A los ocho años, Rigoberto Hernández ya acompañaba a su padre a observar los barcos pesqueros que se mecían sobre el mar de Las Croabas en Fajardo. Aquello era todo un espectáculo: los veleros nativos se abrían paso por toda la zona y el olor a pescado se adueñaba del aire mientras se amontonaban en el vivero.

'Esto es de nosotros de toda una vida, es la cuna nuestra de nacimiento. Aquí mi mamá cuando no había leche, me daba caldo de pescado. Los pescadores antes eran felices. Pescaban en sus barcos nativos de vela, había un vivero en el césped, entonces echaban todo el pescado ahí y después se iban a caballo a vender el pescado en el pueblo de Fajardo', recordó el hombre de piel curtida y ojos oscuros.

Rigoberto ahora tiene 60 años. Es pescador, capitán y carpintero de ribera. Le tiene un gran cariño a un barco que fabricó en el año 1974 que se llama Valentino. Pero esavida - la costumbre de los barcos, el trabajo de los anzuelos y las redes, la rutina de la pesca y los mares - se ha ido extinguiendo a la fuerza en los últimos tiempos.

El barco de Rigoberto ahora está roto, volcado sobre la orilla de la playa. Fue expulsado de su restaurante bajo 'falsas alegaciones' de robo de agua y luz. El vivero está extinto, el varadero por donde se paseaban los pescadores para acudir a su jornada laboral fue destruido en un fin de semana, y las tierras que pertenecían al Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) queeran administradas por la entonces asociación de pescadores, les fueron arrebatadas.

'Todo por culpa de este alcalde. Destruyó la cultura y la tradición, nos quitó el varadero, me sacó de mi restaurante bajo engaño, yfinalizando el cuatrieniode (exgobernador Luis)Fortuño, cogió los terrenos y lo destruyó todo después que nos prometió arreglarnos el varadero para 'dejárnolos'a nosotros y operarlo, como siempre hace que engaña a todo el mundo', reclamó el pescador.

En efecto, el alcalde de Fajardo, Aníbal Meléndez, acudió a la Legislatura antes de que Alejandro García Padilla se convirtiera en gobernador, y mediante una resolución impulsada por el representante Carlos 'Johnny' Méndez, el terreno de dos cuerdasdonde ubicaba el varadero en el barrio Cabezas de Fajardo,pasó a manos del Municipio.

El 28 de agosto de 2012, la Alcaldía yaanunciaba la'rehabilitación del antiguo Varadero de la Villa Pesquera de Las Croabas'a un costo de $542,000. Sin embargo, las modificaciones - la instalación de un tablado con pérgola, las construcciones prefabricadas para almacén y kayaks, la restauración del muelle de cemento, entre otras - no contemplaba de modo alguno las necesidades de los pescadores desplazados.

Casi cuatro años después, los pescadores ahora reunidos en cooperativa, siguen frecuentando el Capitolio para que se apruebe una resolución con el propósito de recuperar el espacio que se les arrebató, área que ahora permanece desolada, sin actividad pesquera, ni desarrollo económico, a palabras de Rigoberto y sus compañeros.

'La Villa Pesquera ha sido destruida, los pescadores desplazados y el área del Varadero designada casi en su totalidad para otros usos, ajenos a los intereses de la pesca comercial, como lo es el almacenar kayaks. Así pues, la presente medida persigue que estas instalaciones vuelvan a servir al propósito de promover el desarrollo de la pesca comercial en colaboración con la comunidad que depende de esta actividad económica vital para la región', lee la resolución.

El licenciado Salvador Tió, quien ha trabajado mano a mano con la cooperativa de pescadores para reactivar esta industria en Fajardo - también ayudó a fundar una organización para que los pescadores artesanales dePuerto Ricotuviesen una manera de ayudarse a desarrollar la pesca como alternativaalimentariay de trabajo para la gente -, explicó que la resolución ordenaría al Municipio de Fajardo transferir libre de costo la zona al Departamento de Transportación y Obras Públicas (DTOP).

En caso de que se efectúe el traspaso, la cooperativa de pescadores intentará recuperar las riendas de la zona, mediante un acuerdo con el DTOP, al que le presentaría nuevas estrategias para levantar la actividad pesquera y aportar al crecimiento turístico y económico de la zona.

Para ello, ya han concebido un plan de acción, con elementos diseñados por el ingeniero James Gerard, también miembro de la comunidad, quien sugiere construir una plataforma sobre la que los pescadores podrían pernoctar, arrojados al mar durante tres días, para así aumentar el nivel de producción. También repararían ellos mismos el varadero y el vivero, y retomarían el arte de las embarcaciones nativas.

Para el licenciado Víctor Oquendo, quien acompañaba esta semana a los pescadores a su visita en la Legislatura, es crucial que en la crisis económica en que se encuentra Puerto Rico, se repiensen estrategias de producción local que permitan a Puerto Rico mayor autosuficiencia. La industria pesquera, local, propia, podría aportar a la economía e incluso sentar las bases para combatir la amenaza de una crisis alimentaria, apuntó.

La resolución fue aprobada en el Senado y está presta a llevarse a votación en la Cámara de Representantes.