Ignorado y ocultado continuo vandalismo en escuela de Levittown
Hace casi un año, el ahora exgobernador de Puerto Rico, Luis Fortuño, reinauguró la escuela intermedia Basilio Milán en el pueblo de Toa Baja como parte de su proyecto Escuelas para el siglo XXI.
Desde afuera, el plantel luce moderno, limpio y atractivo. A cinco minutos en carro queda otra escuela intermedia, la María Libertad Gómez, que es la otra cara de la moneda: un plantel olvidado por las administraciones gubernamentales, donde las deficiencias de infraestructura son evidentes y donde el vandalismo, los robos y los incendios en los salones de clase ya no sorprenden a maestros ni a estudiantes.
Hoy fue uno de esos días en los que se encontraron con el desorden antes de que sonara el timbre. El salón de inglés del séptimo grado había sido quemado. Las ventanas estaban forzadas, las paredes tiznadas de humo, los pupitres, los abanicos y el escritorio del profesor consumidos por las llamas.
'Este fue el incidente que coronó', comentó a NotiCel la maestra de español Maritza López. 'Tenemos un grave problema de seguridad en esta escuela, lo hemos denunciando en innumerables ocasiones y nadie ha hecho nada'.
Y es que en los últimos años, vándalos han tenido acceso a la escuela en más de 10 ocasiones. La bibliotecaria escolar Glendalí Delgado indicó que en múltiples ocasiones le han robado equipo de la biblioteca. Las pérdidas ascienden al medio millón de dólares, estimó, entre computadoras, televisores, impresoras y proyectores. 'Cada vez que hay un equipo nuevo, se lo roban'.
Los reportes y reclamos se remontan a 2006, cuando la propia bibliotecaria, clamó al gobernador Aníbal Acevedo Viláy al entonces secretario de Educación Rafael Aragunde que se incluyera la escuela María Libertad Gómez entre las 600 a las que había prometido ofrecer seguridad. Esto luego de presentar sus reclamos ante el distrito y la región escolar, así como ante el Departamento de Educación. Nunca recibió respuesta y aunque luego se le asignó un guardia al plantel, la vigilancia no ha sido por las 24 horas del día ni suficiente para detener la actividad criminal.
En una ocasión, el oficial de seguridad fue atacado con un cuchillo, sufrió heridas en la cabeza y en las manos, y fue amarrado y dejado a su suerte en el plantel.
En otras ocasiones, los robos aparentan haberse realizado por personas con llave, pues en la biblioteca, donde volvieron a robar equipo y en el comedor escolar, de donde se llevaron parte de la compra, no se observó rotura de candados.
En su más reciente intento, Delgado escribió a Alejandro García Padilla y al designado secretario de Educación, Rafael Román.
'Trabajamos día a día para adquirir equipo y materiales y mejorar el aprovechamiento académico de nuestros estudiantes. Es realmente frustrante cuando las personas inescrupulosas hurtan esos recursos y todo queda en nada', señala la bibliotecaria. Coincide con ella la trabajadora social, Evangeline Alers, quien apuntó que en ninguno de los incidentes se ha señalado ni siquiera un sospechoso, los actos quedan impunes y vuelven a ocurrir sin consecuencia alguna para los responsables. En cambio, los estudiantes solicitan servicios que no se les pueden ofrecer. Así, 'aumenta la brecha tecnológica entre los alumnos cuyos padres pueden obtener recursos por sus propios medios y los que dependen de los que nosotros como escuela podamos ofrecerles', enfatiza Delgado.
Dirección escolar obvia protocolo y tapa el incidente
Hoy, tras la quema del salón de inglés, que ocurrió en algún momento del fin de semana, se corría entre los pasillos el rumor de que se trató de un acto por parte de uno o varios estudiantes. Sin embargo, aunque se supone que había vigilancia en el plantel durante el fin de semana, no hay quien pueda explicar qué pasó.
Se le suma la falta de aplicación de los pasos establecidos en el Manual de Protocolos: Guía para el director escolar y el personal de apoyo. En este se señala que en caso de incendio, el personal de la escuela no debe regresar al edificio hasta que los oficiales del Cuerpo de Bomberos lo indiquen. En caso de que ocurra un acto criminal, como aparenta ser este incendio, el manual apunta que el director debe negar el acceso a la escena hasta que llegue la Policía.
Sin embargo, los maestros aducen que el Cuerpo de Bomberos no fue notificado del incidente. NotiCel constató que la Policía tampoco tenía conocimiento del siniestro y que oficiales estatales se personaron al lugar luego de que este medio digital indagara sobre el asunto. La oficina de prensa de la región policial de Bayamón indicó que la escuela no tenía interés en presentar una querella. Los policías que llegaron al edificio pasado el mediodía se toparon con que personal del Municipio de Toa Baja se había encargado desde la mañana de limpiar con manguera a presión el salón donde se desató el incendio, habían dispuesto del escritorio y los pupitres quemados y prácticamente ya no había evidencia que diera pie a una investigación.
Los fusibles del edificio se encuentran ubicados en ese mismo salón, por lo que los maestros temen que el sistema eléctrico, desde antes muy deteriorado, haya sufrido daños y se mantenga en un riesgo inminente a los estudiantes que toman clase allí y a los maestros que las imparten.
La directora escolar, encargada de implantar el protocolo, no aceptó una petición de NotiCel para abordar la situación.
Como la última secuela de un patrón de actos criminales en la escuela, el nivel de preocupación entre la comunidad escolar ha incrementado significativamente.
Entre las soluciones que insisten les sean provistas por el Departamento de Educación incluyen colocar alarmas y cámaras de seguridad con servicio de monitoreo; la asignación de guardias las 24 horas, la adquisición de puertas y candados de alta seguridad en los salobres, mejorar la iluminación y aumentar la participación de la Policía estatal.
Los maestros barajean la posibilidad de realizar un paro para llamar la atención sobre sus reclamos.