El difícil camino de restaurar propiedades en el Viejo San Juan (galería y documento)
El colapso reciente de dos balcones de una propiedad ubicada en la calle Sol en el Viejo San Juan puso sobre la mesa la falta de restauración de algunas de estas edificaciones por parte de los dueños de las propiedades.
Esta situación podría deberse al desconocimiento sobre los procesos para hacer restauraciones artesanales a través de argamasa (arena, cal, y a veces carbón) en vez de concreto, la falta de recursos económicos para financiar las mejoras y/o porque los daños en las estructuras no son detectables a simple vista y requieren de constante inspección de parte de peritos.
Para la agente de bienes raíces y residente del Viejo San Juan, Margarita Gandía, es necesario ofrecer talleres sobre restauración a los residentes, obreros, arquitectos y otros contratistas. Al mismo tiempo, reconoció que es responsabilidad del dueño de la propiedad velar por la conservación de dicha estructura, para la seguridad de su familia, sus vecinos y la integridad del edificio histórico.
'Vivimos en esta joya, que es frágil, y hay una responsabilidad de cuidarla', puntualizó.
Gandía destacó que en el caso de este tipo de edificación como la de la calle Sol, tanto la fachada como los balcones, las puertas de los balcones, los pasillos y la azotea le correspondían a todos los residentes del condominio costear cualquier tipo de trabajo de mejoras. Generalmente los residentes de este tipo de edificación pagan anualmente una derrama, cuya cuantía depende del tamaño de la propiedad.
De acuerdo a Gandía, 'el Viejo San Juan es el único casco histórico en el mundo restaurado en un 96% con dinero privado, porque la inversión pública fue poca. Hubo dos instancias cuando Don Ricardo (Alegría) que se consiguió la inversión pública para empezar la restauración del Viejo San Juan. Y eran pocas propiedades, pero eran de unas huellas grandes. Por ejemplo, el Casino, (la iglesia) San José, el Instituto de Cultura (Puertorriqueña), después el Convento, la Casa del Libro, la Casa Museo, y después naturalmente cuando el Quinto Centenario, pues (el Cuartel de) Ballajá'.
'Lo que ha hecho lento la restauración en el Viejo San Juan es el mismo problema de los años cincuenta: nadie le presta a uno dinero para comprar una propiedad sin restaurar', agregó.
Mientras, los dueños de propiedades se ven forzados a meterse en deudas adicionales al pago del préstamo hipotecario para poder restaurar la propiedad.
Por medio de la Ley 7 de 1955 se le otorgaron a las propiedades restauradas del Viejo San Juan exenciones contributivas por el pago de impuesto a la propiedad al Centro de Recaudación de Ingresos Municipales (CRIM) y por el pago de impuestos sobre los ingresos generados por medio de los cánones de alquiler. El 'espíritu' de la Ley 7 era que los residentes del Viejo San Juan conservaran sus propiedades.
Sin embargo, Gandía dijo que dada la crisis fiscal que afronta el Gobierno no sabe si dichos incentivos se han seguido otorgando.
En el 2013, a petición de los vecinos del Viejo San Juan, el Departamento de Urbanismo del Municipio hizo un inventario de propiedades en ruinas o cascarones. El Departamento de Urbanismo identificó 48 propiedades que catalogaron como 'estorbo público'. Las propiedades estaban ubicadas en la Caleta de San Juan y las calles Cruz, Fortaleza, Luna, Mercado, Norzagaray, O'Donnell, San José, San Justo, San Sebastián, Tetuán y Tanca.Se supo que cinco de estas 48 propiedades ya han sido restauradas.
Gandía recordó que en el 1998 a raíz de un inventario que se hizo sobre las propiedades sin restaurar, 'la alcaldesa Sila Calderón pasó una ordenanza para obligar a los propietarios de ruinas a restaurar o vender, para evitar el daño que estas ruinas causan a la zona histórica. El Municipio expropió tres ruinas'.
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