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Padre de Julio Enrique: duro perdonar a amigo-asesino

RÍO GRANDE - Hace dos meses a Julio López Benítez, padre del joven pastor asesinado en Río Grande, le preguntaron si perdonaría al asesino de su hijo Julio Enrique en caso de que fuese una víctima más del crimen en Puerto Rico.

En aquel momento, la pregunta de parte de un participante del taller de Biblia que impartía en la Iglesia Bautista de Palmer, le incomodó y su respuesta fue incierta.

Dos meses más tarde, esa pregunta le retumbó en la conciencia al visitar la escena del crimen donde Julio Enrique López fue en efecto brutalmente asesinado durante un robo a la tienda de teléfonos celulares donde laboraba.

'Muchos se molestaron con él cuando me hizo esa pregunta. Pero (después) yo dije: tú me estabas preparando para eso. Esta pregunta, que me molestó e incomodó, es la pregunta que me tengo que hacer en este momento. Y desde ese momento (en que decidí perdonar), la paz en mi corazón está allí', comentó el padre a la prensa durante el velorio de su hijo del martes.

Hoy se celebrará la marcha ENRIQUEciendo nuestra nación, Celebremos la vida…!, convocada por la Unión de Jóvenes Bautistas de Puerto Rico, que saldrá desde el comité del alcalde de Río Grande, Edward Rivera Correa, e irá hasta el Nuevo Cementerio del pueblo donde se celebrará el sepelio de Julio Enrique.

'Después fue más duro cuando supimos quién era', añadió al hacer referencia a la relación que tenían como vecinos y miembros de la misma comunidad. Incluso uno de los presuntos asesinos, Ricardo Alfonso di Cristina Rexach, era amigo de Julio Enrique y primo del pastor de la Iglesia, quien lo acogió en su casa para ayudar a sacarlo del bajo mundo de las drogas.

Julio Enrique era presidente de la juventud cristiana de su Iglesia y conocido por muchos en Rio Grande por su activismo en la comunidad y su capacidad atlética para el deporte del volibol.

Para su padre será recordado por 'su amor y compromiso por el ser humano'. 'Era jovial, le encantaba hacerme chistes y le encantaba pegarme vellones. Esa es una cosa que voy a extrañar muchísimo de él, porque nosotros como familia estábamos de tres a cuatro horas sentados los cuatro hablando, hacienda chistes y él pegándome vellones. Nos reíamos y gozábamos, pero eso nos mantenía unidos', describió López Benítez.

El religioso recalcó que la solución al asunto de la criminalidad estriba en la familia y el activismo ciudadano.

'Esto no es responsabilidad del gobierno, esto es responsabilidad de Iglesias, familias y ciudadanos. Si ustedes mismos que están aquí no cuidan sus familias la sociedad va a seguir enferma porque la sociedad se compone de familias', opinó, a la vez que insistió en un mensaje de paz.

'La paz que nuestro Puerto Rico necesita es una paz de relación con una persona que tú aprendas a amar y no es ni mi hijo, ni mi esposa. Es amar a Dios y si tú amas a Dios, tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo. Y mire si la Iglesia no perdona, ni ama, vamos a poner cuatro candados, cuatro cadenas y cada cual que se vaya para su casa', mencionó.

La responsabilidad, dijo, que tiene que ser asumida por todos. 'Uno de los jóvenes asesinos me enteré que su madre lo había tirado a la calle. No justifica lo que hizo, pero nosotros tenemos que pensar qué hicimos nosotros por ayudar a ese joven? Que hicieron los vecinos una vez se enteraron para rescatarlo y ayudarlo? Algunos han criticado el hecho que mi pastor hizo con este joven, pero si él no lo hace, quién?', cuestionó con gran serenidad.

Familiares de Julio Enrique López se consuelan ayer durante el velorio del joven en Río Grande. (Roso Sabalones/NotiCel)
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