[ANÁLISIS] ¿El PPD con mucho más que perder además de la Gobernación?
En una campaña llena de nostalgia y de intentos de zafarse del reprendido bipartidismo, el PPD lucha contra su enemigo principal, contra nuevas voces y el tiempo.
Todos los partidos políticos y candidatos a la gobernación en esta contienda electoral tienen algo que perder, más allá de la máxima silla que dispone la Rama Ejecutiva. Sin embargo, al Partido Popular Democrático (PPD) parece rodearle una presión adicional que solo comparte con el Partido Nuevo Progresista (PNP), ese otro bastión del bipartidismo con el que se ha intercambiado el mando de Puerto Rico desde la década del ’40.
Ambos se enfrentan a la fuerza de movimientos y partidos minoritarios que amenazan con arrebatarles el poder amasado por más de 70 años para rellenarlo con diversidad de ideas que no necesariamente compaginan con la visión de gobierno de la pava o la palma.
El PPD, en cambio, lucha por derrotar al partido que ha gobernado por los pasados cuatro años y que ha descrito como corrupto, pillo y la administración que ha lesionado al país por su mal manejo de fondos estatales y federales tras los huracanes Irma y María, los terremotos en el sur y la pandemia del COVID-19, entre otros.
No es solo su contrincante histórico, sino que basado en los anuncios de campaña popular, el PNP es la personificación de todo lo que un país no debe querer al mando por cuatro años más. Sin embargo, acrecentaría la derrota que, aún con todo eso en cuenta, el PPD no sea la elección viable de los electores.
¿Podría considerarse como un golpe devastador para el PPD si Delgado Altieri pierde la gobernación y/o no queda entre los primeros dos lugares en esa contienda? Su director de campaña no lo percibe de esa manera.
“Vamos a ganar las elecciones, no hay espacio para perder o pensar que vamos a perder. El país quiere una segunda transformación, un buen candidato, un candidato honesto y desde mañana [hoy] vamos a iniciar los trámites para empezar la transición al nuevo gobierno el próximo miércoles”, exclamó Cirilo Tirado Rivera.
El senador popular se negó a reflexionar sobre una posible derrota en la contienda, que supone definirse hoy, pero atrasos en el conteo de votos podrían extenderla. Insistió, como acostumbran los directores de campaña a estas alturas, en que el discurso que ofrecería su candidato esta noche sería para aceptar la victoria.
Entre su optimismo, el director de campaña reveló que la papeleta a la que le presta mayor atención es a la Estatal, por lo que le restó importancia al plebiscito de “Estadidad sí o no” que se celebra con estas elecciones y por el que el PPD ha hecho campaña por el “no”.
“Esperamos que gane el no. La gente se cansó de estos plebiscitos amañados, pero no tiene validez. Para nosotros, la elección es más importante. Si no es Charlie Delgado, van a tener a Thomas Rivera Schatz presidiendo el Senado, a Johnny Méndez presidiendo la Cámara y al elegido de Ricardo Rosselló en la gobernación. [El que no vote por el PPD] va a tener un gobierno insensible, corrupto”, declaró Tirado Rivera.
Además de la gobernación, el PPD lucha por escaños legislativos que también ha dominado en el pasado. Al presente, componen la minoría, con siete senadores y 15 representantes.
Al igual que el PNP, el PPD ha pedido un voto íntegro a los electores. Es el voto íntegro el que ha dominado las papeletas en comicios previos, por lo que voces emergentes han reiterado la necesidad de votar por candidaturas o mixto.
Para esas nuevas voces, el PPD es parte de los problemas históricos de la Isla y la crisis económica, así como un regreso al pasado, por lo que algunos de sus simpatizantes y miembros podrían militar bajo otras insignias.
En esa línea, una derrota tendría repercusiones en la mirada a futuro del PPD, ya que en esta carrera se ha impulsado con invocaciones a la nostalgia. Desde el inicio de su campaña hasta su cierre el pasado domingo, Carlos “Charlie” Delgado Altieri ha enlazado su plataforma a la de Luis Muñoz Marín, fundador del PPD, primer gobernador electo por los puertorriqueños y el llamado “arquitecto” del Estado Libre Asociado.
Al prometer una “segunda transformación para Puerto Rico”, el candidato pretende repetir la gesta del padre fundador en erradicar la pobreza, mejorar el acceso a los servicios de salud y fomentar el desarrollo económico.
“El Puerto Rico de los años 40, si hoy vemos pobreza, desesperanza, un país que está desmotivado y parece perder la esperanza, pues en aquella época se vivía mucho peor. No había escuelas, los niños de pies descalzos y vientres hinchados eran la realidad que se vivía el país. Eso es lo que logró Muñoz, que en cada rincón del país llegara un hospital, las carreteras, la energía eléctrica, esa transformación para echar hacia adelante a un país”, afirmó Delgado Altieri durante una aparición en Ponce el 19 de septiembre.
En su discurso de cierre, el también alcalde de Isabela incorporó el lema del partido “Jalda arriba va cantando el popular” y en sus mensajes televisados ha aludido a un “nuevo amanecer para Puerto Rico”, también utilizado por el exgobernador Alejandro García Padilla, último popular en habitar La Fortaleza.
Las encuestas divulgadas en los pasados días no han vislumbrado una victoria amplia para ninguno de los candidatos a la gobernación y, en términos de números, contarían con el apoyo de menos de la mitad de los electores.
La baja podría responder a la incidencia de nuevas opciones en la papeleta y en una pérdida de fuerza de los llamados “partidos mayoritarios”.
De no obtener un alto porcentaje, pero como quiera ganar la gobernación, su liderato cargaría el mismo asterisco que Ricardo Rosselló Nevares, primer gobernador de esta administración y cuatrienio, quien obtuvo un 42% de los votos, el más bajo en la historia y el que avivó la discusión de enmendar la Constitución para incorporar una segunda vuelta.
Delgado Altieri mismo ha propuesto un referendum revocatorio y una segunda vuelta eleccionaria, tal como lo ha hecho el Movimiento Victoria Ciudadana y el Partido Independentista Puertorriqueño, en la medida en que se llevaría a cabo otra elección entre los dos candidatos con porcentajes más altos, para lograr una mayor participación.
En el 2012, García Padilla obtuvo un 48% de los votos, mientras que su contrincante, Luis Fortuño Burset, quedó en segundo lugar con un 47%.
“No vamos a perder, vamos a ganar. Eso no está contemplado”, repitió Tirado Rivera.