No cuadran números estatales y federales sobre deserción escolar
La deserción escolar en Puerto Rico ronda en un 40%, según el secretario de Educación designado Rafael Román. Sin embargo, de acuerdo al informe del Departamento de Educación de Estados Unidos más reciente sobre 'dropouts', solo el 2% de los estudiantes dejan de ir a la escuela por seis meses o más.
Parte del descuadre en los números se debe a que el informe federal solo contabiliza las deserciones en la escuela superior, que en Puerto Rico comienza en el décimo grado y no en el noveno como en las escuelas estadounidenses.
Comoquiera, el panorama no está claro y para poder atender el problema, se requieren datos certeros. Por eso, Román dijo que ha ordenado a la Secretaría Auxiliar de Planificación buscar los números escuela por escuela. Quiere también sacar de la estadística a los estudiantes que completaron la escuela en alguna otra modalidad, como lo es la educación para los adultos u educación alternativa.
Aun así, aseguró, ha comenzado a atender la situación. 'Yo no creo que el problema está en el currículo, yo creo que es una cuestión de recursos. Un maestro puede ser más efectivo en la medida en que cuente con los recursos', apuntó.
Román considera que los maestros podrían hacer más atractivas las materias si contaran con la tecnología y los recursos audiovisuales para ello.
Otro aspecto de su plan es ampliar la oferta curricular. Por años se le han ofrecido a los estudiantes unos cursos 'electivos', que son electivos en categoría, pero sobre los cuales los estudiantes realmente no pueden elegir. La idea, señaló, es que los alumnos tengan un catálogo de clases de entre las que puedan seleccionar las que más les interesan y mejor les sirvan para lo que desean completar en el futuro.
También contempla establecer un programa de horario extendido en la escuela superior.
Román está de acuerdo con los investigadores que apuntan que los niveles de deserción escolar son más altos entre los niños y jóvenes que han tenido problemas de rezago académico que no se han atendido correctamente, que han fracasado en dos o más ocasiones, que provienen de familias con escasos recursos económicos y en donde alguno de los padres está ausente.
Las consecuencias, están claras. Los desertores escolares son más propensos a incurrir en actividades delictivas y a permanecer desempleados mientras son adultos.