El alza en el tiempo de respuesta a los apagones se asocia a una merma en los ingresos de LUMA por venta de energía.

En lo que fue una vista técnica sobre la operación de LUMA Energy, la empresa encargada del sistema de transmisión y distribución eléctrica del país se expresó poco confiada en la data de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE), y mostró una baja en la venta de energía por la que habían solicitado previamente ajustes a la tarifa de los clientes.

Ante el Negociado de Energía, LUMA expuso que ha registrado un 5% menos de compra de energía a la proyectada desde su llegada como operador de la red, al mismo tiempo que incrementó exponencialmente el tiempo en que los ciudadanos están sin luz ante alguna avería.

En agosto de este año -un mes después de entrar como operador-, LUMA había solicitado al Negociado de Energía un ajuste acelerado en la tarifa de la luz, alegando un aumento en el costo de combustible y menos ingresos a los proyectados. En ese entonces, la solicitud fue denegada por el Negociado de Energía, pero apuntaba a que la empresa había gastado $20 millones más en la compra de combustible y que las ventas facturadas por valor de $277.5 millones eran "un 4.8 % inferiores a la proyección de $291.7 millones".

Esta proyección parece permanecer, según los datos compartidos hoy por LUMA.

El costo adicional de combustible fue entonces justificado por una falla que llevó a que salieran de servicio las unidades 3 y 4 de Palo Seco y de la Central San Juan la unidad 6. La salida de estas unidades con gas natural, provocó que se utilizaran otros combustibles más caros para proveer servicio eléctrico al país como bunker C.

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Ese evento del 22 de agosto que dejó cientos de miles de clientes sin luz fue mencionado hoy en la vista. Aunque no se aludió a razones adicionales para explicar la merma en la venta de energía, para el ingeniero y representante de los consumidores ante el Negociado, Tomás Torres Placa, la razón es clara: el tiempo adicional que toma LUMA en reparar y/o restablecer el servicio tras una avería.

Precisamente, bajo la gestión de LUMA, el 'Customer Average Duration Index', que es básicamente el tiempo en que duran los apagones, se triplicó en un inicio, y aunque ha mostrado mejoría, sigue siendo mayor al tiempo de respuesta que solía tener la AEE.

En julio de 2021, ese tiempo para resolver apagones pasó de 145 munutos a 442 minutos. Es decir, en promedio, un consumidor que se quedaba sin energía estaba más de 7 horas sin luz.

Las denuncias contra LUMA también aumentaron

En declaraciones realizadas al periódico La Perla del Sur, la directora ejecutiva de la Oficina Independiente de Protección al Consumidor (OIPC), Hannia Rivera Díaz, dijo que el número de denuncias por intermitencia en el servicio y por daños a equipos electrónicos debido a fluctuaciones de voltaje pasó "las 500 al mes", en contraste con las 250 mensuales que promediaba la corporación pública.

Para responder al tiempo sin luz de los consumidores, Mario Hurtado, en representación de LUMA, alegó que su proceso de restauración de servicio puede llevar más tiempo al que ocasionalmente le tomaba a la AEE porque "la técnica de restauración del servicio de LUMA es solucionar el problema directo que está causando las interrupciones" y no simplemente devolver la energía eléctrica.

"Las técnicas pasadas consistían principalmente en volver a reponer el servicio eléctrico; por lo tanto, los clientes experimentarían cortes (de luz) repetidos por la misma causa", dijo durante la vista.

El consorcio que dirige Wayne Stensby pidió también no ser comparado con la AEE al aludir que sus métricas no eran fiables y que buscan dar paso a un "cambio en los métodos de recopilación de datos".

"El proceso de transformación llevará tiempo y debe ser sostenible", finalizó alegando LUMA en su presentación ante el Negociado.