Bomba de tiempo el río Guayanilla
Ponce - Con el agua al cuello. Así se sienten los residentes de la urbanización Guaydía en Guayanilla, cada vez que llueve. Su temor, empero, tiene fundamentos de sobra. Solo el episodio de lluvias del pasado fin de semana provocó que un predio de terreno aledaño al río desapareciera y con el media docena de caballos, alrededor de 200 gallinas y 50 gallos de pelea.
Desesperados, algunos vecinos hasta proponen como medida emergente la construcción de diques que protejan los barrios situados a lo largo del río Guayanilla, al no confiar en que se concrete la asignación de fondos para la canalización del río.
Y es que desde que el huracán Eloísa causó grandes pérdidas en todo el pueblo, allá para el 1976, los residentes de Guayanilla vienen escuchando las promesas de alcaldes, gobernadores y legisladores sobre la canalización del río.
'Cada vez que llueve uno teme lo peor. Y ya no creemos en las promesas', comentó el comerciante José Javier Santiago Nieves, propietario de una cuerda y media de terreno que se ha ido socavando con cada crecida del río Guayanés.
'Construir un dique sería menos costoso y se realizaría más rápido que un canal que costaría más de $30 millones y tardaría más de cinco años', añadió.
Debido a las copiosas lluvias del pasado viernes y sábado, los caballos que se encontraban en su potrero se fueron río abajo, sin que hasta el lunes se supiera donde fueron a parar.
Incluso, Santiago Nieves mostró cómo las últimas tres crecidas del río se han llevado casi una cuarta parte de su solar, al punto de aproximarse peligrosamente a los fundamentos de varios postes de tendido eléctrico.
Por ello, teme que desaparezcan en la próxima crecida.
'Gracias a Dios que el río no se desbordó esta vez, y no entró al pueblo como en otras ocasiones, pero las lluvias fueron tan fuertes que siguieron socavando la tierra como pasó aquí, porque estamos debajo del nivel del puente y no creo que se deba dar prioridad a un parque acuático cuando existe el peligro para las personas', agregó.
Lo mismo piensa José Raúl Class González, un hojalatero que lleva toda su vida en el barrio y que durante 60 años ha sido testigo de la desplanificación y las promesas.
'Aquí llovía, pero desde que se construyó la pista no se metía el agua como ahora', indicó sobre el complejo deportivo municipal que cuenta con un estadio de béisbol, un gimnasio, una pista de atletismo y una piscina en construcción.
'Nosotros queremos que resuelvan esta situación, pero con obra de verdad, no promesas', agregó el hojalatero que teme que los automóviles que le llevan para que les arregle la carrocería y pintura también terminen un día bajo las corrientes del río.