Pornovenganza: más común de lo que piensas
Perdió su trabajo como maestra de ingles en un colegio católico en Ponce, y casi pierde la custodia de sus hijos, víctima de la pornovenganza.
La historia la cuenta Nancy, de 21 años de edad. Era alumna de ese colegio y fue testigo del suceso. La maestra había conocido a través de I nternet a un hombre con quien comenzó a sostener una relación. Un día ella le envió un vídeo masturbándose . Resulta que el hombre al otro lado del monitor era su esposo. A modo de venganza, el sujeto publicó el vídeo y al día siguiente empapeló la escuela con una foto extraída de la cinta.
'Qué piensas del acto del esposo?', inquiere NotiCelNancy piensa unos segundos. 'Que fue una decisión incorrecta, fue demasiado extremo, algo bien inmaduro de su parte', responde. 'Está bien ignorante meterse con su profesión y con sus hijos por algo que pasó entre ellos dos, por algo que es puramente de ellos dos', objeta.
La maestra fue despedida de inmediato y el esposo intentó quitarle la custodia de sus dos hijos.
'Obviamente la botaron y fue un poco injusto, porque yo pienso que la vida sexual es algo y la profesional es otra cosa. Es algo bien íntimo, y nadie te debe juzgar por tu sexualidad. Ella era bien inteligente, bien profesional y súper… Cómo se dice cuando tú le caes bien a todo el mundo?... amable. Súper amable, bien risueña. No me llegó a dar clases de inglés, todos mis maestros de inglés habían sido unos hijo 'e puta, y cuando al fin voy a tener una buena maestra de inglés, me entero que la botaron', dice la joven parada en un pasillo universitario.
Se denomina venganza pornográfica a la distribución de imágenes o vídeos sexualmente explícitos de una pareja o expareja sin el consentimiento de una de las partes. Actualmente se discute un proyecto de ley, aprobado en la Cámara de Representantes que ahora descansa en la Comisión de lo Jurídico, Seguridad y Veteranos del Senado, que criminalizaría esta conducta.
'Estoy de acuerdo con el proyecto de ley, podría desalentar a personas. Obviamente se van a cagar cuando se enteren que pueden meterlos presos', dice Nancy, recoge su bulto y se retira.
La venganza pornográfica parece ser un acto más común de lo que parece. En solo unos segundos, se multiplicaron las historias.
Mariela habla de un joven que pasa sus noches en El Refugio 'tumbándose tipas', que luego lleva a su apartamento y las graba en medio del acto sexual a través de cámaras escondidas. 'Conozco a una tipa que estuvo con él y se dio cuenta y le dijo que borrara todo', continúa. 'No sé si las publica, pero las graba y ellas no lo saben', detalla la joven de 22 años de edad.
Julián recuerda el caso de un muchacho gay, 'bien conocido en el ambiente', dice. 'Le publicaron un vídeo y todo el ambiente estuvo hablando de él, y luego desapareció. No he escuchado de él desde entonces', comenta.
Y las desapariciones parecen ser más usuales de lo pensado. De pronto, Christian recuerda a un vecino con quien compartía calle en Río Piedras, que una vez se publicó un vídeo suyo dándose a sí mismo sexo oral. Nunca más lo ha visto.
A pesar de las muchas historias de amenazas y venganzas que día a día flagelan la vida de personas en Puerto Rico, desde verano del 2014 hasta el momento, la procuradora de las Mujeres,Wanda Vázquez Garced, ha atendido en su oficina solo tres o cuatro casos de pornovenganza.
'Hay mucho miedo, mucho pudor, mucha vergüenza. Tienen que admitir que se tomaron esas fotos sin pensar que en un futuro podían ser utilizadas en su contra', dice Vázquez Garced, sentada en una de las salas de la Procuraduría.
Vázquez Garcedreconoce que lapornovenganzaes más común de lo que parece, pero admite que las cifras de casos son casi imposibles de contabilizar. Pueden estar escondidos en los más de seis mil incidentes de violencia de género que se han reportado en lo que va de año.
'Lo catalogan como amenaza o como parte de la Ley 54, pero no está clasificado como un delito independiente', explica.
En sus años como fiscal, para el 2009, trabajó uno de estos casos. Una mujer que había dejado a su pareja la amenazaba con publicar fotos íntimas de esta en el tablón de edictos del colegio de su hijo. Lo trabajaron como amenaza, un delito menos grave. La ley como está no contempla la pornovenganza como un acto criminal.
De vuelta a los pasillos universitarios, Marcos hace su aparición. 'Conoces a alguna víctima de pornovenganza?', le aborda este diario. Se queda callado. 'Sí, yo, casi', responde.
El joven de 21 años había empezado a salir con un muchacho con quien mantenía 'un juego sexual bien extraño', de dominio y sumisión. 'Un día me dijo: ‘tú me tienes que enviar fotos tuyas antes de esta hora', me sentí súper incómodo, pero lo hice porque era un juego, y bueno, 'to make this person kind of stay' (para que se quedara)', confiesa.
Para hacer que el chico no rompiera el vínculo entre ambos, Marcos le envió fotos suyas desnudo. 'Hay veces que [me amenaza con que] él enseñaría la foto… para que siga teniendo sexo con él', relata. Se queda pensativo. 'Es que la línea se difuminó… había momentos en que pensaba: esto es un juego o no lo es?', cuestiona.
Marcos escucha con atención sobre el proyecto de ley que criminalizaría la conducta. 'Estoy de acuerdo', dice. 'Si tú recibes fotos que son bajo el consentimiento de dos adultos, son adultos, esas cosas pasan, pero tú deberías por lo menos tener el respeto de que eso fue algo… it's just something you don't do (simplemente es algo que no haces)', se repite a sí mismo.
'Por qué tú vas a salir a arruinar la carrera de alguien, el futuro de alguien, para hacer algo totalmente 'childish' (infantil). Vas a destruir su reputación, las relaciones con parejas futuras, arriesgar su trabajo, porque alguien lo va a encontrar y te jodiste, it fucks you up', concluye el joven.
*Todos los nombres en este artículo son ficticios para proteger la identidad de los entrevistados.