Si caminando por el Paseo de Diego, en Río Piedras, usted siente un gran sofocón, sepa que más que las altas temperaturas normales de un país con un clima tropical, esta de frente al denominado efecto de la Isla de Calor, que desde hace algunos años se viene desarrollando en Puerto Rico.

El doctor Ariel Lugo, director del Instituto Internacional de Dasonomía Tropical en Puerto Rico, explicó a NotiCel que la Isla de Calor, 'es un domo que se forma sobre la cuidad, de aire caliente donde no hay forma de que llueva, porque está muy caluroso, y mientras más caliente esta el aire, más agua aguanta'.

Lugo planteó que hace algunos años la NASA hizo un estudio en la Isla que utilizando sus satélites midieron las temperaturas en la superficie de Puerto Rico. Destacó que pudo ver imágenes que mostraban que durante la noche en el expreso Román Baldorioty de Castro, las temperaturas podía alcanzar los 60 grados Fahrenheit. La forma más directa que un ciudadano puede comprobar estas altas temperatura es poniendo su mano sobre la brea, e inmediatamente el calor se sentirá.

Sin embargo, tan reciente como en el 2010 el estudio 'The relationship between land cover and the urban heat island in northeastern Puerto Rico', concluyó que si no se hace nada, para el 2050 las temperaturas en el área norte se pudieran expandir a la parte noreste del país, sobrepasando los 1.55 centígrados o lo mismo que 34.8 grados Fahrenheit. La preocupación mayor sería que las altas temperaturas llegarán al bosque tropical El Yunque.

Director del Instituto de Dasonomía Tropical en Puerto Rico, doctor Ariel Lugo. (Roso Sabalones/NotiCel)

En ese sentido, el experto recordó que a raíz del Huracán Hugo, los árboles de El Yunque perdieron muchas hojas, lo que provocó que las aguas de los ríos estuvieran más caudalosas porque demoraba más la precipitación, pues las nubes debían formarse más altas para evaporar el calor de la atmósfera.

'Como funciona en Puerto Rico es que el aire viene caliente del mar y cuando llega a la montaña y empieza a subir, empieza a enfriarse, y cuando se enfría llueve. Ahora, qué pasa si tu tienes superficies bien calientes alrededor de El Yunque? Tiene que subir más las nubes a lo que se enfría', observó.

En otras palabras, mientras más altas sean las temperaturas en la ciudad, más tienen que subir las nubes para enfriarse y que llueva. Por lo tanto, uno de los efectos más adversos del fenómeno de la Isla de Calor es que puede provocar sequías.

Otro de los problemas más preocupantes, es que cambia los patrones de lluvia al hacer que las nubes se formen más altas para poder enfriar la atmósfera.

Según Lugo uno de los factores que más han incidido a la Isla de Calor es la reducción de las áreas verdes en las ciudades por el desarrollo desmedido. Manifestó que los bosques siempre han tenido una función natural de evaporar el calor para que así bajaran las temperaturas.

Mientras las temperaturas se disparan son los ciudadanos los que sufren los efectos de la Isla de Calor, porque no solo afecta su calidad de vida sino también representa un incremento en sus gastos de consumo de electricidad.

De otro lado, Lugo concordó que la congestión vehicular en áreas, como por ejemplo, el expreso Román Baldorioty de Castro, también inciden a la Isla de Calor.

'El sol es el factor principal a la Isla de Calor, es el que da la mayor parte de las energías y el que calienta la superficie. Cuando tu le metes un millón de carros, esos son fuentes adicionales de calor, que lo están generando por la combustión de la energía fósil, y si tu tocas el carro, está bien caliente', determinó.

Ante este cuadro recomendó que a corto plazo se empiece a reforestar el área metropolitana de Puerto Rico. Y que a largo plazo haya un plan certero para mejorar la transportación colectiva. Igualmente, ponderó el que se restauren las quebradas en las zonas urbanas.

(Primera parte de una serie de historias sobre cómo el clima y la planificación urbana afectan nuestro diario vivir.)