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Empresa local logra contrato para la mayor producción de mascarillas para el Departamento de Defensa de EE.UU.

El COVID-19 propulsa una industria de manufactura de mascarillas en la Isla y esta empresa pudiera producir millones a través de un contrato de hasta $86 millones.

Las mascarillas se han convertido en una pieza indispensable no solo para civiles sino también para militares.
Foto: EFE

Humberto Zacapa, CEO de Aurora Industries LLC en Camuy, se dedicaba a la confección de uniformes y equipo militar para el Departamento de Defensa de los Estados Unidos, antes de que el coronavirus llegara a nuestra Isla.

El empresario debió cesar operaciones con la primera Orden Ejecutiva de la gobernadora Wanda Vázquez, el pasado 16 de marzo, mandando a casa a una plantilla de 490 empleados.

Pero cuando pudo retomar labores, utilizó sus recursos para crear mascarillas de protección para sus empleados y sus familias, sin imaginar que esto lo llevaría a lograr el contrato más grande que las autoridades federales hayan otorgado para la confección de cubiertas para el rostro.

“Sabíamos que, eventualmente, íbamos a reabrir operaciones y queríamos dar una mascarilla que fuera reutilizable. Sabíamos a mediados de marzo que, la N95, primero iba a ser difícil de conseguir, y que además, no permite el uso por largo tiempo de tiempo ya que molesta para respirar. Con el grupo de desarrollo diseñamos la mascarilla y comenzamos a producirla. Una vez reabrimos operaciones, hicimos un censo de empleados y cuántas personas había en su grupo familiar y les dimos mascarillas para ellos y sus familiares”, relató Zacapa.

“El segundo grupo de mascarillas fue para Puerto Rico. Para las diferentes compañías, municipios, los policías y, finalmente, mandamos muestras a nuestro cliente, que es el Departamento de Defensa. Ellos nos hicieron unas recomendaciones menores y rediseñamos para que fueran aptas para el ejército y ese es el contrato que tenemos”, añadió.

La compañía tiene capacidad para crear 150,000 mascarillas por semana y las distribuyen a los distintos cuerpos de las Fuerzas Armadas. Destacó que este trabajo no lo está haciendo con el grupo de empleados en su máxima capacidad, ya que, desde que retomaron operaciones, hay un alto número de ausentismo.

“Nuestros protocolos de seguridad fueron aprobados por OSHA (Administración federal de Seguridad y Salud Ocupacional ) y están muy por encima del estándar. Hemos hecho inversiones sumamente altas para mantener el distanciamiento social. Tenemos cubículos para las maquinarias, damos alcohol y desinfectamos constantemente las platas varias veces al día. Tomamos la temperatura y hacemos todo lo que el protocolo requiere. He procurado colocar lavamanos por toda la planta para que los empleados se laven las manos constantemente y no se aglomeren en los baños. Cerramos la cafetería y hemos comprado mesas y sillas para que se sienten en los jardines y se respeten las medidas y estén distanciados. Hemos trabajado para darle a nuestros empleados la mayor seguridad posible”, detalló.

“Creo que una de las mejores maneras de ponernos de pie de nuevo, es ayudando en medio de esto”, agregó Zacapa.

Precisó que las órdenes dependerán de la demanda. Por el momento, dijo, tiene órdenes por los primeros tres meses. Pero un reportaje del Miami Herald sobre esta empresa señaló que en la Isla se podrían producir hasta un máximo de 23 millones de mascarillas de tela a través de un contrato de hasta $86 millones. Este acuerdo, según el diario, constituye el contrato de mayor producción de mascarillas para el Departamento de Defensa de Estados Unidos.

A una hora de distancia, se escribe otra historia que rompe barreras.

En Mayagüez, Josean Feliciano, vicepresidente ejecutivo de Puerto Rico Industries for the Blind, una organización sin fines de lucro que inició operaciones en el año 2013, como una opción laboral para personas con diversidad funcional, también está inmerso en la producción de mascarillas, que ayudan a prevenir el contagio de COVID-19.

A través de los años, esta compañía de textiles ha trabajado exclusivamente con personas total o legalmente ciegas y desde el año 2017 ampliaron su espectro con otro tipo de diversidad funcional, por lo que cuenta con un equipo de sobre 200 personas entre los que se encuentran sordos, algunos con condiciones como problemas de aprendizaje, depresión, ansiedad o discapacidad intelectual. La plantilla es de 360 empleados.

“La oportunidad la vimos ante la ausencia que había de equipo de protección profesional, así que, con nuestro equipo de ingeniería, creamos un prototipo de mascarilla y cuando tuvimos permiso para trabajar, buscamos potenciales clientes dentro y fuera del gobierno federal. Nuestra producción va más dirigida a clientes comerciales en Puerto Rico y fuera de Puerto Rico”, dijo Feliciano a NotiCel.

El empresario añadió que el producto que confecciona sigue las recomendaciones de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. Las mascarillas son 100 por ciento en algodón y se utiliza como alternativa a la mascarilla N95, utilizada comúnmente en el ámbito de la salud, pero que se ha popularizado durante la pandemia por su capacidad para filtrar partículas y bacterias.

Destacó que tiene capacidad para manufacturar alrededor de 10,000 mascarillas a la semana y que, previo a comenzar a trabajar con este producto, se habían sumado a los esfuerzos de ayuda desde inicios del toque de queda.

Periodista con más de 20 años de experiencia en temas de espectáculos, arte y cultura, tanto para el mundo de los impresos y como para el digital. Egresada de la Universidad de Puerto Rico, fanática de las novelas y de los cuentos de su hija.