R. Schatz con la renuncia en la mano
La renuncia del convicto senador independiente Héctor Martínez está entregada al presidente del Senado, pero éste se ha rehusado a aceptarla o divulgarla, indicaron fuentes.
El alcalde de Bayamón, Ramón Luis Rivera, hijo, confirmó que ya se han tenido conversaciones con Martínez y con el presidente del Senado, Thomas Rivera Schatz, para encaminar la renuncia y que la misma debe ocurrir pronto, pero dijo no saber si ya se consumó la entrega de la misma, y si se ha determinado cuándo divulgarla.
Según fuentes, la carta habría estado lista hace varios días, pero sujeta a la prerrogativa de Rivera Schatz de aceptarla o no. A este momento, el Senado no ha recibido oficialmente la carta por el mecanismo de radicación en la Secretaría. El presidente podría dar cuenta al cuerpo sobre el recibo de esa correspondencia mañana, cuando se reanude la sesión ordinaria. En este momento, no se espera que el anuncio ocurra mediante una comparecencia pública de Martínez.
Ayer, el periódico Puerto Rico Daily Sun colocó mañana lunes como la fecha máxima para que se diera a conocer la renuncia, según sus fuentes. Por otro lado, El Nuevo Día indica hoy que la carta fue firmada esta madrugada pero no ha sido entregada.
Mientras estos movimientos quedan sin confirmación oficial, el senador popular Cirilo Tirado dijo a NotiCel que su delegación presentaría mañana una resolución pidiendo la expulsión de Martínez, si es que la renuncia no ocurre antes.
'Estos son mecanismos de presión que tenemos a nuestra disposición para que tanto el presidente como el senador acaben de anunciar la renuncia', explicó Tirado, quien también dijo que se solicitó la inhibición de los miembros penepés de la Comisión de Ética porque éstos no podrían hacer una evaluación justa después de haber apoyado públicamente la permanencia de Martínez tras su convicción el lunes pasado.
Una campaña de llamadas telefónicas al cuadro del Senado, y de querellas ante la Oficina federal de Oficiales Probatorios, serían otros dos mecanismos de presión pública para que se acabe de oficializar la salida de Martínez, quien ya fue expulsado del Partido Nuevo Progresista (PNP) tras su convicción por conspiración y soborno. El soborno es uno de los delitos que constituyen causa directa de destitución de un legislador, según la Constitución de Puerto Rico.
El Código Político le da a Martínez un período de 15 días después de presentada su renuncia para retirar la misma y preservar su escaño. Desde el viernes están circulando versiones, no confirmadas, de que la intención de Rivera Schatz y de Martínez es jugar con la fecha de presentación de la renuncia y con este término de 15 días para estirar el proceso hasta después de la sentencia programada para junio. De esta forma, darían tiempo a que se registren dos eventos importantes que están en manos del juez federal Francisco A. Besosa, el primero es si va a absolver o no a Martínez de manera perentoria, y el segundo, si lo primero no ocurre, ver cómo aplica su discreción judicial a la hora de la sentencia el 7 de junio.
El blog Pesquisa Boricua había adelantado los movimientos de los 'ramonluises', como se conoce al alcalde bayamonés y a su padre, de hablar con los legisladores de ese distrito, los senadores Migdalia Padilla y Carmelo Ríos, para que se unan al coro de los que piden la salida de Martínez por encima de la defensa de Rivera Schatz.
Paralelamente, los abogados de Martínez y Bravo radicaron hoy domingo un escrito a Besosa solicitando que vuelva a autorevocarse en cuanto al cargo de conspiración. El lunes el jurado emitió veredicto de culpabilidad contra Martínez por conspiración y soborno, pero el juez dejó a un lado el veredicto de conspiración. El día siguiente se echó para atrás y reinstaló el veredicto de la conspiración.
Ahora los abogados le piden en su escrito que vuelva a dejar a un lado ese veredicto. El argumento legal es que dejarlo a un lado tiene el mismo peso que una absolución y una absolución no puede ser revocada por nadie, ni siquiera por el mismo juez que la viabilizó. Añaden que el juez se equivocó al no pedirle al jurado que continuaran deliberando ante lo que los abogados entienden que fue un veredicto confuso.