Lorencito en un limbo de burocracia y politiquería
El caso Lorenzo ha consternado a la sociedad puertorriqueña durante un año y se ha convertido en el símbolo de una pérdida de valores, que lamentan en la Isla desde el ciudadano común hasta el Gobernador, y en el estandarte de los que reclaman justicia ante las 'atrocidades' sobre las que a diario dan cuenta los medios de comunicación.
La investigación del caso Lorenzo estuvo rodeada de irregularidades: las vicisitudes del proceso penal, aún sin que se hayan presentado acusaciones, han ocupado titulares durante todo el año y hasta el fiscal general, Obdulio Meléndez, realizó recientemente controvertidos comentarios sobre la preparación del juicio.
La familia materna de Lorenzo, principalmente la madre del niño, Ana Cacho, y la abuela, Ivette González, aparecen periódicamente en entrevistas radiales o televisivas en las que se defienden de los que aseguran que ocultan algo importante, creando más interrogantes y suspicacias que revelando aspectos fundamentales.
'Hay algo raro. Hay un silencio… Si ella (Ana) no fue, que hubiera hablado desde el principio y no estaríamos sufriendo', dijo a NotiCel una vecina de Dorado que participó en una vigilia esta madrugada y que quiso ser identificada en esta nota como Velázquez. Insistió en que la muerte de Lorenzo, a los ocho años de edad, ha traído al pueblo 'dolor y tristeza'.
Antes, 'brillábamos por cosas positivas. Esto (la muerte de Lorenzo) nos puso una marca. Necesitamos que se aclare lo que pasó. Aquí hay muchas abuelas que se hicieron abuelas de Lorenzo porque lo que le pasó a Lorenzo le puede pasar mañana a un nieto de nosotras', dijo otra participante que no quiso ser identificada pero que insistió en que las autoridades 'han sido valientes, muy perseverantes y firmes' en el intento de resolver un caso en el que, a pesar de la multitud de interrogantes sobre lo que pasó aquella madrugada de hace un año, ha habido 'mucha transparencia'.
La muerte de Lorenzo 'nos ha tocado bien cerca. Nunca se había visto algo así en Dorado', dijo Debbie Kuilán, otra vecina y abuela de un pueblo que 'se va a levantar con una sola voz para que se resuelva antes de las próximas elecciones'.
Según Kuilán, 'ya el pueblo de Dorado y el pueblo de Puerto Rico no aguantan más'.
'Es necesario un ejemplo de justicia' para compensar 'la burocracia de este país', donde 'todo es política', insistió la mujer, asegurando que antes de las próximas elecciones el caso de Lorenzo se habrá resuelto en los tribunales.
La familia Cacho mantiene un alto perfil cívico y empresarial. Uno de sus abogados fue el ex secretario de Justicia, Antonio Sagardía, y sus comparecencias en medios son manejadas por relacionistas profesionales.
También acudió a la vigilia, que comenzó a las 4:30 de la mañana frente al Centro de Diagnóstico y Tratamiento (DCT) donde llevaron a Lorenzo la madrugada que murió, el detective que trabajó para la familia materna en los primeros momentos de la investigación y que escribió un libro sobre sus pesquisas, Milton Rodríguez, quien aseguró a NotiCel que 'no hay nada nuevo', pero 'cada vez que habla la familia (Ana o Ivette) confirma las teorías del pueblo' de que algo ocultan. Para Rodríguez, la madre y la abuela de Lorenzo hablan en los medios de 'cosas secundarias a lo real que es la muerte' del niño. 'Están tratando de vender una imagen que no va', añadió.
El investigador, quien fue despedido por la familia Cacho porque, según él, no les gustaron las conclusiones de sus pesquisas, pelea en los tribunales para que le devuelvan la licencia de detective que le retiraron por publicar el libro sobre su investigación en el caso Lorenzo. Mientras, la familia Cacho mantiene una demanda que reclama a Rodríguez un millón de dólares por revelar enel libro datos de la investigación.
La organizadora de la vigilia, Aredis Nevares, quien la convocó por medio del grupo de Facebook 'Justicia para Lorenzo', indicó a NotiCel que el 'trágico' caso de Lorenzo 'trastocó la vida de todos los puertorriqueños' y que no pierde la esperanza de que se haga justicia, 'aunque pueda tardar años'.
'Mientras el asesino calla, el pueblo clama', era el lema de la actividad en la que sonaba la música de los reguetoneros Liuko y Ciborg con la canción dedicada a Lorenzo 'La tierra clama'. Otras cientos de personas protagonizaron esta mañana una marcha al Departamento de Justicia.
'El asesino no quiere que se resuelva el caso. Si hay cómplices, tampoco quieren que se resuelva. El caso lo han hecho complicado las personas que cometieron el delito. Si quieren que se resuelva, que hablen', expresó Nevares, quien señaló indirectamente a la madre de Lorenzo cuando dijo que 'cuando hay amor no hay temores. Estamos hablando de un hijo. Si quieren que se resuelva, que hablen'.
'Vamos a esperar con calma. Sabemos que la justicia puede durar años, pero no perdemos la esperanza', sostuvo Nevarez, quien indicó que el caso 'ha estremecido los cimientos de todo un pueblo y ha renovado los valores de justicia y solidaridad'.
El padre de Lorenzo, Ahmed Alí González, se encontraba entre las personas que reclamaban que se esclarezca el caso, pero no quiso hacer declaraciones a la prensa por respeto 'a las niñas', en referencia a las hermanas mayores de Lorenzo que están bajo su bajo cuidado.
Después de un año de investigaciones y discusiones mediáticas entre las partes involucradas en el caso, aún no se han presentado acusaciones, según Meléndez, porque el caso 'no está maduro'.
La madre de Lorenzo insistió recientemente en que no mató a su hijo ni sabe quién o cómo lo hizo y defiende que alguien entró a su residencia por la puerta de la sala y cometió el crimen. En una carta a su hijo entregada ayer a algunos medios, alude, sin detalles, a que 'fuiste el hombrecito de la casa hasta el último día, no me cabe la menor duda que diste tu vida por nosotras y te prometo mi amor que ese sacrificio no será en vano'.
Lorenzo llegó sin vida hace un año a las 5:00 de la mañana al CDT de Dorado, aparentemente, dos horas después de haber sido agredido, y presentaba golpes en el rostro que, según el Instituto de Ciencias Forenses (ICF), eran compatibles con objetos punzantes y con uno contundente. Manchas de sangre en su ropa se habían secado al llegar al centro.