Esos son los huecos que tenía el sistema".
¿Cabe una multa?, insistió este medio digital. "En algún momento, tenemos que adjudicar".
Pero, el hombre que habla español matizado por un acento inglés del Bronx, baja la voz y reduce la velocidad cuando habla de las muertes causadas por el virus. Pausa y señala que el primer dato que viene a su cabeza al abrir los ojos en la mañana son esas vidas.
"Es una pérdida física. Se nos fue un puertorriqueño", murmura.
Parece sentir algo alivio, sin embargo, cuando compara la experiencia en la isla con la situación vivida en Estados Unidos, Italia y España, donde en el pico del brote reportaron sobre 1,000 muertes diarias. En Puerto Rico, el conteo diario de la agencia informó 83 muertes hasta ayer.
"Cuando vez que todavía en nuestros hospitales tenemos salas de emergencias disponibles. Los intensivos no están llenos. Tenemos un exceso de ventiladores de cerca de 800. Pues nos da un sentido de paz temporera, que no es permanente. Por eso no podemos bajar la guardia", apunta.
"La otra cosa, en las muertes no tenemos niños pequeños. Eso me da un sentido de paz, pero tranquilidad ninguna, pero un poquito más de paz", dice.
Criterios alternos
Ante los retos de las estadísticas y la limitada cantidad de pruebas diagnósticas realizadas en la isla, el secretario de Salud comenta que evalúa la posibilidad de adoptar otros criterios alternos para afinar la respuesta gubernamental a la crisis de salud pública.
Actualmente, Salud mira los números de las muertes y los casos de contagios. Pero conforme pasa el tiempo y surge información nueva sobre el coronavirus, que se detectó por primera vez en la ciudad china de Wuhan, en diciembre de 2019, asoman otros criterios que podrían usarse para determinar el momento oportuno para modificar las medidas de aislamiento físico y toque de queda decretados por la gobernadora desde el 15 de marzo, así como apoyar la estrategia para paliar la enfermedad.
"La demografía de los muertos nos puede ayudar a identificar pacientes de mayor riesgo", acota González Feliciano.
Aunque Salud no divulga esa información en sus tablero de datos, asegura que la información existe, pero que hay que depurarla.
Además, apunta que favorece un regreso a las actividades diarias ordenado y paulatino. Rechaza los modelos que siguieron los estados de Florida y Georgia, donde comenzaron a abrir las playas, gimnasios y salones de belleza.
"De mí no va a salir ninguna propuesta que sea activar la economía de forma absoluta hasta que veamos el 'plateau' (cuando se aplana la curva de contagios) de esto, que es en junio 1", reitera.
Propone un modelo escalonado que arranque con la apertura limitada de los servicios de salud y que contempla la autorización para realizar cirugías electivas. Nada de cirugía plástica, aclara.
"A mi me interesa que el sistema de salud esté activado y que seamos más eficientes en hacer las pruebas en la periferia. Eso debe ser lo primero que debe ocurrir antes de empezar a hablar de abrir un 'dealer' de carros", apuntala.
Partiendo de esa visión, ofrecerá sus recomendaciones a la mandataria, que ya ha anticipado que favorece una reapertura parcial de la economía.
Sin arrepentimientos
Pese a los sinsabores, González Feliciano afirma que no se arrepiente de haber aceptado el puesto de secretario, por segunda ocasión, una decisión que enorgullece a sus hijas de 12 y 14 años, quienes viven en el estado de Pennsylvania.
Tampoco lo desaniman los entuertos que heredó y que dice no sospechaba. "Sí, está desorganizado. Sí, está en una situación triste, pero lo vamos a levantar", repite.
"Voy a dar el mejor esfuerzo que pueda dar de aquí al 31 de diciembre del 2020 con la esperanza de que podamos rectificar muchas de estas cosas", añade sin repartir culpas o apuntar dedos.
González Feliciano asume la responsabilidad de los platos rotos y argumenta que el equipo que ha formado cuenta con la experiencia para echar la agencia hacia adelante. Apuesta también a su experiencia para timonear el Departamento de Salud y la respuesta salubrista durante este periodo de crisis.
Es graduado de la Universidad de Puerto Rico y graduado de University of Pittsburgh con una maestría en administración y ostenta un doctorado en sistemas de salud de la Central Michigan University. También laboró por 15 años en el Joint Commission, entidad encargada de acreditar y certificar los sistemas de salud en los Estados Unidos.
En medio de la turbulencia, cuenta que se despeja guiando alrededor de la isla y rezando. Mantiene el oído en tierra con la ayuda de sus hijas.
"Lo que me da perspectiva son mis dos hijas. Cuando me disculpé el lunes, por lo que ocurrió el sábado fue mi niña de 14 años que me dijo que uno no se retira así, uno no da la espalda a las personas. Eso me hizo pensar y rectificar", indica sobre su salida abrupta de una conferencia de prensa donde actualizaba los datos del COVID-19.
"La otra cosa es en el contexto de la población. Uno no puede seguir dando incertidumbre a este país. Tomando acciones impulsivas", abunda.
Y mientras González Feliciano todavía se ajusta a su entorno, a la entrada de su oficina, ya se encuentra instalado un cuadro de un sonriente Rodríguez Mercado, inmortalizado en la galería de los pasados secretarios y secretarias de Salud a un mes y medio de su abrupta salida de la agencia.