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La vida secreta de los dealers universitarios

Aunque el narcotráfico se asocia con los sectores de la población en desventaja socioeconómica, existe toda una subcultura de dealers universitarios provenientes de las altas estratas sociales, según reportaje especial de la revista universitaria Entreparentesis.

Comúnmente, se pensaría que los estudiantessegregadosen instituciones privadas o religiosas, los llamados 'niños de colegio', son ajenos a la cultura de las drogas, pero de acuerdo al testimonio de cuatro universitarios tal concepción dista mucho de la realidad.

De los cuatro entrevistados, la mitad coincidió en que la necesidad no es una de las razones para recurrir al negocio del bajo mundo. Pero, la otra mitad asegura que la actividad les permite mantenerse a sí o a sus hábitos personales, además de socializar en los habituales lugares de jangueo universitario.

Ramón de 21 años, candidato a graduación de una de las universidades más costosas de Puerto Rico, viene de un trasfondo económico privilegiado y se educó en una escuela privada localizada en uno de los sectores adinerados del área metropolitana. Nunca le faltó nada material y actualmente tiene un sueldo fijo que le sobra para sus lujos. Sin embargo, Ramón vende drogas desde que tiene 16 años.

Asimismo, nadie asociaría a Ana, de aspecto frágil y graduada de una escuela privada en el área metropolitana, con la venta de drogas. 'A los 14 años llegué a un colegio y me encuentro con esta cultura de drogas', describe el primer encuentro con sustancias ilegales con tono irónico. 'Vendían de todo: pali (Zanax), perco (Percocet)…' menciona.

Juan, un dealer de 21 años, graduado de uno de los colegios más prestigiosos del país, explica que desde séptimo grado ya sabía con quién conseguir drogas, y en octavo grado alguien de su clase estaba vendiendo.

'Se iban a urbanizaciones con el uniforme y los cogían en el parque', cuenta Juan del proceso de venta de drogas. 'Chamaquitos de dinero siempre buscan en qué gastarlo,' comenta sobre sus compañeros de escuela.

Por qué lo hacen?

Según datos recuperados del blog 'Crimen en Puerto Rico', el narcotráfico tiene una ganancia de $5 mil millones provenientes de 1,200 puntos de drogas, que recaudan alrededor de $6 mil diarios. Claramente, la venta de drogas ha resultado ser uno de los negocios ilegales más exitosos del país y, al parecer, todo el mundo quiere sacarle provecho.

No obstante, qué inclina a un joven con potencial a poner en riesgo su futuro para involucrarse en la comercialización de sustancias controladas?

En el caso de Ana, aunque proveniente de clase media, vender drogas es su único ingreso, ya que se mudó y actualmente se mantiene sola. 'También es lo más fácil,' explica la estudiante universitaria, quien se dedica a la venta de marihuana y hongos alucinógenos.

Al igual que Ana, muchos universitarios sin antecedentes penales comienzan a vender drogas para mantenerse a sí mismos. 'Mis estudios no me dejan tener un trabajo fijo', indica Luis, estudiante de doctorado que lleva tres años siendo dealer y prefiere concentrarse en sus estudios a conseguir un trabajo estable. 'Yo no estoy aquí para hacerme miles. Yo estoy aquí para pagarme los estudios', comenta.

Para personas sin necesidad, como Ramón y Juan, la historia es diferente. 'Mi pai' me da dinero todas las semanas', admite Juan, quien se crió en un entorno privilegiado y aún vive con su padre, que es el que le cubre todos sus gastos.

Juan comenzó vendiendo Adderall, medicamento recetado para tratar condiciones neurológicas. 'Iba a un psiquiatra y me daba 60 adderalls de veinte miligramos y otras 60 para mi primo en New York', admite. Las vendía a $5 o $6 cada una, pero cuando se dio cuenta que no le daba ganancias, empezó a vender marihuana.

Por su parte, Ramón admite que la vida de dealer le ha abierto un mundo de diversión y de 'alcohol gratis y mujeres'. Explica que ser vendedor de drogas lo hace sentirse envidiado. 'De momento llegas a una villa en Dorado y eres el alma de la fiesta', dice Ramón al relatar sus aventuras entre fiestas, donde asegura que básicamente le pagan por ir a un sitio y pasar el rato. 'En media hora podías hacer $100 si salías a janguiar', afirma el joven.

Ana coincide con Ramón en el aspecto social. 'Voy al Refu (El Refugio) y salgo con cincuenta pesos. Voy al Bori (El Boricua) y salgo con cincuenta más', comenta la dealer sobre sus experiencias al salir por la noche. Ana considera que una de las razones por las que empezó a vender drogas fue para tener un trabajo donde pudiera compartir con sus amigos y salir en grupo. 'Tu trabajo es ir a janguiar a un sitio', indica.

Todos los dealers entrevistados ganan aproximadamente entre $100 a $200 cada noche que salen a vender.

(Todos los nombres utilizados son ficticios)

(suministrada)
Foto: