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Boricua que descendió 20,000 pies en el Atlántico habla del sumergible desaparecido

La puertorriqueña Rosa León Zayas, quien en agosto pasado se transformó en la primera persona en la Isla -y de las pocas en el mundo- en llegar a esa profundidad, comenta a NotiCel acerca de las medidas de seguridad en este tipo de viajes extremos.

El submarino Titán para 5 personas que se encuentra desaparecido en el Atlántico Norte.
Foto: Redes

La puertorriqueña Rosa León Zayas es una voz autorizada a la hora de hablar de viajes extremos en sumergibles al fondo del mar, como el que mantiene desaparecidas en un submarino a cinco personas en el Atlántico Norte.

León Zayas, en agosto pasado y en el sumergible de investigación Alvin, tardó dos horas en llegar al abismo marino de la Trinchera, a cien millas de Puerto Rico, en un recorrido -20,000 pies- que es casi la misma distancia que hay a la cima del monte Everest, el más alto del mundo.

Con esa experiencia a cuestas, la boricua vive hoy con cercanía la desaparición del submarino de la empresa OceanGate Expeditions, del que se perdió contacto ayer en el océano Atlántico con cinco personas a bordo, entre ellas turistas millonarios que pagaron cerca de $250,000 para ver los restos del Titanic, el famoso trasatlántico que se hundió en su viaje inaugural en abril de 1912, tras impactar un iceberg.

Tras perderse contacto con el sumergible Titán, Canadá y Estados Unidos se han unido en las tareas de búsqueda del submarino, que podría hallarse en la superficie a mar abierto o en las profundidades... A 13,000 pies.

La investigadora, que se transformó el año pasado en la primera persona en la Isla -y de las pocas en el mundo- en sumergirse hasta casi los 20 mil pies (6,055 metros) en la insondable Trinchera del Atlántico, afirma a NotiCel que en este tipo de sumergible suele haber "muchas opciones en caso de una emergencia".

"En general, siempre se tiene un plan a, b o c si pasa algo. En mi caso, con Alvin, teníamos en reserva cinco días de oxígeno guardados", cuenta la puertorriqueña, quien detalla que, por ejemplo, si hay una tormenta "es inseguro permanecer en la superficie y hay que sumergirse. Se espera en el fondo y para eso es el oxígeno adicional".

Rosa León Zayas
Foto: Tomada de redes

Agrega que en el caso del sumergible Alvin, los descensos se hacían un solo día, "porque si algo pasa, se puede quedar abajo por más tiempo".

También abunda en otro elemento: la necesidad de que el submarino pierda peso, "ya que en el caso de Alvin, se construye para que tenga que flotar. Por eso se le añade peso y ese peso se suelta en caso de emergencia".

La académica de la Universidad Willamette, en Oregón, imagina la situación en el sumergible desaparecido, en el que debe haber "muy poco espacio. Nosotros, en Alvin, nos tocábamos los pies unos con otros".

También cuenta que antes de montarse y sumergirse, "hay unos protocolos, orientaciones y adiestramientos, en los que se toca el tema de la posibilidad de una emergencia. También se emiten certificaciones para el submarino".

Otra investigadora boricua, Melitza Crespo Medina, quien ha bajado no una sino cinco veces en Alvin en distintos puntos del planeta (dos en el Pacífico este, en una zona de volcanes marinos, otra en el Golfo de California y una última en el Golfo de México), comentó en agosto pasado a NotiCel lo que se vive dentro del sumergible: “La primera vez uno no sabe qué se va a encontrar. Es terrible. También el sumergible tiene un espacio pequeño, por lo que se sufre un poco de claustrofobia. Da terror y nervios”.

Dentro del submarino, “todo es muy frío. Además, la esfera de titanio pone todo húmedo porque estás ahí respirando. Toda la ropa debe ser de fibra natural y nada sintético por temor a un cortocircuito".

Las labores de búsqueda de Titán, desaparecido con cuatro pasajeros y el piloto, abarcan un área de cerca de 900 millas, ha informado el comandante de la Guardia Costera de Estados Unidos, John Mauger.

Mientras, la compañía OceanGate Expeditions ha revelado que los tripulantes pueden sobrevivir cuatro días en el interior del aparato, que tenía como meta llegar hasta el Titanic, que yace a más de 12,000 pies y a una distancia de aproximadamente 640 kilómetros de la isla canadiense de Terranova.