Violencia doméstica: asunto social o criminal?
Puerto Rico padece de una epidemia que año tras año, con la precisión y constancia de un reloj atómico, avasalla a sus mujeres. Se trata del fenómeno que la Organización Mundial de la Salud (OMS) denomina 'violencia de pareja,' y que en Puerto Rico conocemos como 'violencia doméstica'.
La situación en Puerto Rico se agrava toda vez que no hay coherencia ni uniformidad entre las agencias de gobierno llamadas a recopilar datos y atender el problema. Además, el énfasis ha sido en las soluciones punitivas más que preventivas lo que, según expertos consultados por el Centro de Periodismo Investigativo, ha convertido un problema que tiene mucho de salud pública en uno meramente criminal, policíaco, que no toma en cuenta factores sociales y culturales que lo provocan y lo perpetúan.
Los datos sobre la incidencia de la violencia doméstica en Puerto Rico no coinciden. Según la Policía, este año han asesinado 23 mujeres, mientras que la Oficina de la Procuradora de la Mujer dice que son 25, a razón de una cada dos semanas, más o menos.
Según la Oficina de la Procuradora de la Mujer, en el 2004, cada día, 52 mujeres fueron víctimas de violencia doméstica. Un 30% de las mujeres que visitaron las salas de emergencia durante ese año eran víctimas de violencia doméstica.
A pesar de la aparente magnitud de estas cifras, un estudio realizado por las demógrafas Judith Rodríguez y Viviana de Jesús para la Fundación Sila María Calderón, indica que estas estadísticas no son sino la punta del 'iceberg' de un fenómeno de proporciones enormes, pero aun así, invisible.
El estudio, titulado 'Magnitud de la violencia de pareja: Una mirada al significado y a las estadísticas', cita al National Violence Against Women Survey del 2000, según el cual la gran mayoría de las agresiones ocurridas dentro de una relación íntima en los Estados Unidos no se reporta a la Policía. De hecho, solo una quinta parte de las violaciones, una cuarta parte de las agresiones físicas y la mitad de los acechos perpetrados contra mujeres son reportadas.
Pero, la invisibilidad es solo un aspecto del problema que enfrentamos en Puerto Rico, donde las agencias que recopilan estadísticas – la más prominente siendo la Policía – minimizan aún más la ya diminuta proporción de incidentes que sí se reportan.
Entre los factores que contribuyen a la invisibilidad del fenómeno, el estudio señala la falta de una terminología uniforme que se adapte a las realidades sociales y las discrepancias entre las categorías operacionales de las diversas agencias que recopilan estadísticas; así como la actitud punitiva, mas que preventiva, que se tiene hacia la violencia doméstica.
Estadísticas dudosas
Llama la atención que, según las estadísticas de la Policía - fuente primaria de datos sobre violencia y asesinatos en la isla -, el 36.7% de los asesinatos de mujeres son producto de la 'violencia doméstica', un 35.8% se debe a 'causas desconocidas' y el 7.6% son catalogados como 'crímenes pasionales' y 'peleas'.
Según Rodríguez, la ambigüedad de estas cifras evidencia insuficiencias en la recolección y el procesamiento de información por parte de la Policía y sugiere que, en realidad, la cantidad de asesinatos por violencia de pareja podría ser muchísimo mayor que la oficialmente informada.
Esto se suma a la falta de coordinación entre los diversos organismos que producen y compilan estadísticas sobre la violencia doméstica. Existen, por ejemplo, discrepancias significativas entre los números que ofrece la Policía y los del Departamento de Salud – una diferencia en este renglón de 37 casos entre el 2000 y el 2001, por ejemplo.
Estas cifras, a su vez, son diferentes a las que poseen las organizaciones de base comunitaria, que se valen de los medios de información para recopilar datos. Para agravar la situación, la Procuraduría de la Mujer, sobre la cual – según su ley orgánica – recae la obligación de recopilar y compaginar todas las estadísticas de violencia contra la mujer, no posee una base de datos actualizada.
Para José Rodríguez, epidemiólogo y catedrático de la UPR, las diferencias entre los datos de las diferentes agencias responden a que cada una tiene criterios distintos para definir violencia doméstica. Esta falta de coordinación tiene serias repercusiones sobre nuestra percepción de la magnitud de la violencia doméstica, puesto que hace que el fenómeno se 'diluya... y por ende que se asignen menos fondos para estudiarlo, prevenirlo y combatirlo'.
La falta de una terminología operacional uniforme, que responda a las realidades sociales de violencia doméstica, es uno de los mayores obstáculos para la gestión de políticas públicas que permitan combatir el fenómeno, advierte. Sin embargo, si queremos desarrollar categorías efectivas para la identificación de la violencia doméstica, tenemos que comenzar por estudiar los fundamentos sociales sistémicos que producen este fenómeno, coinciden los expertos.
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