Empresario propone una reapertura organizada de la industria automotriz
Carlos López Lay elaboró un protocolo.
El empresario puertorriqueño Carlos López Lay, propietario del concesionario Bella Group y fundador del movimiento social #YoNoMeQuito, propuso la reapertura de la industria automotriz y, para ello, creó una guía en la que presenta los pasos que utilizaría para que se haga de manera “ordenada”.
“La prosperidad es colectiva, nunca es individual. En momentos donde el distanciamiento social será la clave del éxito, es cuando más unidos tenemos que estar. Ayer compartí con todos los colegas nuestro plan, hoy en Twitter, confío nos beneficiará a todos”, escribió el empresario en su cuenta de Twitter.
En la propuesta de 24 páginas, López Lay destaca que, inicialmente, se abrirían aquellos espacios identificados como “esenciales, a saber, las operaciones de piezas y servicio”.
Como parte de este primer paso, el empresario solicitó al Gobierno que la industria automotriz pueda operar de lunes a sábado, en un horario de 9:00 a.m. a 5:00 p.m., permitiendo a la industria operar dentro de los mismos parámetros de otras industrias esenciales. En la actualidad, según la Orden Ejecutiva 2020-033, se permitió a este sector operar los miércoles y jueves, en un horario de 9:00 a.m. a 5:00 p.m.
“Un medio de transportación confiable es un elemento crucial para que los trabajadores esenciales puedan rendir sus servicios y para que la ciudadanía pueda abastecerse de sus necesidades básicas o atender emergencias de salud”, expone el empresario en su propuesta.
Plantea, luego, que la apertura se realizaría en un marco de cumplimiento con las medidas de seguridad recomendadas por el Departamento de Salud de Puerto Rico, la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional (OSHA, por sus siglas en inglés) y el Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), incluyendo la limpieza y desinfección de las áreas de trabajo antes, durante y al finalizar la jornada de operaciones, “mientras dure el estado de emergencia y hasta seis (6) meses después de concluido el mismo”.
“Bajo los estándares de la guía de OSHA antes mencionada, los talleres se pueden categorizar como un ambiente de exposición de mediano riesgo. Los cuales, según la guía, establece que trabajos con exposición de mediano riesgo son aquellos que requiere contacto frecuente o cercano con personas que pueden estar contagiadas con COVID-19”, expresó.
Como parte de los controles que se implementarían, según la propuesta, se encuentra instalar barreras físicas, como delinear la ruta a pie desde la recepción hasta el asesor de servicio, la caja y el baño, para asegurar se mantenga una distancia de seis a diez pies entre los clientes y los empleados, así como reorganizar el diseño de los muebles para mantener a los clientes a la misma distancia.
También se detalló que, como parte de las medidas administrativas, se proveería mascarillas faciales (de haber disponible, N95 o KN95 preferiblemente) a los empleados, así como el requerir a los clientes que también lleven cubiertas su nariz y boca, con alguna mascarilla. Se minimizaría la interacción entre clientes y empleados, así como limitar el acceso de clientes al lugar de trabajo. También se promovería el lavado de manos cada 30 minutos y después de ayudar a cada cliente y se colocarían estaciones de desinfectantes de manos en múltiples ubicaciones fáciles de acceder, como entradas y áreas de interacción con el personal.
En la guía que fue compartida con sus colegas, también se detalla cómo se realizaría la limpieza ambiental rutinaria y se establece que se manejaría de acuerdo a lo establecido por la Environmental Protection Agency (EPA por sus siglas en inglés) y las recomendaciones de limpieza y desinfección del CDC.
Como parte de la limpieza rutinaria se incluyen todas las “áreas y superficies frecuentemente tocadas y visitadas en el lugar de trabajo, como estaciones de trabajo, teclados, teléfonos, pasamanos y perillas de las puertas. De ser posible, mantener puertas abiertas para que no exista la necesidad de contacto”.
En cuanto al plan de respuesta establecido en el caso de que un empleado arroje síntomas de coronavirus, en la guía se detalla que “debe ser aislado y enviado de vuelta a casa para buscar consejo médico”.
“Los compañeros de trabajo del empleado potencialmente infectado deben ser trasladados del espacio de trabajo/oficina actual a otro lugar/oficina enviarlos de vuelta a casa para observar la cuarentena de 14 días. Si los compañeros de trabajo presentan síntomas, debe buscar consejo médico”. También se establece el procedimiento de desinfección.
La propuesta presenta cómo se manejaría el proceso de ventas de autos, en la que se limita la cantidad de vendedores y la manera en la que se hace la prueba del vehículo a comprar. El proceso de ventas sería mediante citas coordinadas a través del internet y, de necesitar realizar una prueba de manejo, coordinar con el cliente llevar la unidad a su residencia o cuando el cliente visite el concesionario. “El vendedor deberá desinfectar la unidad antes de que el cliente entre y deberá permanecer en la parte trasera del auto, utilizando su equipo personal de protección requerido”.
El documento incluye listados de verificación con el que los concesionarios pueden asegurarse de estar cumpliendo con todo el protocolo de seguridad.
La industria automotriz, al igual que otros negocios considerados “no esenciales”, detuvieron operaciones después de que la gobernadora Wanda Vázquez Garced estableciera la orden de quedarse en casa el pasado 16 de marzo, ante la llegada a la Isla del COVID-19.
Según datos establecidos en el mismo documento, la industria automotriz puertorriqueña representa aproximadamente el 6 por ciento del Producto Bruto Nacional, genera sobre 16,000 empleos directos e impacta numerosas industrias colaterales como la banca, seguros y publicidad, entre otras.